12

682 117 10
                                    


—Irene unnie, si te incomoda puedes decírmelo —volvía a comentarle la rubia a la mayor.

—Solo déjalo así —trataba de darle poca importancia, Joohyun. Acomodándose con lentitud en su espacio sobre la cama, ahora, compartida con la menor.

—De verdad... Sabes que puedo dormir en el piso dentro de un futon —repitiendo la insistencia, comentaba nuevamente Wendy.

—No, no lo veo necesario. Joy tiene razón, nos la pasamos aquí juntas así que esto no debería ser nada nuevo —sonaba bastante convencida, pero al igual que hace unas horas atrás, Irene se sentía algo nerviosa por la cercanía.

—Sabes que por mí no hay problema, sólo estoy asegurándome de que no seas tú la que se siente incómoda con esto... Aunque no sea la gran cosa —murmuró esto último, la pelinegra soltó un suspiro y se arropó al encontrar una posición cómoda.

—Estoy bien —mintió, claramente, su cuerpo siempre terminaba contradiciendo sus propias palabras ya que se encontraba dándole la espalda a la rubia a su lado.

—Entonces mejor. Buenas noches, unnie —se despidió la menor, una sonrisa tierna posándose en sus labios y siendo ajena a Irene, ya que ésta última no podía verla.

—Buenas noches.

(...)

—¡Ahhh! —un grito alertó a Seungwan en medio de su despertar.

Frotando sus ojos con las yemas de sus dedos, giró sobre la cama y recién al recordar dónde se encontraba, reaccionó.

Irene no estaba al lado suyo como se suponía, lo que significaba, que aquél grito era más propenso a haber sido suyo.

Con movimientos rápidos se levantó de la cama, deteniendo su paso a la mitad de la habitación, todo le empezó a dar vueltas de repente. Wendy se había mareado, su accionar repentino fue bastante abrupto para alguien que recién despertaba de su sueño.
Al recuperar sus sentidos y tranquilidad, se dirigió al baño de la mayor, dio unos cuantos golpes ligeros sobre la puerta. Podía escuchar perfectamente el agua de la ducha, Joohyun había despertado antes que ella y no perdió tiempo en asearse. Wendy se preguntaba el por qué de su grito entonces.

—Irene unnie, ¿estás bien? —preguntó detrás de la puerta la rubia, tomando por sorpresa a la pelinegra quien reconoció su voz y su preocupación aumentó considerablemente.

—¿Te desperté? —sí, Irene estaba tratando de evadir la pregunta anterior de su acompañante. Y mientras eso sucedía, estaba haciendo lo posible para mantener en orden el propio desastre que estaba creando.

—Eso no importa, ya estaba medio despierta. ¿Puedo pasar? ¿Necesitas ayuda? —articulaba con algo de duda en su voz la menor.

—Estoy bañándome, ¿es muy urgente lo que tienes que hacer? —la mayor estaba fingiendo lo mejor posible, su voz sonando tranquila a pesar de tener ganas de volver a gritar por lo que sucedía.

—No, solo lo decía porque escuché tu grito y-

—No fue nada Wendy, falsa alarma —comentó, sin pensar, soltó una risa nerviosa que la delató.

—¿Segura?

—Ok... Puede que sí haya pasado algo, intenta que las chicas no vengan a preguntar, lo arreglaré.

—Si ellas te hubieran escuchado ya estarían tocando la puerta de la habitación, seguramente están en el séptimo sueño, no te preocupes por eso. Ahora dime, qué sucedió —comunicaba la rubia, aun permaneciendo detrás de la puerta con sus brazos cruzados, le alteraba en parte lo terca que podía ser la mayor hasta para pedir ayuda.

—Creo que he arruinado la llave de la ducha... Y parte de la pared —susurró lo último pero Wendy la escuchó con claridad.

—Unnie, voy a entrar, cúbrete con la toalla y... veré si es tan grave como suena —informó la menor, dispuesta a abrir la puerta del baño.

—¡Espera! No encuentro la toalla —hablaba la pelinegra con pena en su voz, su tono sonando así ya que la rubia había ingresado al baño apenas avisó lo que haría.

Ahora Joohyun se encontraba completamente avergonzada, ni siquiera la cortina de baño estaba cerrada como para impedir la visión de su cuerpo al descubierto. Sentía su rostro ardiendo, no obstante, debía admitir que le sorprendía mucho la indiferencia en el rostro de la rubia.

Wendy miró hacia el techo del cuarto de baño, como si estuviera esperando ver algo allí, Irene se extrañó un poco ante la escena.

—¿Wendy? —la llamó, la vergüenza seguía presente en ella aunque estuviera tapando partes de su cuerpo con sus manos.

—Entonces sigues aquí —dijo la rubia, asombrada ligeramente y sonrió—. Tienes el poder de invisibilidad, esto es genial —soltó con cierto entusiasmo.

—¿Qué dices? —cuestionó la mayor, parpadeando ante la revelación que le daba. Trató de observarse a sí misma y, sin embargo, ella podía verse a sí misma... sin ninguna prenda sobre su cuerpo—. Espero que no estés bromeando, ¿realmente no puedes verme? —Irene sabía que tenía poderes, por supuesto, pero la situación de ese instante podía ser una broma para aligerar el ambiente. Por lo que, las palabras de la rubia no la convencían en su totalidad, prefirió seguir cubriendo su cuerpo.

—Lo digo en serio, y lamento haber entrado así, creí que tendrías la cortina para taparte... Pero ya no es necesario —la rubia sonrió en grande y miró hacia varios lugares de alrededor—. Veo que sí es un pequeño problema lo de la ducha —cambió de tema la menor, viendo la llave destruida junto con un buen trozo de pared. Con pasos seguros, se acercó y quiso tomar la llave en sus manos, aunque, su mano derecha chocó contra algo. Wendy apartó su mano rápidamente.

—Sigo aquí, idiota —soltó una queja la mayor, volviendo a sentir su rostro arder ante el contacto inesperado de la rubia.

—Lo siento, ¡no puedo verte! —le recordó Seungwan, apenándose por lo sucedido también—. Dime que no he tocado...

—Sólo fue mi panza —se apresuró en aclarar, evitando que la situación se tornara más vergonzosa.

—Bien... —comentó la rubia, retrocedió y buscó con la mirada la toalla de la pelinegra, al divisar una color morada la tomó entre sus manos—. Toma esto, al menos así podré saber exactamente dónde te encuentras —extendió el objeto y Joohyun lo tomó deprisa, envolviéndolo alrededor de su cuerpo.

A los segundos, el cuerpo de la mayor volvía a hacer acto de presencia, justo cuando había terminado de enredar el toallon sobre su cuerpo. Wendy la observó y, ahora, era ella la que tenía las mejillas ardiendo.

—Ya has vuelto a ser visible —le dijo a la pelinegra, evitando su mirada.

—Iré a cambiarme —optó por decir, y antes de que pudiera darse cuenta ya estaba teletransportándose a su propia habitación de nuevo, Wendy sonriendo un poco al notarlo.

Joohyun una vez en su cuarto, sacudió su cabeza en negación, realmente debía de aprender a cómo controlar sus poderes. Cada mañana le resultaba más complicado y frustrante el no estar segura de qué hacía que éstos se manifestaran inesperadamente. Parecía estarse cegando ante lo evidente, mientras que Wendy, ya tenía bastante claro de qué se trataba. Pero necesitaba más pruebas como para comentárselo a la mayor, a no ser, que ésta sí sea consciente de ello... Aunque la rubia dudara mucho de eso, después de todo, Irene siempre se enfocaba en cosas más realistas, casos rutinarios y no tan convencionales.

La vida de la pelinegra era menos emocionante de lo que últimamente estaba siendo, había tanto cambio, que la misma Joohyun no reconocía del todo a qué se debía. Los poderes en sí, pero ¿cómo funcionaban?

¿Qué era lo que los hacía funcionar?

Lo que necesitaba reconocer y aceptar era que las emociones que tanto estaba deseando buscar, empezaron a nacer desde que el primer poder se hizo presente en ella.

¿Súper Joohyun? ; Wenrene Where stories live. Discover now