De un Demonio para un Ángel

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Y cuando todo en mí era frío y sepulcral.
Cuando mi corazón había dejado de latir.
Y cuando el viento había dejado de soplar.
Cuando mi sangre había dejado de fluir...

Un ángel me sostuvo con sus manos
y me enseñó que no todo placer es dolor.
Ella abrió sus alas, besó mis labios
y caí rendido ante su divina maldición.

Has descendido de la luz, preciosa criatura.
¿Por qué me abrazas, suspiras y susurras?
Vago en sendas oscuras que aprecio morar.
Sabes que contigo me es imposible volar.

Permíteme saciar estas palabras echas ilusión
y unamos nuestras almas cual eclipse total.
No soy capaz de amar, ¡sólo conozco la pasión!
hace muchos años dejé la luz atrás...

Nuestros caminos tienen rumbos diferentes,
sé que algún día nos debemos separar,
sin embargo tus recuerdos seguirán latentes,
cuando a las sombras deba regresar...

Y en lágrimas se cubrió su suave rostro,
cuando estas palabras apuñalaron su corazón
y entonces su luz penetró en mis ojos
para mostrarme su inocente y puro amor...

Ella me dijo que el amor existe en su mundo
y su tierno susurro destrozó mi frialdad.
Sucumbí en sus brazos y ella me sostuvo
y comprendí que sin luz... no hay oscuridad.

No llores más ¡No llores más amor mío!
Porque al final del camino estás tú...
y entonces ambos tomaremos cobijo
en la ausencia de la luz.

Sígueme, busquemos juntos un lugar
entre luz y oscuridad; entre amor y pasión.
Donde ángeles y demonios se puedan amar,
sin la necesidad de decirse adiós.

Te enseñaré el secreto de mi nombre,
sin ti no hay esperanza en mi camino.
Forjaremos juntos nuestra propia noche,
donde nuestros corazones se mantengan unidos.

Cuando pueda sostener la eternidad
sobre la palma muerta de mis manos,
tendré tiempo para escribir y expresar
todo lo que siento cuando estoy a tu lado...

Cuando pueda arrancar mi corazón
y destrozarlo en miles de pedazos,
tu nombre besará mis sueños errados
y las miosotas me recordarán tu amor.

Día de lágrimas, si... aquel luctuoso día
en que la melancolía a dos amantes cobijó,
mientras sus últimos besos se desvanecían
bajo la luz mortecina del hiriente sol.

El nublado cielo entristecía sobre ellos,
esperando el momento de su separación.
En sus ojos se veían finos destellos
de angustia ¡Cuánta angustia y desesperación!

Ella intentó retener su hermoso llanto,
pero no pudo con el peso del dolor
y abrazando muy fuerte a su amado,
te amo... su pequeña boca susurró.

Jesús Rob
T.D.R.

Poesía OscuraWhere stories live. Discover now