Min YoonGi

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Llámame como quieras.

Mírame como quieras.

Trátame como quieras.

Yo seré lo que tú quieras.

Y lo que no quieras, también.

No trates de hacerme caso omiso, todos aquí sabemos que tus ojos me persiguen, tu interior muere por ir y darme una caza violenta.

Ven y atrápame.

¿Estás confundido? Todos lo están, no te guíes por nada más que tu insitinto, tu instinto quiere que me retengas por la espalda y me empujes contra el piso.

Mi cuerpo es tu codicia, me deseas, quieres que mi interior te guarde y que mi exterior te deleite, quieres que mi voz sea tu inicio y tu final. Quieres dominarme, quieres encerrarme y quieres arrancar un delicioso festín de entre mis costillas y usar mi espalda como plato, beber de mi sangre y vestirte de mi cabello.

Pero no puedes encontrarme.

No me ves y no sientes mi piel, pero sabes que estoy aquí.

Adivina adivinador, ¿dónde el pequeño gatito se metió?

Pero, vamos, ¿sigue habiendo un gato por aquí?

Como una maldición voy a esperar a que encuentres un camino en tu propio laberinto y llegues a la meta.

Yo.

Jugaré contigo a las escondidas hasta que tomes un arma y atravieses con ella mi garganta, y seré tu trofeo, o al menos permitiré que creas que lo soy, te daré placer antes de abrirte los ojos -y arrancarlos, tal vez-.

Seré lo que más odias, seré lo que más amas, seré todo, y tú, al final, ya no serás nada.

Seré el niño del pedófilo.

Seré la joven perdida del violador.

Seré el conejo del cazador.

Seré la mascota del zoofílico.

Seré el compañero de clases del bravucón.

Seré la esposa del femicida.

Seré el Dios del ateo.

Seré el fantasma del escéptico.

Seré el pecado del creyente.

Seré la muerte de la vida.

Y tú... tú serás mío, y una vez acabes conmigo, yo haré que estemos a mano.

Cuando por fin logres tu cometido, cuando me quites un órgano, cuando te introduzcas en mi como si fuera un juguete, cuando me golpees con el puño cerrado, cuando quemes mi piel, cuando me dispares con tu rifle, cuando tomes y destroces mis genitales, cuando rompas mis cosas, cuando me dañes, cuando me adores, cuando me mates... yo exigiré la parte del trato que me favorecerá.

No soy ni bueno ni malo, yo lo soy todo.

No sigo morales para defender otras, yo sigo a mi propio juego.

Ahora, atrápame.

Déjame ser algo para ti...

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Déjame ser tu todo, y acepta convertirte en nada.

FatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora