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Capítulo 27. El lío...

Rápidamente me veo corriendo hacia la moto poniéndome las gafas para que no me entre polvo en los ojos. Sin pensarlo más de una vez acudo a la meta y me dispongo a hacer la vuelta de reconocimiento, cuando voy por la mitad del circuito lo veo... Veo a Frank detrás de la valla de protección. Esto no hace que me desconcentre, sé perfectamente que él sabe que lo he visto pero esta vez no voy a caer en su juego.

El comisario ondea la bandera en la meta cuando paso y dan lugar al siguiente chico para que haga la vuelta. Sólo es un calentamiento. La carrera será más tarde y no me asusta en absoluto que Frank, mi hermano y mis padres ronden por aquí porque demasiado he aguantado ya como para ponerme nerviosa por ellos.

Apago el motor y voy hacia la furgoneta andando, con la moto a cuestas para ahorrar algo de gasolina. Mi mejor amiga y Lucas están hablando algo antes de que yo llegue, pero no dejo que me vean, realmente quiero enterarme de lo que está pasando. Sí, eso que llevan ocultando todo el día y que por ello están tan sonrientes y raros. No se les da nada bien mentir.

  —Entonces, ¿dices que Frank te ha amenazado de muerte si sigues al lado de Gabriella? —me tapo la boca inmediatamente antes de hacer ruido.

  —Sí, y de verdad amo a Gab y no me quiero separar de ella pero, no quiero que ese loco esté todos los días detrás de mi...

  —¿Se lo has dicho a su hermano al menos o soy la única que lo sabe? —mi mejor amiga suelta un suspiro.

  —Su hermano no quiere dirigirme la palabra, aún no entiendo porqué —escucho a Lucas sorber la nariz y ahí me doy cuenta, sin mirar, de que está llorando—. Si crees que puedes hablar con él hazlo, no quiero dejar a Gabriella... creo, creo que me he enamorado —suelta un quejido—. La quiero, Samantha... la quiero mucho.

  —Lo sé, lo sé —responde mi mejor amiga.

Cuando creo que es conveniente aparecer, lo hago. Lucas se va dentro de la furgo cuando me ve y Sam viene a felicitarme por el tiempo de la primera vuelta, aunque solo sea de reconocimiento.

  —¿Cuándo ibas a decirme que Frank estaba aquí, Sam? —digo seca, contándole el rollo.

  —No creí que fuera conveniente que lo supieras. No me parecía buen momento —se encoge de hombros y se da la vuelta.

  —¿Tampoco es conveniente que sepa que ha amenazado a Lucas? —digo en un tono obvio y mi mejor amiga se gira de repente.

Lucas sale de la furgoneta con cara de circunstancias y ambos me miran serios. Ahora soy yo la que se encoge de hombros y pone la moto en un sitio estable para que no se caiga. Me quito el casco bajo la atenta mirada de Lucas y mi mejor amiga viene hacia mi y me coge de la camiseta.

  —¿Cómo sabes tú eso? —me dice en un tono amenazante.

  —Les escuché hablar esta mañana a gritos mientras me cambiaba —ambos suspiran y sigo hablando—. Además creo haberlo visto apoyado en un tramo de valla del circuito, sabe que lo he visto...

  —Escucha Gab, él me ha amenazado, es cierto, pero yo te quiero y te juro que no voy a dejarte por esa mierda —dice Lucas con brillo en los ojos.

  —Todos los debutantes de la primera categoría a la parrilla de salida —anuncian por megafonía.

Y ahí queda la conversación. Simplemente me pongo de nuevo el casco y las gafas de protección y me voy a la salida.

Tres segundos que se me han eternos viendo la bandera de cuadros del comisario me separan de luchar, pelear y agarrarme con uñas y dientes a un primer puesto merecido. Y es que amo la sensación de pelar por lo que más quiero en esta vida. Por eso pelearé por Lucas. Por eso no dejaré que alguien que me ha destrozado por semanas a vida ahora sea quien me vuelva a destrozar.