• 12 •

2K 229 115
                                    


Últimamente todo parecía dar más vueltas de lo usual, ver la televisión junto a su hermano aún teniendo sus lentes le causaba un severo dolor de cabeza, que, incluso; a veces llegaba a dejarlo sentando en aquel sillón sin poder levantarse. No porque no lo quisiera, simplemente sabía que se marearia de una forma tan suprema que posiblemente caería de bruces al suelo.

Y claro; una de las justas costumbres de su querido hermano: Akiteru; era ver todos los días, juntos. televisión a las 6:30 pm. No sabía el "porque" de esa costumbre, el día que se atrevió a preguntar su hermano le respondió: "¿No crees que es lindo?"

No era lindo, era vergonzoso. Algunas veces incluso se incomodaba. porque, por dios; ¡Le podían gustar los dinosaurios pero no como para ver una serie relacionada con ellos! Ya no era un niño, era un adolescente.

Por un tiempo le pareció bien, porque de verdad le gustaba bastante aquel programa donde estaba de protagonista un tiranosaurio Rex que fue criado por una familia de pterodactylus. Y qué sorprendentemente no se había comido a ningún miembro de su familia.

—Vamos, Kei. No hay porque ser tan serio. —rio débilmente su hermano, restándole importancia a la lógica del programa que lo estaba haciendo tonto— Además, a Tadashi también le gusta.

Bingo. Los dolores de cabeza se iban cuando pensaba en el pecoso. Era el nombre del salvador, Yamaguchi. Considerado su único y buen amigo, aunque lo callará y negara todas las veces a su hermano.

El reloj de su hermano realizó un extraño sonido justo cuando iba a protestar por aquel comentario, se sorprendió un poco, y al parecer su hermano lo noto. Este en seguida sonrió.

—Me tendré que ir, Kei. —dijo levantándose, tomando su chaqueta del perchero.

El menor de los hermanos alzó una ceja confundido, el programa iba a iniciar y su hermano pensaba dejarlo viendo esa basura.

—¿A dónde vas? —pregunto directamente.

—A casa de Tadashi. —Sonrio poniendo un dedo entre sus labios, pronunciando un silencioso "shh".

Kei frunció su ceño. Antes de que pudiera hablar su hermano río un poco.

—Es broma. Iré a... —parecio dudar de lo que iba a decir, ya que bajo la cabeza para después suspirar— Saldré con alguien hoy. Le pedí a Tadashi que viniera.

El menor tomo tiempo para comprender de que hablaba su hermano, ¿Salir con alguien?, ¿Yamaguchi iba a venir? Todo estaba pasando algo rápido si alguien le preguntaba.

—Akiteru. Estás extraño. —menciono desconfiado, levantándose del suelo y caminando lentamente hacia su hermano, preocupado.

Este se apartó rápidamente antes de que la mano de su hermano le tocará, cosa que sorprendió a Kei. Su hermano nunca le había negado su tacto.

Nunca.

—Solo hablaré con un amigo de Tokio. tiene casi tu misma edad y juega al volley, algún día te lo presentaré. —dijo todos los datos posibles pero no tan notorios para que su hermano le dejara ir— Vino por algunas cosas que le prestaré para su universidad.

Extrañado Tsukkishima no evitó pensar exactamente en alguien. Solo agitó la cabeza y lo pensó mejor. ¿Que sucedía aquí?

Su hermano pego un brinco inexplicable hasta que vio detrás de él, el invitado ya había llegado. Ambos hermanos miraron a Yamaguchi fijamente, poniendo a este incómodo.

—¿I-Interrumpí algo? -preguntó.

Kei agitó su cabeza levemente, para después negar.

—Me... voy yendo. Cuida de Kei, Tadashi. —dijo rápidamente, para después irse.

El confundido Tadashi que recién ingresaba en la escena miro a Tsukkishima con ojos preocupados, por lo general Akiteru acariciaba la cabeza del menor cariñosamente, pero ahora, simplemente había partido sin más. Ni un hola, ni un adiós.

El rubio suspiro igual de preocupado, era extraño aquel comportamiento. Negó con su cabeza levemente, Yamaguchi estaba en su casa ahora mismo, debía aprovechar el poder estar un poco de tiempo a solas con este. Su mirada viajo a la cara aun preocupada del menor que parecía pensar algunas cosas, se veía tan... exaltado.

frunció su ceño, ¿porque ambos estaban actuando tan extraño ese día?

Tadashi, al darse cuenta de la mirada del contrario en su persona, tomo aire, y le miro de frente desde abajo al ser un poco mas bajo que el otro; con unos ojos decididos que jamas había visto, y que tampoco se imagino ver en la cara infantil y sencilla de su amigo. ahí fue donde empezó a sentir un poco de inquietud. sin perder ni mas ni menos, decidió tomar rápidamente la palabra.

—Yamaguchi, que pasa con ambo-

—Tsukki, sal conmigo.









































---

ha pasado un tiempo...

se supone que explicaría un poco el pasado de Kei, pero me di cuenta que tenia este pequeño escrito listo, le agregue unas cosas y lo arregle para sacarlo ya que hace mucho no actualizaba esto. no se si aun existan personas esperando esta historia, y aun si no las hay, no estamos ni a la mitad de este relato.

tengo tantas ideas y tantos sentimientos encontrados por culpa de houseki no kuni que no se manejar pls.

me da tremenda pereza traducir esto a ingles y sacar otro libro para las personas que no saben español, pero ahora que estoy en otro grado y en la central de la institución mi tiempo se ha reducido consideradamente, incluso empece a ver one piece pensando que tendría un excesivo tiempo; pero ya que no es así, solo queda acudir a la tan preciada semana santa para sacar unos 5 capítulos de esta historia.

hmm, hmm.

me gusta el lawlu. no tiene nada que ver, pero no comparto nada con nadie y empiezo a enloquecer de verdad. bueno, nos vemos en el próximo capitulo de esta poco animada e inentendible historia, sinceramente ni yo se a donde estoy yendo.

¿la confesión de Yamaguchi se aproximo mucho? ya estamos al cap 12, no sean chillones ahr.

adiosssss.

El Chico De La Cafeteria 『TsukkiYama』Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt