Capítulo once.

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Aunque ya haya pasado sigo atónita por lo que vi.

Trato de ordenar mis pensamientos:

Si hubiera sido la novia, justificaría:

1-La canción que escuchaba.

2-Porqué no habla mucho de sí mismo.

3-La conversación con su hermana.

4-Él sería el chico con el que siempre andaba Anabelle.

5-El dolor que tenía al explicar la letra de la canción.

Quizás más, no lo sé.

Pero otra cosa que recuerdo, son las palabras de su hermana "Él no está así desde..." y de repente se había callado.

Pero no sé si seguir pensando en esto, aunque no tengo otra cosa en qué pensar.

¿Y si solo soy yo? ¿Y si en realidad existe otro Andrew Collins? ¿Y si nada es verdad? ¿Y si en realidad tenía otra novia y me lo confundo con un familiar?

Son solo preguntas que no pueden ser respondidas.

Pero...

¿Qué pasaría si le pregunto? ¿Se enojaría? ¿O no me lo diría?

No entiendo porqué sigo con esto. Así no avanzaré ni encontraré respuesta alguna.

Mi celular vibra sacándome de mi nube de pensamientos.

—¿Lena?

—Sí—responde al otro lado de la línea—Quiero verte, ven a mi casa.

—Lena...hace mucho no me invitas a tu casa. ¿Qué tienes planeado?

—Nada...no, en serio, nada. Y te quedarás a dormir.

Su voz tiembla cuando miente como en este momento. No confío, me asusta lo que sea que esté tramando.

—De acuerdo. Ahora le aviso a mis padres. Adiós.

—Adiós—dicho esto, cuelga.

Me dirijo a la cocina donde mi madre está preparando la cena.

—¿Mamá?

—¿Qué quieres?—mi mamá sabe que si yo soy la que le habla cuando está ocupada es porque quiero algo.

—¿Me dejas ir a la casa de Lena?

—Pero...

—¡Pero hace un mes no tengo vida social!—exijo, tendría que escribir un libro de excusas—. Además es Lena.

—De acuerdo.  Cómo digas. Pero portense bien y cuidense.

Ruedo los ojos.

—¿Estás desconfiando de nosotras?—pero qué insoportable y dramática que soy. Al menos así consigo lo que quiero.

Ahora es mi madre quien rueda los ojos.

—En diez minutos salimos.

—¿Quiere que me vaya lo antes posible verdad?—adoro hacerle esto a mi madre. Ella es tan calmada...

Antes de que me regañe, me voy.

         *            *             *            *

Mi madre aparca el auto en frente de la casa de Lena.

—Adiós, cuídate.

—Lo haré, adiós.

Me detengo en la puerta y toco timbre, pero sin aviso alguno, se abre.

—¡Hola!—saluda Lena.

—Hola. ¿Qué te pasa? Tienes energía de más hoy.

—Sube por favor, tengo algo que mostrarte.

¿Sorpresa? De seguro. Así actúa cuando quiere darme una sorpresa.

Entre a su habitación de paredes color rojo chillón. Siempre desaprobé el color, pero Lena es la clase de chica que no le importa lo que piensen los demás. Quisiera ser como ella.

En realidad lo soy, un poco. Pero a ella no le importa nada en absoluto.

—Mira esto—agarra la ropa que está en su cama y me extiende frente a mis ojos, falda negra corta y straplet verde agua. ¿Pero qué es esto? —¿Te gusta?

—Em, sí. La pregunta es; ¿Para qué lo necesitas?

—Lo necesitamos—corrige—.Viniste por algo ¿No? Iremos a una fiesta.

Tiene que estar bromeando.

En un día de San Valentín.Where stories live. Discover now