Capítulo cuarenta y tres (Parte II)

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Capítulo cuarenta y tres (Parte II).

Así que Dexter no obtuvo la custodia de Skylie Miller.

No, eso hubiese sido demasiado fácil para una persona que durante toda su vida ha luchado.

Ello no quiere decir que los resultados fueran malos o terribles. Dexter tiene la custodia temporal de Skylie, esto quiere decir que está sometido a un período de prueba de tres meses para saber si es apto de obtener la definitiva. Es un reto que Dexter puede asumir y del que asegura saldrá victorioso.

Lo observo. Está llevando un pantalón negro, botas cubren sus pies, una camisa roja de mangas largas y por encima una chaqueta de cuero. Mueve sus manos luciendo impaciente y nervioso. Aprieto su hombro y le doy una sonrisa tranquilizadora.

—Solo unos pocos minuto más —Lo aliento.

—Siento que mi corazón se saldrá de mi pecho.

Me inclino y beso su mejilla, el sonido de la puerta del salón familiar abriéndose, hace que ambos dirijamos nuestra mirada al lugar. Escucho como lentamente Dexter exhala.

A una distancia más o menos considerable, desde la puerta, hay una niñita de mirada dudosa que abraza un peluche de conejo. Su cabello color miel está en dos trenzas, lleva el bonito vestido floreado, las mallas y suéter de lana que Dexter entregó al llegar para que ella fuese vestida. Luce unos centímetros más grandes de la última vez que la vimos y ella mueve sus pies inquieta cómo si no supiera qué hacer.

Skylie tiene siete años, es una noticia que fue confirmada una vez fue identificada con el apellido Miller. Su mamá murió, cuando ella tenía apenas un año, a causa del cáncer y a los cinco años fue el turno de partir de su padre en un inesperado paro cardiaco. No se hicieron autopsias que confirmaran con exactitud la causa de la muerte, Miranda no lo autorizó, lo cual levanta en mí unas ligeras sospechas si tienes en cuenta el seguro de vida de Gaston Miller, el cual que quedó en manos de su hermana y del que Skylie no vio ni una libra, fue abandonada en la calle para valerse por sí misma.

En diciembre, cumple sus ocho años y Dexter está tan entusiasmado con la idea de saberlo para hacerle una genial fiesta de cumpleaños.

Eva me sonríe parada casi a mi lado y sosteniendo unas carpetas. Dos mujeres encargadas, enviadas por las autoridades, entran y se dirigen a mi hermana entregándole unos papeles y recibiendo las carpetas que Eva entrega, se sientan a verificar que todo está en orden.

Alan se agacha a la altura de Skylie cuando ella tira de su mano y parece que le susurra algo. Alan le sonríe y asiente, él mira a Dexter.

—Ella tiene varias dudas, quiere saber si puedes responderlas.

—Sí —La voz de Dexter suena enronquecida.

Alan se acerca para que Skylie le susurre la primera.

—Dice que solo son tres —Nos informa Alan—. La primera es si aún la quieres, tiene miedo de que la hayas olvidado.

—Nunca te olvidaría, Lucecita —Dexter da un par de pasos hacia ella, aun con distancia de por medio—. Te amo, eso no cambiará.

Skylie asiente con lentitud abrazando su peluche de conejo, luego vuelve inclinarse a Alan.

—Quiere saber si siguen siendo como Nemo y su papi.

—Sí, te encontré. Nunca me rendí, Lucecita.

Con los nervios de punta observo como Skylie le susurra su última pregunta a Alan, siento un nudo en mi garganta. Tener mi periodo no ayuda a controlar mis emociones.

—Ella quiere saber si ahora puede llamarte papá.

Dejo ir con lentitud mi respiración. Soy consciente de que Dexter derrama una lágrima mientras se arrodilla y ve directamente a la pequeña niña insegura.

—Nada me haría más feliz que escucharte llamarme papá.

Ella mira a sus pies y luego hacia él, poco a poco le da una lenta sonrisa mostrándole sus dientes, Dexter se la devuelve y abre sus brazos en una invitación. Ella suelta esa risita risueña que tanto extrañé.

— ¡Papi! —grita antes de correr a sus brazos y ser envueltas en ello.

Me arrepiento de no haber traído pañuelos conmigo, porque en este momento estoy llorando mientras veo a Dexter y Skylie sumergirse en un abrazo donde se escuchan los besos que Dexter deja en su cabeza una y otra vez mientras le dice que la ama y la extrañaba.

Se mantienen alrededor de unos largos minutos abrazados de esa manera y no es hasta que le piden a Dexter que se acerque para explicarle algo, cuando se separan y ella me ve.

— ¡Mejor amiga!

— ¡Mejor amiga! —grito de regreso agachándome para atraparla cuando me da un fuerte abrazo. Acaricio su cabello y la sostengo—. Te extrañé mucho.

—Yo te extrañé más. Estaba preocupada de que estuvieras sola porque sé que no tienes más amigos.

Eso me hace reír mientras la estrecho con más fuerza. Hay documentos siendo entregados, una gran serie de pautas y mientras él escucha, su mano se mantiene sosteniendo la de Skylie. No puedo borrar mi sonrisa, miro a Alan y disimuladamente él me alza el pulgar en señal de victoria. Lo más difícil ya pasó, demostrar en tres meses que es más que capaz de cuidar de Skylie es tarea fácil para Dexter.

—Ya puedes ir con Dexter, Skylie —autoriza Eva y Skylie da un grito de emoción. Dexter ríe.

Mientras caminamos hacia la salida de las instalaciones donde nos encontrábamos, Skylie parlotea sobre los niños de la casa en la que estaba, sobre todo de Tayra, la adolescente de quince años que siempre la cuidó. Ese es un tema que los señores Jefferson están consultando.

No es que deseen adoptar a esta altura de la vida, pero quieren solicitar ser los cuidadores y responsables, tutores legales, de Tayra, al menos hasta que sea adoptada o cumpla la mayoría de edad. Fue inevitable que tras saber cuán protectora fue la adolescente con Skylie, Hannah Jefferson no quisiera hacer algo al respecto. Ese es un expediente aparte que está siendo evaluado.

Cuando llegamos a la salida, Skylie da un grito y yo rio. Ser parte de la familia BG.5 significa que nunca estarás solo. En los momentos malos y en los buenos, ahí estarán. Y esta no es la excepción.

Harry, Doug, Ethan e incluso Andrew junto a los niños se encuentran esperando. Ellos levan globos y Doug es el responsable de sostener un peluche más grande que su hijo, el cual se encuentra sobre un cochecito de bebé mientras Halle de pie a su lado le obliga a beber agua de un biberón. Harry sostiene unos globos y verifica que su hija no ahogue a Jeff con el agua.

Harry Daniel es el primero en correr hacia Skylie siendo seguido de Adam, su discípulo.

—Papi tiene chocolates. ¿Quieres? —Le pregunta Dan—. Adam y yo vamos a compartir.

—Hola —La saluda Adam moviendo su pie y viéndola a través de sus pestañas—. Hay globos.

Ella suelta la mano de Dexter y corre con los niños hacia el resto, en donde es recibida con amor. Por supuesto que Ethan recibe el abrazo más fuerte y Andrew la alza haciéndola girar, pero el ganador es Doug con su enorme peluche que la hace gritar de nuevo. Cuando Dexter y yo llegamos hasta ellos, Halle le está diciendo que le presta su muñeco, por muñeco se refiere a Jeff, quien aplaude.

Skylie es tan encantadora que saluda a los guardaespaldas que se encuentran aquí como si fuesen viejos amigos. Toma su tiempo que todos nos ubiquemos en los autos para dirigirnos a la casa de los señores Jefferson en donde espera una fiesta de bienvenida.

Dexter me sonríe antes de poner el auto en marcha y echar un vistazo por el espejo retrovisor a Skylie. Ella se da cuenta y le arroja un beso.

—Te amo, papi.

—Y yo a ti, Lucecita.





Espero les guste.

Un beso.

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora