Nasjen y el hechicero

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El rey Hizashi Yamada hizo su aparición en la sala del trono segundos después de la ultima palabra de Bakugo, pero no pareció molesto por la falta de respeto de este último, pues pasó de largo hasta su trono y llevó una mano por su cabello rubio, desacomodando la pesada corona con zafiros incrustados que llevaba puesta.

—¡Hola, mensajeros de Grimrah! —saludó con su famoso tono de voz. —¡He oído que el rey Yagi quiere que escuche algo! ¡Por cierto, lamento mucho el ataque que sufrieron!

—G-gracias, majestad. —Izuku se irguió. —Yo, uhm, supongo que ya se ha enterado de los detalles del ataque.

—¡Claro que sí, pero siempre es mejor escucharlo de alguien que lo vivió en carne propia!

—Si, supongo que sí. —se tomó un segundo para aclarar su garganta. —el rey Yagi teme que el ataque se repita en Nasjen, por lo que me envió hasta acá en su nombre para comunicarle que Grimrah está dispuesta a una alianza con usted para evitar que más sangre sea derramada.

—¡Como se esperaba del buen Yagi! —celebró el rey. —¡Hablaré con mis consejeros y partiré hacía Grimrah para tratar el asunto personalmente con él! pero antes, dime mensajero, ¿los rumores acerca de los dragones son ciertos?

Izuku tragó saliva pesadamente.

—S-si, majestad.

El rey llevó su mano a su barbilla, reflexionando y asintió lentamente.

—Uno de ellos causó que el cielo se oscureciera y el otro trajo consigo una brisa helada; derrumbaron algunas casas y un ala del castillo, pero el rey ya se ha encargado de ello.

—¿Los viste de cerca? —preguntó Hizashi

—Si, —tragó saliva, recordando a la maniática mujer que intentó lastimarlo también en Vhakan. —estuvo frente a mí por unos segundos.

—Dijiste que atacaron el castillo, ¿Yagi está bien?

—Si, afortunadamente él estaba fuera cuando sucedió.

—Es una lástima escuchar que Grimrah esté debilitada. —murmuró Yamada; Bakugo, como gobernante sabía bien que era un enorme error hacer ver a un reino como débil, pues motivaría a los enemigos a atacar.

—No fue debilitada; el ejercito está listo para contraponerse a cualquier jodido ataque. —gruñó con dirección al rey, quien soltó una risita al tiempo que sus guardias se ponían en posición de defensa; Izuku, nervioso, miró al cenizo y negó desesperadamente.

—¡Lo siento, majestad! ¡Él no está acostumbrado a viajes largos y está algo cansado!

—¡Me gustan los hombres que defienden lo suyo! —el rey soltó una risotada fuerte que incomodó claramente a sus guardias.

Izuku tembló frenéticamente.

—¿Tienes alguna idea de las intenciones de sus atacantes? —preguntó el rey a Izuku, recuperando su semblante serio, pero su vista estaba sobre Bakugo.

—No, señor.

Hizashi asintió, ahora aburrido y se puso de pie, dispuesto a salir de la habitación.

—Hablaré con Yagi sobre los detalles de la alianza después, por ahora, ustedes, mensajeros, son bienvenidos en Nasjen, por favor, quédense el tiempo que consideren necesario.

—¡Gracias! —Izuku se despidió con una reverencia antes de que el rey desapareciera detrás de la puerta. Bakugo chasqueó la lengua antes de comenzar a caminar hacía la puerta principal; el maldito humano no había sido tan atento cuando se presentó con él en el palacio de Vhakan y eso lo hacía enojar.

Vhakan; [Katsudeku]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang