Capítulo 5

289 15 1
                                    

Aun no respondía solo luchaba contra mi misma para no imaginármelo desnudo pero era en vano, mi cabeza ya había dado rienda suelta a mi gran y extendida imaginación, cuando caí en la cuenta de que lo tenia enfrente vi que metía el dedo en su boca sin dejar de mirarme saboreando la mermelada.
-Creo que se me a quitado el hambre-Dije evitando mirarle, levantándome a gran velocidad pero el también fue rápido cuando llego hasta mi quitándome el paso.
-¿Qué pasa?-Dijo con voz suave recorriendo con la yema de sus dedos mi mejilla y con la mano libre agarrandome de la cintura y pegándome a él.
-Paulo...-Logre pronunciar yo al mismo tiempo que gemía al sentir sus dedos bajar por mi garganta y sus labios besando mi cuello y hombro.
-¿Qué...?-Dijo el tranquilo.
Pero estaba tan confundida que estaba perdiendo el control de mi propio cuerpo y cuando creí poder detener aquello, había subido su rostro hasta mi altura y sus labios jugaban con los míos unidos entre si, con suavidad los labios se entre abrieron dejando paso a las lenguas que recorrieron cada rincón de la boca contraria y como si mis brazos se manejaran solos se colocaron tras su cuello pegándolo más aun a mi, mi corazón comenzó a palpitar a toda prisa, no era dueña de mi misma pero a la vez me sentía más bien que nunca haciendo caso a mi corazón y no a mi cabeza que me negaba algo de felicidad en esta locura.
Paulo me tumbo sobre la mesa con delicadeza tirando todo lo de más al suelo se oyó estallar cristal pero yo fui la única que se sorprendió pues el seguía subiendo su mano bajo mi camisa de botones, la piel se me erizaba, la respiración se me agitaba a igual que mis latidos con cada botón que se soltaba, mis manos desalojaron su cuello y con la yema de los dedos recorrí una y otra vez las líneas de su espalda desnuda, cuidada y sensual, sus besos bajo mi pecho provocaban temblor sobre mi y los jadeos y gemidos que provocaban su tacto me sonrojaban, jamás me había sentido tan vulnerable ante alguna situación, pero aquella sobrepasaba a todas. Las manos de Paulo ya no tenia sitio fijo cuando el ultimo botón de mi camisa se soltó y dejo ver el pequeño sujetador negro que llevaba, cuando nuestra mirada coincidió mi cara se volvió completamente roja de vergüenza y la de el llena de fuego y pasión que sus ojos mostraban con algo de deseo. Sin dejar que volviera en si se acerco en mi y unió sus labios de nuevo a los míos dejándome sin respiración, por un momento no sentí sus manos acariciar mi cuerpo pero si como su cuerpo se despegaba del mío, entonces cuando sentí sus manos provocando que gimiera exageradamente entendí su ausencia, acariciaba mis pechos sobre el sujetador con desesperación y se alejaba de mi mordiendo mi labio inferior, el deseo de más hizo que me irguiera y el aprovecho para pasar sus manos tras de mi y antes de que volviese a caer sobre la mesa se deshizo de mi prenda, un escalofrío recorrió mi cuerpo de frío en parte pero también de miedo lo que hizo que me agarrase a Paulo, comencé a temblar si nos acabáramos de conocer en esta vida me echaría exactamente la que tenia en la anterior, se suponía que tenia que ser una más y para mi todo aquello era la primera vez, los besos, las caricias, roces, todo.
-¿Tienes frío?-Dijo él divertido.
-S-si-Respondí con temor de que notase algo que nos llevara al tema de que puede que este loca, el se puso serio y algo preocupado.
-Mejor lo dejamos-Dijo separándose y poniéndose de pie, rápidamente tape mis pechos con los brazos como pude y salte pegándome a él.
