Capítulo 3: Un puente hacia el pasado

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El final del cañón era igual al muro, plano, como si alguien lo hubiese tallado, la cascada no caía vertical, de hecho solo había un hueco en una pared del cañón con algunas rocas sobresalientes de donde salía el agua, al caer formaba una curva y caía en el centro del cañón, en dónde se formó un pequeño lago, del lado izquierdo unas rocas habían formado un cráter en donde caía un poco de agua que no curveaba, parecía un estanque. Del lado derecho había una roca un poco rara, parecía haber sido hecha por el hombre, incluso había una parte que parecía una puerta, era un lugar tan hermoso como extraño, los escombros del muro habían desaparecido casi por completo, y eso sin mencionar el peligro a nuestro alrededor, aquellos gruñidos que no teníamos ni idea de que criatura eran.

— Permanezcan en el centro— dije— no atacarán si hacemos parecer que somos más grandes—

— ¿Alguien tiene un encendedor?— preguntó Susan— necesitamos encender fuego para alejarlos—

— Yo tengo uno— dije, y se lo dí.

Ella se quitó rápidamente el suéter que llevaba, lo enredó a un palo que estaba en el suelo y lo encendió, al instante se escuchó como cada una de las criaturas salían corriendo asustadas por el fuego. El siguiente movimiento de Susan fue lanzar la antorcha hacia uno de ellos, derribarlo y ver qué criatura era, pero aquella criatura se dió la vuelta y se lanzó sobre ella. Susan cayó al suelo con lo que parecía un enorme pájaro sobre ella intentando comérsela, no tenía opción, así que recurrí a otro plan; saqué una pequeña pistola de mi mochila y disparé hacia la criatura, ésta cayó al suelo y Susan se alejó asustada.

— ¿Que es eso?— preguntó Abi algo alarmada.

— ¿Lo mataste?— me preguntó Susan.

— No, solo está sedado, es una pistola de dardos tranquilizantes— respondí.

— Nigel— llamó Maddie seriamente— ¿vez lo mismo que yo?— preguntó acercándose al animal.

— Creo que sí,— dije— pequeño, delgado, con garras en forma de hoz en cada pata, y brazos largos—

— ¿Es un dinosaurio?— preguntó Trevor impaciente.

— Sí— respondió Maddie más alegre—

— ¡Lo logramos!— gritó Mónica emocionada.

Todos se emocionaron por eso, al parecer las leyendas de este lugar eran ciertas, habíamos encontrado un dinosaurio.

— ¿Es un velociraptor?— preguntó Alex- parece uno—

— En realidad es un troodon— respondí— aunque son muy parecidos—

— ¿Por que no dijiste nada de la pistola?— reclamó Susan.

— Solo la traje en caso de emergencia, por si encontrábamos un dinosaurio, para no matarlo si nos atacaba, y también para no ser devorados—

— ¿Que tan fuerte es la dosis?— preguntó Harry.

— Con animales de nuestra época podría derribar a una hiena,— dije— pero no sé que tanto lo soporten los troodon—

En ese instante el dinosaurio sedado se levantó y salió corriendo hacia la cascada, y en cuanto entró lo perdí de vista.

— Pues no creo que sea tan eficaz como dices— opinó Abi.

— Esperen, salió corriendo hacia la cascada y despareció— avisó Susan.

— Es verdad, ¿que pasó?— dije mientras me acercaba.

Metí la mano en el agua que caía, golpeaba algo fuerte, pero se podía soportar.

— Nigel ¿que haces?— preguntó Maddie alarmada.

— Voy a entrar también, quiero saber que pasa— dije— creo que ya se porqué desapareció, pero debo comprobarlo—

— Yo voy también— dijo Susan.

— En ese caso vamos todos— ordenó Maddie.

Todos asintieron y se acercaron a la cascada, planeabamos entrar juntos, pero un rugido cambió los planes. Al voltear hacia atrás vimos un dilophosaurus, se acercaba cautelosamente, ya que no nos había visto antes, pero se notaba que estaba cazando.

— Corran hacia la cascada— dijo Maddie tan calmada como podía.

Antes de que el dinosaurio atacara todos corrimos adentrándonos en la cascada con la esperanza de perderlo, mientras corría ví como Susan tropezó y casi caía, tomé su mano y la jale hacia mi, cruzamos juntos, pero de un momento a otro el suelo desapareció, y nos hundimos en el agua. La fuerza de la cascada aumento y me sumergía, traté tanto como pude de nadar hacia la orilla, de pronto sentí que me jalaban de la mano, era Susan, que me llevaba hacia la superficie, una vez que salimos notamos algo raro.

— ¿Estás bien?— preguntó Susan preocupada.

— Sí, tranquila, lo más importante aquí es donde estamos—

— Es verdad, aquí hay sol, y la cascada es normal—

Al mirar los alrededores parecíamos estar en un bosque, había mocha vegetación, pero la verdadera sorpresa vino cuando ciertas criaturas llegaron a beber agua.

— ¿Que son esos?— preguntó Susan nerviosa.

— Stegosaurus— respondí— no puedo creerlo...—

— Un momento— interrumpió— ¿donde están los demás?—

Había un pequeño lago donde caía el agua de la cascada, y que seguía por un río que se perdía entre la densidad del bosque, solo el pequeño lago parecía un oasis entre el bosque, en dónde no había más que rocas y agua, una zona libre de vegetación, pero donde los dinosaurios habitaban frecuentemente al parecer. Parecía una tarea imposible el tratar de encontrar a los demás, no estaban debajo del agua, yo estuve viendo hacia todos lados, pero tampoco estaban afuera. Todo era confuso, debíamos encontrarlos, por el momento, solo éramos Susan yo.

Monte saurioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora