Cacería 1

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-Mantente agachado, pasarás desapercibido. Ellos no ven nada bien, nuestros abrigos, grises como las nubes de invierno, se confunden mucho con las rocas en su visión. Tenemos la oportunidad de acercarnos más si se voltea, lo que me preocupa es que nos olfatee.-

Padre e hijo se cubrían en unos matorrales al acecho de la primera víctima de las cacerías. Un rinoceronte lanudo (Coelodonta) se daba con un festín de pastizales a 20 metros de distancia.

-Quiero que uses la lanza especial de Kron, los rinocerontes tienen la piel muy gruesa. Nunca antes hemos cazado uno porque nuestras armas son demasiado débiles para penetrar en esas masas de músculo-.

Yuko fijó su vista en la bestia y empuñó la lanza apuntando con celo a su lomo. Se levantó, corrió un par de pasos y blandió la catapulta de lanza propulsando una vara veloz que voló por los aires y se clavó en la tierra a tan sólo unos pasos del animal ahuyentándolo.

-¡Demonios!- gritó Argeek, -ese era el único que había visto en todo el día-.

Los Neanderthal regresaron al campamento finalmente con el manto vacío. Años pasados solían sacar toda la carne buena del animal y ponerla en un gran manto para su fácil transporte.

Se estaba haciendo tarde y no tenían leña para la fogata, hasta que Nemek y Kron se ofrecieron para ir en su búsqueda. Luego de caminar por muchos minutos encontraron unos pequeños árboles, delgados como un brazo humano.

Habían estado recolectando madera hasta que Kron divisó al rinoceronte muy cerca de ellos, unos 7 metros entre otros árboles pequeños. -No te muevas- le sugirió muy silenciosamente Nemek, -vamos a retirarnos despacio.

Una de las ramas cayó de las manos del médico y crujió fuertemente tras ser pisada por este, el rinoceronte levantó la mirada. -No mira bueno, no preocupes- le dijo Kron a su compañero, sin embargo, los rinocerontes tienen muy buen olfato, lo que vio a continuación lo dejó helado.

La larga cabellera de Nemek volaba con el viento en dirección a la bestia, eso significaba que también llevaba los olores emanados por ellos a esta.

El Coelodonta resopló y batió fuertemente las orejas mientras pisaba fuerte el suelo, iba a cargar. Corriendo por sus vidas, Nemek y Kron estaban en desventaja, el animal no se cansaba y las cortas piernas del Neanderthal estaban a punto de detenerse, por otro lado, Kron no era lo suficientemente rápido corriendo como para escapar por su cuenta.

Desde el campamento, Argeek, Yuko y otros tres cazadores podían presenciar a dos de sus colegas corriendo sobre una loma a unos 300 metros de distancia siendo perseguidos por una colosal bestia. Cuando Kron sintió el sudor y los resoplidos en su espalda saltó hacia un costado de la ruta y esquivó cuatro toneladas de testosterona que se movían a 60 kilómetros por hora.

Fue inusual verlo actuar de ese modo, tenía a Nemek a su total alcance pero atacó a Kron, probablemente lo había identificado como una amenaza. Por aquí y por allá había indicios de que los Cro-Magnon habían atacado a todos los animales que regresaban de las migraciones, esto comenzó a molestar cada vez más a Argeek, era consciente de que ellos eran mucho más y necesitaban más comida, pero esto era demasiado.

Durante el fogón aquella noche, los cazadores meditaron acerca de su problema. Estaban preocupados por la posibilidad de que se pierdan vidas por la agresividad de los animales. Esa embestida pudo haber matado a Kron y un mamut blandiendo su trompa podría dislocar el cuello de cualquiera. De igual modo, tenían que conseguir el alimento para abastecer al clan.

Al día siguiente, una común presencia despertó el instinto cazador de los Neanderthal. La madrugada traía consigo el imponente sonido de una colisión. Un kilómetro separaba el campamento de una manada de mamuts, una manada que no tenía jóvenes crías ni ejemplares ancianos, venían del otro lado de la montaña.

Dos machos grandes y fuertes luchaban. Sus colmillos, al chocar, generaban un sonido que se escuchaba varias veces repetidas en todo el valle.

-Iremos por el derrotado, los dos van a estar muy cansados, pero el perdedor será menos peligroso de abatir- dijo Argeek. Varias horas después, la pelea había concluido.

Un batallón de Neanderthal y un Homo-Sapiens se acercaban al coloso.

¡Esta es mi tierra!Where stories live. Discover now