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Pov Camila.

Esa noche llegamos a casa y ninguna habló demasiado. Me sentía avergonzada y al mismo tiempo aún molesta por la situación, si bien mi idea no era terminar a golpes, no pretendía quedarme de brazos cruzados cuando aquella chica me había dicho en mi cara que Lauren era linda. Sí, era más que obvio que lo era, pero era mía. Mi chica. Quizá si no lo hubiese dicho en tono tan burlón y cínico no estaría acá con una gran marca roja en el rostro y un mareo de los mil demonios.

—Voy por una crema para tu rasguño. — Me dijo apenas encendimos la luz de su habitación. Ni siquiera me miró a los ojos.

Suspiré caminando al baño, recogí mi cabello en una cola de caballo y me miré al espejo, no era tan grave, no creía que podía dejar alguna marca. Con paciencia me deshice de todo el maquillaje y bufé al volver a ver mis ojeras, cada vez lucían peor. Esperé un par de minutos para salir y encontrarme con aquella ojiverde sentada en la cama, ya en ropa de dormir. Me acerqué a ella por detrás y quise abrazarla, ella simplemente se apartó, haciendo que mi cuerpo se tensara y un puchero se dibujara en mi rostro. Estaba enojada. Se volteó y extendiendo su mano me ofreció un pequeño tubito con pomada, lo tomé y me quedé observándola. Se le había hecho una mínima línea en la frente y permanecía con el ceño fruncido.

—Laur... — Musité tratando de llamar su atención. Levantó una ceja y por primera vez fijó su mirada en mí. No era la mirada de siempre.

—Aplícate la crema.— Fue lo único que dijo antes de abandonar la recamara, dejándome de rodillas sobre la cama. Me sentí estúpida.

Después de colocar aquella pomada sobre el rasguño dejé el tubito en la mesa de noche y salí tratando de encontrarme con ella, al cruzar la sala la observé apoyada en una de las esquinas de la cocina y me acerqué lentamente. Se notaba tensa. Abrí el refrigerador y saqué un poco de agua, mantuve el vaso entre mis manos y solté un suspiro pesado.

—Lauren... De verdad lo siento... — Murmuré. 

— ¡No, Camila! No puedes simplemente hacer todas esas locuras y luego pretender que una disculpa lo va a arreglar. — Golpeó el mesón. Se volteó y fijó su mirada en la mía. Era dura, el verde esmeralda se veía más fuerte, brillante a punto de llanto. Eso me destruyó.

—Lauren... No fue mi intención...

— ¡Nunca nada es tu intención, Camila! Dime, ¿tenías que actuar así? Tan... ¿Tan salvajemente? Es la segunda vez que salimos con mis amigos y tenías que armar todo un show por simples celos... ¿Qué te ocurre? — Hizo una pausa. Guardé silencio. Su tono de voz iba en aumento. — ¡Respóndeme! ¿Esos son comportamientos típicos tuyos? De verdad me gustaría saberlo...

—No... Jamás había hecho algo así... Me refiero a lo de la pelea, no suelo ser una persona violenta, pero ella se abalanzó sobre mí, ¿qué podía hacer?

— ¡Claro que se abalanzó sobre ti! ¡Le lanzaste un maldito trago encima! — Se llevó las manos a la cabeza. Jamás la había visto tan enojada.

— ¿La estás defendiendo? — Fue lo único que logré decir. Ella bufó.

—No es cuestión de defender o no defender, Camila. No estamos hablando de eso. Estamos hablando de tu actitud que a mi parecer fue sumamente infantil y de la gran falta de respeto que demostraste, esa chica no dijo nada grave.

— ¡Dijo que eras linda! — Puse los ojos en blanco y traté de imitar el extraño acento con el que lo había dicho.

— ¡Uy! ¡Qué gran falta de respeto! ¡Imperdonable! ¡Denúncienla! — La ironía se hizo presente. Yo apreté la mandíbula.

You Are My Everything (Camren)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin