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POV Camila.

Los siguientes días fueron perfectos. Conocimos cada rincón de aquella isla, visitamos cada templo, cada cueva, cada montaña que pudimos, cada mañana nos despertábamos muy temprano y volvíamos al hotel casi al anochecer casi arrastrándonos a la cama de la poca energía que traíamos. Así fue durante dos semanas, al último día, mientras empacábamos las cosas ninguna dijo demasiado, no quería dejar esa villa, no quería dejar esa cama, ni muchísimo menos dejar de admirar Bali, me había enamorado completamente de aquel lugar, tendría que volver muy pronto.

Decidimos pasar nuestro último día en la habitación, en la piscina, admirando la vista desde la misma y escuchando un poco de música. Al finalizar la tarde, ambas nos sentamos en la terraza y Lauren decidió traer una botella de vino blanco, sonreí ante su rostro bastante rojo por el sol y acepté aquella copa mientras la chocaba con la de ella. Aún no podía creer que esa mujer fuese mi novia. La verdad no hicimos más ese día, no había energía para mucho, simplemente bebimos un par de copas y antes de la medianoche estábamos en la cama completamente dormidas.

Al día siguiente nos despertamos y después de ducharnos y desayunar, salimos con nuestras maletas ésta vez muchísimo más pesadas,bajamos al lobby del hotel para poder marcar el check-out, Lauren no borraba aquel puchero de su rostro, al igual que yo, quería quedarse muchísimo más tiempo, pero no iba a ser posible esta vez. Esperamos en silencio el taxi que nos llevaría al aeropuerto, al llegar, le dimos una última ojeada al lugar y nos subimos en el auto suspirando.

                       Miami.

Todo parecía normal al llegar a su casa, y aunque no podía entender el porqué, había extrañado muchísimo aquel espacio. Lauren fue directo a su estudio en donde comenzó a reproducir los mensajes de su contestadora, yo por mi parte opté por tomar una ducha rápida. Al entrar al baño me miré al espejo y no podía creer el cambio en mi piel, estaba más morena de lo normal. Me deshice de la ropa de viaje y me quedé un par de minutos aún frente a mi reflejo, las marcas del traje de baño lucían pálidas en comparación a mi tono actual, me fascinaba. Me sentía sexy. Negué con la cabeza antes de entrar a la regadera y permanecer en éste lugar una media hora, aproximadamente. Al salir, fui directo a la habitación y me senté en la cama, tenía el cabello sumamente maltratado, comencé a peinarlo suavemente y a colocar crema mientras en el fondo escuchaba a Lauren hablar por teléfono. Terminé de vestirme y me levanté caminando sin hacer ruido hacía su estudio, me apoyé en la pared y levanté una ceja mientras escuchaba lo que decía.

"Sí, yo también eché de menos escucharte... Pero estoy de vuelta en Miami, ya no tienes por qué estar triste..." — Dijo mi novia pegada al teléfono fijo.

Tragué en seco y apreté un poco la mandíbula. Sentía como los celos comenzaban a apoderarse de mi cuerpo, y no se sentía bien. Por obvias razones no podía escuchar lo que decía la otra persona, pero con lo que respondía Lauren era suficiente para hacerme mil ideas

"No, mi próxima sesión es dentro de una semana. Así que se podría decir que estoy libre."

Soltó una risa después de unos segundos y solté un suspiro un poco fuerte, debió escucharlo porque enseguida volteó hacía mí y me dedicó una sonrisa, por mi parte me quedé estática, con cara de pocos amigos.

"Tay tengo que colgar. Te llamo más tarde... Sí, también te amo. Saludos a papá."

Y colgó el teléfono. Me sentí estúpida. Era su hermana, por dios santo, y yo ya estaba a punto de una crisis nerviosa provocada por los celos. Esbocé una débil sonrisa cuando se acercó a mí y acarició mi mejilla, atrapando una de las gotas de agua que se deslizaban desde mi sien. Dejó un beso corto sobre mis labios y me guiñó el ojo.

You Are My Everything (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora