🐾A Prueba.

8.7K 803 44
                                    

25 minutos después, me percaté de que mi puerta estaba siendo tocada por unos golpes suaves.

No sabía que me extrañaba más, si la delicadeza de los golpes a sabiendas de quien era, o que ese pedazo de madera realmente estaba siendo tocada. Ninguno de los que vivía en esta casa era capaz de hacerlo, ignorando mi privacidad para entrar como si nada.

—Adelante —susurré dejando que mis fosas nasales comenzaran a sentir un olor suave a vainilla, que no me había percatado antes.

Su cabello rubio estaba perfectamente peinado con pequeñas ondas que le daban una especial vista de su rostro, junto a ele flequillo que estaba segura de que era obra de mi hermana.

Noté apenas verla que había que comprarle más ropa. Porque aun cuando las de Lisa le quedaban exquisitas, sus proporciones eran más generosas con respecto a cualquiera de esta manada, haciendo que luzca, y seguramente, se sienta incomoda.

Por más que quisiera negarlo, me sorprendió verla tan tranquila allí, con las manos en su falda, pegada a la puerta que apenas había cerrado, como si esperara una orden mía para avanzar por el lugar, tal cual animal educado.

—Ven, siéntate —le indiqué con la mano la silla frente a mi escritorio. Se sentó allí, demorando unos segundos más, intentando acomodar su falda para que no subiera. Se notaba a millas que no estaba acostumbrada a usarla, y mi hermana podría haber sido un poco más considerada con su vestimenta.

Sentí un indicio de sonrisa en mis labios luego de su lucha, ya que lucía inocente hacia mí.

Era más fuerte que yo el observar esos faroles azules, infinitamente llamativos, prestando exclusiva atención hacia mí. Tenía una pequeña fascinación por los ojos claros, especialmente los que tenían un color tan alegra que tenía el poder de desenfocarme sobre el tema que intentaba hablar.

—Sky, ¿verdad? —solté, ya que no estaba muy dispuesta a comenzar la charla.

Ella asintió.

Las encías comenzaron a picarme al segundo en que su lengua humedeció sus labios, como si esa simple acción hiciera que mis colmillos quisieran salir.

—¿Sabes hablar? —pregunté. Volvió a mover la cabeza en una afirmativa, ayudando a que mi nerviosismo saltara—. Entonces hazlo —escupí.

Sus ojos se entrecerraron cuando subí mi voz, como si le molestara el tono, o tuviera un oído tan sensible que eso le provocaba dolor.

—Sí, sé hablar, señor —me había sorprendido que mi propia rabia había bajado varios decibeles ante aquella voz tan dulce que llegaba a ser tranquilizadora.

Pero no duró demasiado. Mi cuerpo reaccionaba dándome escalofríos continuos que solo me indicaban que me lanzase sobre ella, como si fuera una víctima cualquiera para mi depredador interior.

—Vamos al grano —me acomodé en mi asiento, apoyando mi espalda en la silla de cuero—. Mas de una persona ha mostrado su interés en que te quedes con nosotros. Tengo entendido que no tienes una manada.

No sabía si contar a Tae en esas personas, puesto que él pensaba que era macho, pero conocía demasiado a mi amigo como para entender que iba a estar de acuerdo con Lisa al momento en que la viera.

—Nunca tuve una manada, señor —respondió. Muy en el fondo, debía aceptar que me gustaba que alguien en esta casa me tratara con respeto.

—¿Por qué no? —entendía lo que había dicho Lisa, pero necesitaba verlo por mis propios ojos. Buscando una mentira que pudiera salvarme de que tuviera a todos encima diciéndome que se quedara aquí.

🐾Don't Leave Me🐾 ||•JJK•||+18||#1 ChanghelingsWhere stories live. Discover now