Kim NamJoon

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Eres feo. Eres horrible. No sirves, eres inútil y patético.

O eres lindo, o tal vez te ves bien, o tal vez hiciste un buen trabajo.

Puedo decirte todo lo que quieras, lo que no quieras, lo que no hayas aceptado aún o lo que no sepas.

No importa, llora, llora para mi, por mi, aliméntame con esas gotas que derriten tus ojos.

¿Estás sufriendo? Te comprendo.

La gente es cruel, pero es vacía. Las heridas de otros les causan placer.

Yo no le agradaba a nadie, y por eso, les agradaba verme con la cara aplastada contra el suelo y el estómago a punto de explotar contra el asfalto.

Para ellos, yo era una escoria, para mí, ellos eran una mancha, la misma mancha repetida cientos de veces. Miles de veces, idéntica.

¿Por qué nadie me sacó de ese agujero de angustia? ¿Por qué todos fingían que mi dolor era invisible?

Los días eran un bucle sin fin, sin comienzo, sin nada.

El dolor es algo realmente agobiante.

El abandono tras el dolor es aún peor.

Quedarte solo en el suelo de tu tortura.

Hasta que por fin dejaron de abandonarme justo antes de que todo se volviera peor, por fin continuaron con lo iniciado y el dolor aumentó y aumentó hasta que, por fin, llegó a su clímax; hasta que, fuera de su control, se detuvo. Por fin mis órganos sangrantes se cansaron.

Por fin me rendí.

Gente se alimentó de mi llanto, gente sin nombre se burló de mi persona, gente sin rostro me borró la sonrisa de la cara, gente sin voz arrancó la mía como el aire arrancaron de mis pulmones y la sangre bebieron de mis venas.

Y luego lloraron al ver llorar al primero, en un péndulo.

Esa gente no se podía ver al espejo, porque esa gente no era nadie. Esa gente me sostuvo frente a un espejo, y traté de agradarle, traté de cambiar, traté de ser bello, traté de ser inteligente, traté de ser alguien... hasta que el espejo dejó de burlarse de mi apariencia, y mi apariencia de convirtió en el espejo.

Antes de eso... Yo era sólo yo, y eso era algo que trataba de ocultar.

¿Por qué estás triste? Me dijeron.
No lo sé, respondí.

Ahora me toca preguntar.
¿Quién eres? No importa, ahora eres yo.

Yo no miento... pero eso, puede no ser verdad.

Recuerda siempre, tú eres yo, pero yo no soy tú.

Me presento ahora como el espejo.

El espejo es cruel mi amor, pero fiel como nadie, porque sabes que tu reflejo siempre estará para ti, siempre te dirá la verdad, siempre te apoyará.

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¿O No?

FatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora