[5]

2.3K 120 3
                                    

ASTRID.

Habíamos tomado el barco de los telmarinos. Peter remaba a saber a donde. Me es difícil ubicarme. Narnia cambió demasiado desde la última vez que estuve aquí.

Lucy: Que quietos están -dijo mirando los árboles.

Trumpkin: Son árboles, ¿qué esperabas?

Astrid: Solían danzar.

Trumpkin: Poco después de que se fueron los telmarinos nos invadieron. Los sobrevivientes se ocultaron en el bosque, y los árboles se sumieron en un sueño profundo del que no han vuelto a despertar.

Lucy: No lo entiendo, ¿Aslan dejó que esto pasara?

Trumpkin: ¿Aslan? Nos abandonó al mismo tiempo que ustedes.

Astrid: Queríamos quedarnos aquí, pero él tenía otros planes, creo -dije refiriéndome a Aslan.

Peter: No quisimos abandonarlos.

Trumpkin: Pero eso no cambia las cosas, ¿o sí?

Peter: Llévanos con los narnianos, eso si.

Desde que subimos al bote solo pude pensar en aquel nombre. Caspian. Me resulta extrañamente familiar. He escuchado ese nombre antes, en algún lugar. Un rostro viene a mi mente, pero es imposible. No puede ser él.

Llegamos a tierra firme. Anclamos el bote y bajamos para continuar nuestro camino. 

Lucy había sido la primera en bajar y se había alejado un poco de nosotros. Un gran oso pardo se encontraba a unos metros de nosotros. Parecía que buscaba comida.

Lucy: Hola ¿qué tal?

Los cuatro volteamos a verla. Lucy se acercaba cada vez más al oso. Esto no me daba buena espina.

Lucy: No te asuste, somos amigos -siguió.

El oso se levantó sobre sus patas traseras.

Trumpkin: ¡No se mueva Majestad!

En el momento en que Lucy giró para mirar a Trumpkin, el oso comenzó a correr hacía ella. Lucy reaccionó de inmediato y comenzó a correr hacía nosotros. Susan y yo preparamos nuestros arcos en caso de ser necesario. Lucy tropezó y cayó. El oso iba a atacarla.

Edmund: ¡Chicas, disparen!

No podía. Había algo que me impedía disparar.

Antes de que el oso pudiera hacerle algo a Lucy, una flecha le atravesó el corazón. Ni Susan ni yo habíamos disparado. Ambas miramos hacía atrás. Trumpkin había matado al oso.

Astrid: No lo entiendo, ¿por qué no se detuvo?

Trumpkin: Creo que el hambre no lo dejó.

Peter ayudó a Lucy a levantarse y la abrazó. Trumpkin se acercó al oso para asegurar que estuviera muerto.

Lucy: Gracias -le dijo a Trumpkin. 

Edmund: Era salvaje.

Peter: Creo que ya no era inteligente

Trumpkin: Cuando te tratan como si fueras un animal, en eso te conviertes. Nada es como lo recuerdan. Narnia es mucho más salvaje.


NARRADOR.

Nuestro querido príncipe había abandonado la choza del tejón y ahora se encontraba caminando por el bosque. 

Amor Narniano (Caspian & Astrid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora