Amor Narniano (Caspian & Astrid)

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ASTRID.

Después de mi incómoda plática con Peter, busqué a Caspian para que me contara el plan. Lo busqué por todos lados, pero no había rastro de él. Mientras buscaba a Caspian me topé con Ed. Él me contó el plan.

Edmund: ¿Qué tal tu charla con Peter?

Astrid: Terrible. Sus celos siempre arruinan todo.

Edmund: ¿De qué hablaron? Cuenta.

Le conté a Ed lo que habíamos hablado Peter y yo y le conté también las cosas que habían pasado con Caspian.

Edmund: Ah, pilla. Te haz estado besando con Caspian.

Susan: ¿Qué?

Apareció justo detrás de nosotros. Tenía una mirada de sorpresa al escuchar las palabras de Edmund.

Edmund: Lo que oíste, acabamos de llegar y Astrid ya tiene novio.

Astrid: No es mi novio.

Susan: Aún.

Ambos rieron. En ese momento Caspian se acercó a nosotros.

Caspian: Astrid, ¿puedo hablar contigo un momento?

Asentí.

Caspian: Te veo en el balcón en unos minutos.

Se alejó sin dejarme responder.

Edmund: Tengo el presentimiento de que alguien tendrá novio muy pronto.

Astrid: No creo que sea eso de lo que quiere hablar.

Edmund: ¿Y si si lo es? ¿Si te pide que seas su novia?

Astrid: No lo sé, no estoy muy segura de aceptar.

Susan: ¿Por qué no?

Astrid: Todo tiene su fin, en algún momento tendremos que regresar a Inglaterra y no podría seguir con Caspian.

Susan: Estoy segura de que Caspian sabe eso y, si aún así decide tomar el riesgo de pedírtelo, deberías aceptarlo. Al final va a ser doloroso para ambos, pero habrá valido la pena.

Astrid: De acuerdo, si Caspian me lo pide, aceptaré.

Ambos me sonrieron. Les devolví la sonrisa y me dirigí al balcón. Caspian ya estaba ahí, tenía en sus manos un pequeño ramo de flores.

Astrid: ¿Y esas flores?

Caspian: Fui al bosque a recolectarlas hace un rato. Son para ti.

Me extendió el ramo y sonrió.

Astrid: Son muy hermosas. Gracias.

Noté en su expresión que estaba algo nervioso.

Astrid: ¿Qué es eso de lo que querías hablar?

Caspian: Seré directo, se que esto terminará y tendrás que volver a tu mundo y, por eso, quiero aprovechar al máximo el tiempo juntos. Astrid, ¿quieres ser mi novia?

Sonreí por la ternura con la que lo dijo.

Astrid: Si Caspian, quiero ser tu novia.

Me abrazó, me sentía segura estando entre sus brazos. Después acercó su rostro lentamente al mío hasta que unimos nuestros labios.

(...)

Un par de horas después, cuando se acercaba el anochecer, comenzamos a prepararnos para la batalla. Nunca me he sentido cómoda luchando en vestido por lo que decidí cambiarme.