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No te acostumbres.

"Para bien o para mal, el tiempo pasa y nadie puede hacer nada."

El tiempo pasa. Avanza sin importancia a algo o alguien. No puedes detenerlo. El tiempo no cura nada, sólo guarda y oculta cualquier dolor que quieres olvidar. Pero está bien eso, de alguna manera, te hace fuerte, te ayuda a seguir adelante, para bien o para mal, uno avanza y eso es lo que el cuarteto de amigos ha estado haciendo.

Habían pasado varios meses, el primer semestre había pasado y ahora empezaban uno nuevo, pero esta vez, a diferencia del semestre pasado, los hermanos habían sido separados de clase. Ahora, cada quien iría a su rumbo. Ahora, cada uno de ellos haría su vida a su modo. Ahora, sus verdaderos yo saldrían a la luz.

[01 de septiembre 2015]
Min YoonGi, 20 años.
Jung Hoseok, 19 años.
Park Jimin, 17 años.
Jeon JungKook, 17 años.

Sábado por la mañana y ya se escuchaban las mañanitas en el cuarto de JungKook. Jimin había sido el primero en levantarse y preparar todo para felicitar a su pequeño hermano. Al menos, eso no había cambiado. Ahora los cumpleaños debían ser felices, pues los pasados se basan en felicitarse y el mejor regalo que se podían dar, era salir de esa casa y no regresar hasta después de una semana. A pesar de que su madre los regañaba por el hecho de gastar su dinero, a ellos no les importaba, era una semana en donde no debían preocuparse por nada.

— ¡Felicidades, Jungkookie! — dijo Jimin aventándose en la cama de su hermano para poder abrazarlo y éste lo recibió felizmente agradeciéndole el detalle de las mañanitas, el pastel que había dejado en el buró con las velitas deshaciéndose sobre el y, sobretodo, por felicitarlo como todos los años, pero esta vez sería un poco diferente.

— ¿Iremos a algún lado? — preguntó JungKook esperanzado.

— Ah, Jungkook, tienes clase el lunes. Además, dejamos de hacer eso desde que entramos al orfanato.

— Por eso mismo pensaba que volveríamos a salir durante una semana. Lo hacíamos a los ocho años, ¿por qué no hacerlo ahora? Sólo es una semana, Jimin.

— JungKook...

— Está bien — dijo algo fastidiado mientras se envolvía en sus cobijas —. Saldré con mis amigos.

— Kook... — trató de acercarse a su hermano, pero éste se alejó.

— Ya déjalo, Jimin. De todos modos no es la gran cosa. No es como si nuestros cumpleaños lo fueran.

— Para mí lo es, Kook. Eres mi hermanito, por supuesto que estoy feliz de tu cumpleaños, pero ahora no tenemos la libertad de antes. Tenemos responsabilidades y... tenemos que madurar...

— ¿Madurar? — bufó mientras se sentaba en su cama — ¿No crees que nosotros ya somos demasiado maduros para nuestra edad? ¡Por Dios, Jimin! A los diez años ibas por la calle pidiendo dinero para comer aunque sea un tazón de ramen instantáneo, el cual — lo miró con fuerza y aguantando aquellas lágrimas que amenazaban con salir —, tú me dabas más de la mitad. Éramos miserables, Jimin. ¡Ibas por la calle dando lástima para alimentar al estúpido de tu hermano! — Jimin le soltó una cachetada en la mejilla izquierda y JungKook solo lo miró pidiendo respuesta a aquel acto.

— ¡Sí!, iba de miserable por la calle tomando tu mano pidiendo dinero para que mi pequeño y estúpido hermano comiera algo en todo el maldito día porque en la casa sólo se encontraba ¡una mesalina!

— No le pongas palabras que suenan bien al hablar, Jimin... ¡era una zorra! ¡Una maldita perra que sólo nos alimentó con sobras para callarnos la puta boca como sus malditos perros! — esta vez, recibió un golpe por parte de su hermano y esta vez él se paró a devolvérselo.

Serial KillersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora