"Él"

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¿Cuánto tiempo ha pasado desde la muerte de su madre? ¿Un año? ¿Dos? Ah, no, no había pasado tan poco tiempo, habían pasado 3,000 años desde que su madre murió, murió por culpa de él y por culpa de ese hombre, por culpa de su padre. Hubo veces en las que se preguntó si odiaba a su padre por haber asesinado a su madre, pero la respuesta siempre era la misma: no, no lo odiaba aunque tampoco sentía nada por el, tan sólo era una pieza más para revivir a su madre, a su amada y hermosa madre, su dulce madre.

Todo estuvo bien durante los últimos 3,000 años, no vio ni a su padre ni a Gowther, aunque tampoco se molestó en buscarlos ni ellos a él, aunque su padre no sabía de su existencia y Gowther, bueno, nunca supo que rondaba en la cabeza de ese juguete.

Aún recordaba la amable y dulce voz de su madre diciéndole que todo estaría bien, aunque su madre nunca supo que él la escuchaba y entendía todas y cada una de sus palabras, sobretodo sus historias sobre tiempos de paz entre los clanes y sobre las montañas que eran tan altas que tocaban las estrellas, realmente añoraba el tiempo en el que estaba en el vientre de su madre y ella le brindaba tanto o más amor que a su padre y a su propio clan.

-Sabes que tus acciones nunca le traerán alegría-otra vez esa molesta voz que eran tan parecida a la suya pero a la vez tan diferente.

-Tu nunca lo entenderías-sabía que "él" lo estaba mirando con ojos tristes y decepción en su cara, pero eso no importaba, sólo su madre importaba.

-Lo entiendo, lo entiendo mejor que nadie, entiendo tu dolor y tus celos tan bien como el amor que tienes hacia nuestra madre, pero ¡tus acciones no son las correctas!-esa fue la gota que derramó el vaso, con tan sólo voltear creó una ráfaga de viento tan fuerte que "él" y el bosque que se encontraba a su espalda desaparecieron aunque la verdad no liberó ni la vigésima parte de su poder.

-Tan sólo un poco más, espérame madre.

Siempre había caminado sólo, mas no sin rumbo, todas y cada una de sus acciones siempre han sido con el fin de revivir a su madre ¿y su padre? Él el daba igual, si su padre quería morirse era libre de hacerlo en cualquier momento, después de todo ignoró por completo a su único hijo tras la muerte de su amada y los encerró a ambos en una espantosa cueva en donde no llegaban ni la luz del sol ni el viento.

Aún recordaba a la perfección cuando abrió los ojos por primera vez, para ese entonces su madre ya había muerto y no mucho después él salió de su vientre gracias a la magia curativa del Clan de las Diosas, desde entonces estuvo junto a su madre en aquél oscuro lugar en donde lo único vivo era el. Nunca necesitó que alguien le enseñara a hablar, pues gracias a su propia magia el aprendió ese lenguaje, el lenguaje de la magia, tampoco requirió a alguien que le enseñara la misma magia cuyo lenguaje hablaba ni enseñara nada, pasó el tiempo suficiente en ese lugar como para aprender por su cuenta. Pasaron muchos años para que él pudiera salir de ese lugar y aún recordaba lo bien que se sintió la luz del sol tocando su piel la primera vez.

Todo aquello que fue la magia, la guerra, el idioma de la magia y lo básico para sobrevivir lo aprendió por su cuenta, pero lo que era la forma de vivir, las cuentas, el sentido común y la ropa lo aprendió de la observación, al principio pensó el hacerse pasar por un miembro del Clan de las Diosas pero fue imposible gracias a su desaparición y no tenía el más mínimo interés de llamar la atención de su padre ni la de algún otro demonio, después pensó en buscar a Merlín en cuanto supo que aún vivía, pero lo descartó porque podría haberlo llevado con su padre, así que optó por vivir como un viajero solitario hasta que lo encontró a él, al Gowther que no era un muñeco.

Se rió mucho en cuento vio la cara de Gowther en cuanto se dio cuenta de sus alas y ahí lo supo, Gowther sería un peldaño más para llegar a su meta. Pasó mucho tiempo guardando en lo más profundo de su corazón sus verdaderos sentimientos hacia el resto del mundo hasta que finalmente se volvió no sólo algo natural, sino también parte de sí mismo y volviéndose realidad, si, el término creándolo a "el", a su otro yo, quien no amaba tan sólo a su madre sino a todo el mundo, y su existencia se volvió molesta, por eso la muerte de Gowther fue un gran alivio para el, ya no tendrá que fingir y "el" finalmente desaparecería...o eso creyó.

-Pero en vez de desaparecer se volvió aún más molesto de lo que ya era-murmuró para sí mismo.

Incluso creó su propio hogar en lo más profundo de su ser, aunque él no lo llamaría un hogar, después de todo se trataba de la cueva en donde estuvo encerrado por tanto tiempo. No sabía si el que fuera ese lugar era una coincidencia u otra cosa, sólo sabía que lo odiaba, amaba a su madre y odiaba el lugar en donde ella estaba encerrada pero el resto del mundo le daba igual, odio y amor eran los únicos sentimientos que poseía, así fue y debía seguir siendo hasta que la encontró nuevamente.

Nunca esperó encontrarse con la reencarnación de su madre cuando ésta tuviera 3 años bagando sola cerca del territorio del Clan Demonio, ahí estaba en peligro así que la llevó a un bosque cerca del territorio del Clan Humano, no supo qué bosque era ni quienes lo custodiaban, sólo la dejó ahí porque la niña parecía ser humana y ya fuera con bandidos, Caballeros Sacros, comerciantes o la realeza estaría mejor que con el Clan Demonio, no se hizo cargo de ella porque realmente no quería que la niña dependiera de él ni quería que se volviera lo bastante poderosa como para enfrentarlo, después de todo la niña también era una pieza para su juego, aunque el que fuera la reencarnación de su madre la hacía la pieza más importante.

Aún le faltaban unas piezas más pero ya casi estaba todo listo, tan sólo debía tener en su poder esas piezas y su madre Elizabeth reviviría.

Nos volvemos a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora