9- La vida es una mierda.

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Adie: ¿Dónde diablos estás?

Enviado 2:20 PM

Adie: Valentina, por favor respóndeme.

Enviado 2:50 PM

Adie: Ya estoy preocupada, podrías leer mis malditos mensajes.

Enviado 3:20 PM

Busqué a mi amiga entre las personas, cuando la vi me acerque a ella, al final me puse un maldito vestido blanco, me sentía incómoda al tener la mirada de todos encima de mi, cuando Adeline me miró además de su rostro sorprendido se levantó abrazándome con fuerza.

— Me tenías preocupada — Susurro en mi oído, ella se alejó apreciando mi vestimenta — Estás hermosa —

— Gracias, tú también lo estás, lamentó llegar tarde estaba arreglándome — Ella me invito a tomar asiento a su lado, la fiesta era por el aniversario de Andrew Rogers y su esposa Marissa unos grandes abogados, Adeline y yo estábamos tomando vino, los niños estaban bastante guapos, creo que no verlos durante un año fue un cambio enorme, William era el más pequeño tenía siete años y Steven doce.

Adeline era como una hermana para mí, madura, responsable y trabajadora, me llevaba varios años, los suficientes para saber que tenía más experiencia que yo, ella me ha enseñado muchas cosas que pensé desconocidas.

— No es por ser aguafiestas, pero Brenda Blake está aquí — Mire hacia donde ella me señaló con la mirada, si era ella, tenía un vestido rojo, su hija estaba tomada de su mano y la acompañaba un hombre mayor como de algunos cincuenta años, tenía unas cuentas canas, alto, un cuerpo bien cuidado de tez blanca.

— Me lleva quien me trajo — Susurre bastante bajo, volteé la mirada ignorándola.

— Alguien viene para acá — Me trague el vino de un solo sorbo, en definitiva si se acercaba alguien, pero era de una estatura baja, Isabella me abrazo con cariño, yo la subí a mis piernas apreciando lo hermosa qué lucia.

— Hola hermosa — Susurre en su oído — Isabella, ella es Adeline —

— Hola pequeña — Dijo mi amiga estrechando la manita de la pequeña.

— Hola — Respondió con una gran sonrisa mientras cubría sus mejillas, yo tenía mis manos en su abdomen abrazándola.

— No sabía que conocías a la hija de Brenda 

— Larga historia — Iba a decir algo más, pero Brenda se acercó, saludo a Adeline con un beso en la mejilla, cuando me miró su rostro no era precisamente el más feliz del mundo.

— Amor, vamos a saludar a los demás — Dijo mirando a su hija.

— Pero quiero quedarme — Brenda suspiró acariciando la mejilla del infante, volvió a mirar mis ojos con esas ganas de matarme o quizás era la mejor mirada que tenía.

— No la pierdas de vista y hagas lo que hagas, no le des dulces, aún sigue enferma del estómago  — Cuando aparto la mirada sentí mi corazón volver a latir, Adeline le presento a sus hijos a la pequeña y ellos obviamente la llevaron jugar, siempre quisieron una hermana así que para ellos era divertido cuidar a una niña así se sentían adultos, cuando vimos a los niños irse con la pequeña en la espalda de Steven, pedimos más vino.

1° Ojalá fueras tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora