Vuela

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-Estas loco si crees que eso va a funcionar- dijo Nemek al terminar Yuko de narrar la historia que nacería a raíz de su idea.

-Tengo vagas esperanzas, pero la sangre de mi padre fluye por esa montaña y mis recuerdos de toda la vida levitan entre sus árboles. Desde pequeño juré proteger lo que más amo, desde pequeño vengo amando ese lugar, ver el cielo rojo y las nubes a la distacia partiéndose con los picos afilados. Escuchar desde el final del valle las olas del océano a tantos kilómetros, observar a las manadas de mamuts vagar por las colinas mientras el viento veloz de las tardes coloradas los hacía ver majestuosos tirando para un lado sus pelajes, marrones, negros y algunos rubios y hasta naranjas. No voy a detenerme-. Le respondió Yuko enamorado de su tierra.- No voy a dejar de luchar por lo que es mío.

-Son demasiados, acabarás muerto si lo intentas, ellos se darán cuenta-

-Que se den cuenta si quieren, yo no me voy a quedar de brazos cruzados, no importa si tengo que luchar yo sólo contra un nariz de cuerno.-

Gaara interrumpió en el acto.

-Es demasiado peligroso, Yuko, estas siendo egoísta. Crees que sólo es peligroso para ti y desvaloras la vida si es el otro caso recuperar nuestro hogar, pero no te das cuenta que nosotros te necesitamos aquí, a salvo.-

-Nemek y Nakan son suficientemente capaces de tomar decisiones- replicó el muchacho.

Gaara dirigió su vista al viajero cazador y al médico con una mirada asesina, los Neanderthal se encogieron de hombros temerosos.

-Tu no vas a salir ahí a morir por tu tierra, Yuko. No serás un héroe, me destruirás, Nannu necesitará a su hermano para cuidarlo; Nakan, Tilo, Nemek, Taú, Fligar y sus mujeres te necesitan también como líder.

-Es verdad, me necesian como líder, tu misma has evidenciado que lo soy, por lo tanto, tengo el derecho a decidir qué es lo que pasará, y yo ya he decidido.-

Gaara rompió en llanto, la idea de vivir sin el amor y calor que Yuko desde hace años le había dado la desgarraba, la importancia de la situación del grupo perdía peso si se ponía en riesgo la vida del jóven.

El rey Neanderthal mostró gran tristeza, pero no se debilitó y decidió dar el primer paso hacia el ataque llamando a Nemek a su lado, quien, nervioso, mostraba confusión, temía arriesgar su vida por objetivos que ni tan siquiera él estaba enteramernte dispuesto a cumplir.

-No te preocupes, nada pasará contigo, solo necesito que me digas en dónde anidan las aves negras-

-Yuko, ¿estás pensando con claridad? No te puedo negar ni contradecir en nada, eres un líder y tambien mi amigo, pero en verdad creo que estás falto de cordura- dijo Nemek algo burlón.

-Necesito que me lo digas-

-Viven en lo alto de las montañas- dijo Nemek con un rostro que expresaba su dolor y lástima.

-Nakan, ven conmigo, Kron, necesito tu ayuda tambien- ordenó el muchacho mostrando algo de disgusto por la última de sus desciciones.

Los dos lo siguieron al bosque.

-Nemek no me apoyará, cree que me he vuelto loco, este plan tal vez no sea el mejor, pero no tenemos nada que perder- explicó el muchacho.

-¿Cuándo lo pondremos en marcha?- preguntó Nakan.

-Mañana temprano- dijo Yuko casi al unísono, -pero solo si logramos capturar un ave-.

Un viaje largo habiendo dejado a Nemek, Taú y Fligar encargados de la caza del día bastó para estar a los pies de una gran montaña de rocas escarpadas, muy a lo alto se veían las siluetas de los pájaros, el sagrado boleto de vuelta al hogar.

¡Esta es mi tierra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora