Cap. 23| "NYC enciende"

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Quedé en encontrarme con Owen en el lobby del hotel para dirigirnos al salón donde se llevaría a cabo la fiesta de bienvenida.
Me puse un vestido rojo corto que: era con mangas tipo musculosa, recorría hasta mi ombligo entallado a mi cuerpo y luego de ahí hacía bajo tenía una caída acampanada. Unos zapatos de tajo rojos también y recogí mi cabello con un rodete y mechones sueltos a los costados de mi cara.
Mientras lo esperaba me dediqué a mandarle textos a Meredith y Maggie que ansiaban saber qué sucedía minuto a minuto. Estaba tan concentrada tipeando que nunca me fijé si Owen se acercaba, hasta que sentí que alguien  acarició mi espalda, me sobreexalté y giré:
-Ay -dije y vi a Owen- me asustaste.
Se veía hermoso, llevaba un traje y le quedaba estupendo, se entallaba perfectamente a su cuerpo dejando a notar la hermosa figura que tenía y lo bien que se mantenía. Owen con traje y corbata era una de las cosas más lindas que mis ojos habían visto, ¿por qué no la más linda?
Owen rió al ver que me asustó y besó mi mejilla. Lo miré extrañada, acababa de besar mi mejilla adelante de todos.
-¿Qué? -rió- la gente normal se saluda con un beso en la mejilla Amelia.
-Pero sabes que no somos gente normal -respondí riendo.
-Dios, te ves tan... -dijo Owen sonriendo- tan hermosa.
Sonreí y me ruboricé ante su halago.
-Tu también te ves muy lindo -respondí- pero deja de hablar o te besaré aquí mismo.
Tomamos el ascensor para ir al piso donde se llevaría a cabo la fiesta. Estábamos solo nosotros en él. Al cerrarse las puertas, Owen comenzó a acorralarme contra una de las paredes.
-Eres una adicción -dijo Owen y se acercó para besarme.
-No -respondí alejándolo- correrás mi labial.
-¿Lo dices en serio? -dijo riendo.
-Owen, por supuesto que lo digo en serio. Se notaría -dije señalando mis labios que tenían un tono nude.
-Okay -dijo bajando sus manos a mi cintura y rozando su entrepierna con la mía- solo los miraré. Se ven lindos.
-Gracias. Estoy usando un nuevo tono de labial -respondí y Owen rió al escucharme.
-Solo sería un beso -suplicó Owen.
-¡No! -reí- sería como si yo tomara tu corbata ahora y la desatara.
-No lo hagas -dijo sonriendome.
Tomé su corbata atrayendolo más a mí y nuestras respiraciones chocaban.
-No lo haré y no lo harás por respeto a toda esa gente -dije con una mano en su corbata y otra señalando la puerta del ascensor.
Le di un empujón para separarlo de mí y las puertas del ascensor comenzaron a abrirse.
-Wow -dije al ver la elegancia del salón.
-Lo mismo digo -respondió Owen mientras salíamos del ascensor.
Escuchamos discursos de gente de la fundación y comimos bocadillos que el catering ofrecía. Había mucha gente agradable allí, era lindo saber que todos hablábamos el mismo idioma: la medicina.
Nos encontramos con un grupo de médicos de Washington y comenzamos a hablar. Eran agradables. Uno de ellos era neurocirujano, y además bastante apuesto y simpático, comenzamos a hablar apartandonos un poco de la conversación grupal:
-Así que neuro... -dijo sonriendo.
-Neuro domina -respondí.
-Exacto. ¿Cómo supiste que era la indicada? -preguntó.
-Siempre lo supe -respondí.
-Wow. Decidida. Me gusta -dijo coqueteando.
-¿Y tu como supiste? -pregunté evitando su coqueteo.
-Disfrutaba en grande trabajar como residente en cirugías de cerebro. Es casi tan parecido como el arte -comentó.
-Error. ES arte -respondí riendo.
El hombre sacó una tarjeta de su bolsillo y me la extendió.
-Para que podamos seguir conversando -dijo- hasta podríamos trabajar juntos. Estamos en el mismo estado.
-Gracias -sonreí y me alejé de él para volver a Owen.
-¿Vamos por algo de tomar? -preguntó él.
-Por favor -asentí sonriendo.
-¿Estabas teniendo una buena conversación? Parece que el tipo tenía otras intenciones -dijo un poco serio mientras caminábamos hacía una barra de tragos.
-Fue una interesante conversación. Quiero decir, es lindo encontrar y hablar con alguien de neuro. Pero fue un poco incómoda -admití riendo.
-¿Te hizo algo? ¿Dijo algo que te molestara? -se detuvo Owen.
-No -sonreí- no es un delito coquetear o ser simpático. Tranquilo, solamente fue eso -dije.
-Lo siento -respondió- soy impulsivo y no me gustan esas cosas.
-¿No te gusta que me hable un hombre? -pregunté frunciendo el ceño.
-No me molesta porque sé tus intenciones -respondió Owen sonriendo- ahora que te conozco un poco más, las sé. Pero me refería a que no me gustan esas cosas de incomodar o sobrepasarse con las mujeres.
-Oh -sonreí- eso es muy lindo de tu parte. En este momento lo que más se necesita es que alguien tenga un poco de consideración con nosotras las mujeres.
-Creo que es lo correcto -respondió cuando llegamos a la barra- ¿qué quieres tomar?
-No lo sé. ¿Tienes algo que no tenga alcohol? -pregunté al de la barra.
-Sí tenemos -respondió- ¿le traigo la carta de tragos?
-No. Soprendeme -dije riendo- ¿qué sean dos? -miré a Owen.
-Sí -asintió Owen sonriente.
-Como te decía antes... es lindo eso de tu parte -dije y nos sentamos en unas banquetas a la par.
-¿Sabes qué es lindo? -preguntó sonriendo.
-No necesito saberlo -dije riendo- aquí no.
-No hablaba de ti -dijo Owen- iba a decir que Nueva York es muy lindo.
-Oh -reí- pensé que...
-¿Qué hablaba de ti? -preguntó.
-Sí -admití.
-En realidad sí, hablaba de ti -admitió- aunque no hay nada malo en decirlo.
-Bailey -respondí.
-Bailey no tiene por qué involucrarse en nuestras vidas privadas -dijo Owen sonriendo- y menos si estamos a más de dos mil kilómetros.
Sonreí al escucharlo.
La fiesta transcurrió buena. Estuvimos lo que quedaba de ella sentados con Owen en la barra y conversando, nunca había notado lo mucho que me gustaba hablar con él, parecíamos compartir muchas cosas en común y además sabía escuchar todo lo que yo expresaba. Se hizo la medianoche y estábamos algo cansados debido al viaje.
Bajamos de vuelta a nuestras habitaciones.
-Mañana tenemos charlas informativas -dijo Owen- durante todo el día.
-No por favor -protesté mientras caminábamos.
-¿Sabes qué podemos hacer luego de todo ese aburrimiento? -preguntó Owen sonriente.
-¿Qué? -pregunté.
-Ir al Time Square. Será de noche y podremos apreciar toda su luz perfectamente -dijo Owen.
-¡Sí! -dije sonriendo- será genial.
Llegamos a nuestras habitaciones, ambos estábamos cada uno en su puerta.
-Bueno... -dijo Owen- supongo que aquí nos separamos.
-Supongo que sí -sonreí.
Ambos nos quedamos ahí, mirándonos. Y puedo jurar que sabía exactamente lo que Owen estaba pensando: nos necesitábamos en ese preciso instante, sentir realmente y más allá de los besos. Lo sabía porque yo también sentía lo mismo.
-¿Crees qué... -preguntó él abriendo la puerta de su habitación.
-Sí -respondí sin dejar que termine la oración y lo empujé hacía adentro de ella.
Owen cerró tras él la puerta de su habitación y luego de eso nos unimos en un beso. Me llevó contra la cómoda llevando sus manos a mi rostro, nuestros labios peleaban por ver quien besaba más. Era un beso un tanto desesperado pero aún así super cálido, los labios de Owen nunca dejaban de ser cálidos. Sin dejar de besarnos Owen bajó sus manos a su cintura y me elevó para sentarme sobre la superficie de la cómoda. Abrí mis piernas para que el se pusiera entre estas y subí mis manos a sus hombros para acercarlo más a mí.
Nos separamos para sacarle el saco del traje a Owen y sonreímos al mirarnos. Ninguno de los dos dijo nada, pero nos entendíamos perfectamente. Llevé mis manos a su corbata para desajustarsela y sacarla mientras que él me ayudaba desprendiendo su camina. Sonreí y mordí mi labio inferior al ver como su abdomen se iba dejando ver a medida que iba desabotonandola, cuando por fín terminó, cuidadosamente se la saqué. Owen volvió contra mi y volvió a besarme, yo llevé mis manos a su pecho desnudo para poder tener más contacto a él e iba dejando pequeñas caricias. Me encantaba, me volvía loca, quería detener el tiempo en ese preciso instante donde ambos estábamos enfocados en el otro, sonriendo y dandonos amor. Estaba enamorándome de Owen, y no había vuelta atrás.
Me deshice de mis zapatos arrojándolos a un lado de la cómoda y Owen bajó a mi cuello para darme pequeños besos que fueron el paso final para realmente querer que él me haga sentir pasión. Una mano de él fue hacía mi espalda, para poder bajar el cierre de mi vestido. Todavía recuerdo el ruido a medida que lo iba bajando mientras besaba mis hombros. Luego una de sus manos intentó arrastrar mi vestido para sacarlo de mi cuerpo empezando por mis hombros pero antes se detuvo:
-¿Te sientes cómoda? -preguntó con total transparencia.
A pesar de que ya nos conocíamos bastante y sabíamos cuales eran nuestros límites y placeres, Owen nunca dejaba de preocuparse por mí.
Asentí con mi cabeza pero antes pregunté:
-¿Y tu? -mi voz sonaba un poco agitada.
-Muy -respondió él sonriendo.
-Entonces ¿qué esperamos? -pregunté- te necesito Owen.
Owen volvió a besarme y me cargó en brazos, rodeé mis piernas alrededor de su cintura y me llevó hasta la cama, dejándome con cuidado sobre ella. Allí, finalmente terminó de quitarme el vestido.
Sabía realmente hacerme sentir bien y querida, en toda mi vida, nadie había logrado que me sintiera así al momento del sexo. Él era distinto y perfecto. Hacía demasiado tiempo que no estábamos juntos en una cama porque habíamos decidido ir más lento, y quizás estábamos cometiendo un error al tener sexo en un hotel de Nueva York en plena convención Harper Avery, pero realmente nos necesitábamos.
Y lo que no sabía y me intrigaba, era si él realmente me amaba. Pero lo que sí sabía, es que yo sí. Me costó admitirlo, pero yo amaba a Owen Hunt. Lo amé desde aquella vez que tuvimos sexo en su auto, borrachos y a la salida de un bar.

❥ My new addiction | Omelia {ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ}Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt