Capítulo 1. Tono especial...

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Como cualquier día, levantarme de mis hermosas y suaves sábanas debe ser un pecado. Sí, me encanta dormir. Yo soy de aquellas que no se enterarían si explotan una bomba al lado de su casa porque tengo el sueño más profundo que la Bella Durmiente.

Suena el despertador a las siete y media de la mañana, universidad acabas de empezar y ya te estoy odiando. Alargo la mano e intento darle al botón de apagar, como cada mañana no lo encuentro y simplemente lo lanzo contra el suelo. Si sigo así en dos semanas tendré que comprar uno nuevo porque ya lo habré roto.

Cada mañana es una rutina, me doy la vuelta y exclamo: ¡Cinco minutos más! Que se acaban convirtiendo en veinte y me quedan cinco para arreglarme y otros cinco para llegar a las clases. Me mata tener que levantarme tan temprano pero es mi precio por querer estudiar una carrera. Esto último me lo repito siempre pero no hay carrera que valga a las siete de la mañana, creo que preferiría ser algo más fácil antes que abogada experta en criminología.

Al borde de la cama admiro mi armario y finalmente escojo lo que todos los días, un vaquero y una camiseta básica que combino con unas zapatillas blancas. Un día de estos tendré que renovar mi vestuario... O tal vez no, porque yo no soy de las que le importa lo que piensen los demás. Soy más de ir por libre...

Finalmente cojo mi mochila, mis llaves y mi móvil y reviso mis mensajes, hay uno de mi mejor amiga y la señal de que la batería está totalmente cargada. Sí, así es, mucha gente se despierta con un mensaje de buenos días de su pareja y yo me despierto con el aviso de la batería. Creo, o quiero creer que seguirá así por mucho tiempo.

Samantha:

Voy a entrar sin ti porque sospecho que has vuelto a quedarte dormida y no soportaré de nuevo que el profesor me regañe. Cuando entres avísame :)

No le respondo, simplemente dejo el móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón y camino apresuradamente hacia la universidad. Cuando diviso un edificio grande y de cristal sé que he llegado a mi objetivo. Corro a todo lo que me da llevar una mochila en la espalda y finalmente llego a la puerta, que aún no han cerrado. Entro y voy casi automáticamente hacia mi pasillo. Cuando estoy a 5 metros de mi clase suena el timbre y veo a mi profesor aparecer como por arte de magia detrás de mí y acelero un poco el paso para llegar antes que él.

Esto no sería necesario si fuera una persona medianamente madrugadora, o al menos responsable. Como no lo soy, y es imposible que llegue a serlo, entro a clase y me olvido de mi casi amonestación por llegar tarde. Cuando al fin puedo respirar de forma más holgada, me siento al lado de mi mejor amiga y me disculpo con ella por llegar tarde por décima vez consecutiva en este mes de clases.

  —¿Cuál es la excusa que vas a darme hoy por llegar tarde, Gabi? —me dice Sam.

Bueno, aquí es donde entra ella, Samantha, pero no la llaméis así si no queréis morir, mejor que sea Sam. Una chica rubia, de mediana estatura y con unos ojos capaces de enamorar a cualquiera. Lo mejor de todo es que es mi mejor amiga. 

  —Que las sábanas me dijeron que no importaba llegar tarde una vez más —pongo lo ojos en blanco y saco el cuaderno de mi mochila.

  —Te quedaste hasta tarde hablando con Frank, ¿verdad?

  —¿Cómo lo sabes? —pregunto abriendo demasiado los ojos a la vez que me giro lentamente hacia ella.

  —Me quedé a observar, ambos os conectabais y os desconectabais a la vez. ¡Él te gusta! —chilla demasiado alto.

  —¿Algo que comentar sobre las mutaciones genéticas? —nos apunta el profesor.

  —No, no... —respondemos a la vez.

Descúbreme (RESUBIENDO)Where stories live. Discover now