Había salido de la universidad hace ya varios minutos, pero no quería ir a su casa porque sabía que en cuanto llegase allí sólo caería en ansiedad de nuevo por no saber qué hacer con su maldita composición; así que no encontró otra escapatoria que ir al parque.
No es como si ir a ese lugar a vagar solucionara sus problemas, pero ver las plantas moviéndose ligeras al son de la brisa y las pocas personas disfrutando en silencio, al igual que él, le transmitía calma. En ese lugar podía despejar su mente, reflexionar un poco, y darse todo el tiempo del mundo en hacer nada.
Incluso podría considerarlo como su lugar preferido.
Pero al poner un pie en el césped se percató de una conocida silueta a lo lejos, y como todas las veces que lo veía fruncio su ceño.
Dazai por otro lado se estaba entreteniendo bastante con la nueva adquisición del área verde: crisantemos. Era una flor algo común, pero para el castaño no era así; por más que hubiese visto más de cien de esas en su vida ninguna le había parecido igual, cada una tenía un distintivo que la diferenciaba de las otras. Y eso era algo que debía guardar como recuerdo del parque en el que se reencontró con el chico gruñón, en sus preciadas fotografías.
Chūya ya había decidido ignorar su presencia en el momento en que se acomodó en su banca, debido a que no le agradaba toparse con la misma persona una y otra vez. Inconscientemente sujetó el portafolios, en la que llevaba la partitura, con más fuerza; era la primera vez que la sacaba fuera de su departamento y eso sin duda podría decir que lo inquietaba en demasía. Aunque la razón por la que la estaba cargando consigo era porque esa mañana había despertado más tarde que lo habitual, y en un ataque de prisa había tomado todas las hojas y carpetas que tenía desparramadas sobre el escritorio y las metió todas en su bolso, sin notar que entre ellas también estaba su más preciada composición.
Nadie más que él sabía de su composición, y nadie más debía saberla. Su voz interna calló al recordar sus propias palabras de hace dos días, relatando sobre lo sofocante que era estar atado a una estúpida melodía inconclusa, y el rostro atento que Dazai había puesto cuando se lo dijo; aunque de todas formas no se lo había dicho tan literalmente, con algo de suerte tal vez ya lo había olvidado.
ㅡ¡Chūya~! ㅡel castaño ㅡque al parecer tenía un radar para detectarloㅡ se percató del pelirrojo sentado en la banca y fue hasta él con una gran sonrisa, totalmente contraria a la línea firme que dibujaban los labios rosados del otro que sólo resaltaban más su expresión de molestia.
Tras oír ese típico tono alegre y juguetón que caracterizaban al castaño, recordó que éste lo llamó por su nombre esa vez en el tren, siendo que aún no se había presentado. Pero algo le impedía cuestionar la razón de eso.
ㅡ¡Es una maravilla encontrarnos de nuevo! Sin duda esto es obra del destino~
ㅡ¿Qué mierda estás diciendo ahora?
ㅡAh~ tan sutil como siempre ㅡdijo Dazai. Su expresión divertida cambió cuando notó el portafolios verde en el regazo de Chūya. La emoción lo invadió y sintió como sus labios temblaban por arriesgarse a preguntar, sabiendo que quizás podría tocar alguna fibra sensible en el otroㅡ. ¿Podría ser esa la composición de la que me hablaste?
Dazai tomó asiento a su lado, invadiendo ㅡinnecesariamenteㅡ el espacio del otro, causando que este se tensara al instante, más por la pregunta que por la cercanía.
ㅡSí... ㅡafirmó Chūya con algo de recelo.
ㅡ¿Puedo verlo? ㅡpreguntó dudoso el castaño. El otro lo miró de reojo, preguntándose si entendería algo de escrito en los pentagramas, pero de igual forma cedió a su petición. Dazai tomó el portafolios con delicadeza y al abrirlo observó con detenimiento la arrugada hoja, llevándose una gran sorpresa con eso.
ㅡTodo se ve tan interesante ㅡdijo con expresión neutraㅡ. Si tan sólo supiera leer.
Dazai cerró el portafolios de golpe y Chūya hizo el esfuerzo de no golpearlo.
ㅡSi de todas formas no entenderías ¡¿para qué me la pediste?!
ㅡNo lo sé, sólo quería verlas~
Esbozó una sonrisa al ver que logró su cometido. En realidad si entendió cada nota, y las interpretó en su cabeza; una perfecta melodía que sólo alguien como Nakahara Chūya podría crear. Se sintió repentinamente alegre y su sonrisa sólo se ensancho más, llamando la atención de los zafiros que miraban con detalle su perfil; su cabello esponjoso, sus ojos serenamente cerrados, su sonrisa y el lindo surco al costado de esta, y de fondo el llamativo árbol de jacaranda.
Asociar a Dazai con ese árbol hizo que Chūya agitara su cabeza un par de veces tratando de disipar ese infantil y embarazoso pensamiento.
A pesar de los árboles de cerezo tenían colores parecidos al del jacaranda, éste último terminaba siendo de todas formas el único en su especie ahí. Dazai era lo mismo, podría pasar desapercibido para todos, pero a los ojos de Chūya resultaba ser bastante llamativo.
Y otra vez la sensación de conocerlo llegaba.
Y otra vez la ignoraba, sabiendo que sus memorias e incluso sentimientos estaban en juego.
ㅡChūya, ¿en qué piensas? ㅡla voz de Dazai lo sacó del trance.
ㅡ... Pensaba que eres bastante peculiar. Aunque dude de tu procedencia me siento en confianza contigo ㅡconfesó Chūya haciendo síntesis a sus pensamientos, y retractándose inmediatamente por lo mismoㅡ. B-bueno, eso no es lo que-
Dazai no lo dejó continuar, aprovechando la cercanía apoyó su cabeza en el hombro contrario, acompañando la acción con un largo suspiro.
ㅡNo sabes cuanto esperé para que dijeras eso.
ㅡ¡¿A-a-ah?! ㅡel rostro del más bajo había tomado un intenso color rojo, mientras que con sus manos inútilmente trataba de apartar al otroㅡ. ¡¿A qué te refieres con "cuanto esperé" si sólo me conociste la semana pasada?!
ㅡEs que siempre te mostrabas en guardia ㅡse quejó Dazai con un puchero mal actuado.
ㅡ¡Cualquiera montaría en guardia si se topa sospechosamente con la misma persona siempre! ㅡexclamó Chūya dándole a entender al otro lo mucho que se sentía acosado.
ㅡ¡Te dije que era obra del destino!
•••
El sonido del piano resono con ímpetu en la gran habitación.
ㅡ¿Me dejas ver? ㅡcuestionó en referencia a la partitura que yacia sobre el instrumento.
El más bajo asintió a modo de respuesta y Dazai tomó asiento a su lado.
ㅡAún no lo termino.
ㅡEs... hermoso.
Como tú, es lo que Chūya pensó mientras miraba de reojo a su amigo.
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Holo uwu.
El título significa "donde los limoneros florecen". Ahora, cambiemos los limoneros por el árbol de jacaranda. K trukazoMe encanta combinar la música con la ocasión. Bueno, al menos para mí lo hacen :v
Y eso, lamento si las cosas van muy lento u.u no quiero que de un día a otro ellos ya estén todos japis xd por ahora sombrero-kun empieza a sentir el doki doki en su corazón (?).
YYY la nota se hizo muy larga, bais~ ♡
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𝐑𝐞𝐦𝐞𝐦𝐛𝐞𝐫 | 𝐒𝐨𝐮𝐤𝐨𝐤𝐮 𝐀𝐔
FanfictionㅡQuédate quieto. ㅡ¡No puedo hacer eso! Y ya deja esa cámara. . . . . . La imagen de portada es de @siuzzuis en twitter. La edición es mía.