05: DEMONIO NAVIDEÑO (FINAL)

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—Jungwoo... —el pelinegro pronunció en voz baja el nombre de su amante, casi susurrando. Le había marcado a Jungwoo en la mañana, con ganas de escuchar su voz y de contarle lo sucedido, aún se le ponían los pelos de punta con solo recordarlo—. Vi algo, en la noche...

¿De qué me estás hablando, bebé? —preguntó desde el otro lado de la línea.

—Yo estaba muy borracho y mareado, tuve una discusión con Sunhee, sus reclamos me sacan de quicio, ¿sabes? —se mordió el labio inferior, haciendo una corta pausa antes de continuar—. Ella incluso sospecha de nosotros. Perdí la razón en ese momento, así que huí al bar.

Oh, Doyoung...

—Y después de salir de allí, creí haber tomado el camino de regreso a casa, porque ese es el que usualmente tomo, tú lo sabes bien. Pero sin haberme dado cuenta, había llegado a una tenebrosa calle, fue entonces cuando lo vi.

¿A quién viste?

—No quién, sino qué.

Doyoung, explícate bien, por favor. Aún no entiendo a donde quieres llegar.

El pelinegro pasó una mano sobre su rostro mientras se sentaba sobre la cama. Tomó un poco de aire para seguir hablando. —Escucha, no quiero que pienses que estoy loco... Pero lo que vi no es humano.

Escuchó a Jungwoo soltar una pequeña risa. —Oye, no bromees. Tú estabas borracho, no me asustes, ¿sí? Seguramente fue algún animal que pasab-

—¡No, no! ¡No fue un animal, yo sé lo que vi! —el pelinegro habló exaltado, interrumpiendo al otro hombre—. Te lo juro, Jungwoo, por mi vida. Sé muy bien que estaba borracho, la verdad yo también pensé al principio que todo era una alucinación mía, por Dios, realmente estaba tan ebrio que todo daba vueltas. Pero en medio de mi embriaguez, tuve un momento de claridad cuando lo noté. Luego lo seguí, lo siento, apenas me estoy dando cuenta que fue estúpido hacerlo, pues al tenerlo delante mío sentí el verdadero terror. Fue la cosa más horrenda que he visto en mi puta vida.

¿Cómo era?

Doyoung tragó saliva. —Recuerdo los largos cuernos que se asemejaban a las de una cabra, los dientes afilados, la lengua larga, ¿qué más...? Estoy seguro de que vi algo más —intentó rememorar los detalles—. ¡Es verdad! También llevaba un gordo costal que se movía, se me hizo muy raro eso, así que pensé...

El hombre al otro lado de la línea lo interrumpió.

Disculpa que te interrumpa, pero, ¿seguro que no fue un tipo en un disfraz? Segundo, ¿en qué pensaste?

—No, eso no era un disfraz, créeme.

Muy bien, continúa.

—Jungwoo, en serio fue extraño, ¿y si ese tipo es el que está secuestrando niños y en el costal los lleva? Se me acaba de ocurrir eso.

¿Qué?

—¿No te has enterado? ¿De las noticias acerca de los plagios de niños?

¿Han habido plagios de niños? —Jungwoo preguntó confundido.

—¡Diablos! ¿Es que acaso tus padres viven debajo de una roca?

Lo escuchó reír genuinamente. —Algo así.

Doyoung lo acompañó en su risa, pero pronto dejó de hacerlo y volvió a tener los labios en línea recta.

—Justo ahora me siento tan impotente, porque de ser así, Jesús, me topé con el maldito secuestrador, quien al parecer es un ser como de otro mundo. ¿Cómo mierda se supone que reporte esto? ¡Nadie me va a creer! —Doyoung se dejó caer encima de la suave cama—. ¿Pero tú sí me crees, no?

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