-No, no te vallas-
-¿Se te quito el frío tan rápido?-Dijo con esa voz tan perfecta pude sentir que sonrio y yo solo asentí hundida en su pecho, sus manos estaban en mi espalda abrazándome como si me protegiesen de los monstruos del armario como recordaba con mi padre las noches de lluvia y truenos, pero lo que vino luego no me recordaban a el, ya que sus manos tomaron camino de nuevo y tras pasar por mi cintura comenzaron a subir recostándome sobre la mesa de madera de nuevo, de nuevo mi cuerpo me jugaba una mala pasada y comencé a temblar-
Tranquila...-susurro en mi oído y luego lo mordió dejándome algo atontada su tono y voz eran tan suaves y angelicales a pesar de la edad que allí tendría que tener que me enternecían el alma. Cuando comenzó a acariciar mis pechos mi cuerpo se tenso e irguió pero poco a poco fui dejando que el placer me poseyera y deje caer mi espalda sobre la fría mesa, las manos de Paulo cogieron rápidamente otro rumbo y sus labios abandonaron los míos, aprovechando que le costaba desabrochar mi pantalón corto comenzó a bajar sus besos por mi garganta acercándose a mis pechos, pero yo ya no era la niña de 15 años o al menos no pensaba como ella, quizás si era un sueño ¿que más da lo que hiciera si cuando despertara solo seria un sueño de una niña de 15 años con hormonas agitadas?
Al contacto de sus labios con mis delicados pechos eche la cabeza asía atrás gimiendo locamente agarrando su cabeza para que no se detuviese, era como si se tratase de un vampiro que tuviese sed, como si una especie de frenesí recorriera mi cuerpo entero junto con mi sangre, pero mis instintos liberaron cuando sentí el "clip" del botón de mi pantalón soltarse y el comenzaba a bajarlos, entonces gire y con mis pies yo misma deje que cayera fuera de la mesa.
-Estas más animada ¿no, mi amor?-Dijo besando mi mejilla casi no más que rozándola, yo asentí en silencio.
Deje caer mi cuerpo sobre el de él con fuerza notando sorprendentemente su miembro cobrando vida y por el contacto Paulo gimió cerrando los ojos con fuerza.
-Dios.-Grito él colocando las manos en mi cadera, me había olvidado de ese detalle ¿Y que esperabas? Me pregunte a mi misma-Yo no te provoco tanto como tu a mi-Me reprocho ¿Qué pensaría si le dijese que tal vez me había olvidado que como todo hombre tendría su cosa? Me ruborice y sonreí a la vez que pensaba en nada más su cara.
-Lo siento-
-Tu si que lo vas a sentir-Dijo el poniéndose sobre mi nuevamente provocando que el rojo de mi cara aumentara.
-¡Ya estamos aquí!-Grito alguien desde la sala solo una habitación más allá.
Paulo y yo nos miramos pasmados.
-Cierto, mi madre venia a comer-
-¿Qué?¿Cómo...? mejor ni me lo digas-¿Cómo se le había poder haber olvidado que su madre venia a visitarnos? Quise preguntar pero seria idiota ya que yo misma había perdido la noción del tiempo con sus caricias.
El se separo de mi y yo me coloque sobre la mesa de nuevo se acerco a mi y me robo un beso.
-Vístete rápido-Dijo dejando en mis pies mis prendas-Te amo, no lo olvides-
-Yo...también-Dije cuando el caminaba asía la puerta de espaldas, de pronto al oírme se detuvo y me miro yo solo sonreí.
-Voy a entretener a tu querida suegra-
-Que amor por tu madre-
-Ya ves, no tanto como a ti-Dijo guiñandome un ojo y luego alejándose.
Me puse el sujetador y luego comencé a abrocharme la blusa me gire para estar mas segura de que si alguien entrara nada se me viera y fue cuando pude ver como había quedado la penosa cocina. Cuando termine con la camisa comencé a recoger lo que pude y colocarlo sobre la mesa, podría decir que intentaba hacer una receta imposible si entraba a la cocina Alicia, pensé mientras miraba que incluso harina estaba esparcida por el suelo pero cuando descubrí que el cristal estalla era nada más y nada menos que el bote de mermelada, me mordí el labio por el fuego que recorría mi cuerpo y mirando que nadie viniese metí un dedo en la mermelada y me lo lleve a la boca, estaba sabrosa, era como pipas, si comía no podía parar, entonces volví a meter en el dedo en lo que quedaba del tarro pero antes de que me lo llevase a la boca el apareció como un ángel, como un sueño y saboreo mi dedo con descaro.
-Mi madre tiene sed y no podía dejarla venir-
-¿Por eso me lames el dedo?-Pregunte sacudiéndome la harina de las manos mientras el me daba la espalda y buscaba agua en la nevera.
-Valla mujer que tengo, la egoísta que no comparte con su marido ni un poco de mermelada-
-¿Perdona?-Dije cruzándome de brazos el se dio la vuelta con el vaso y ya la jarra en la mano se acerco a mi y beso mi frente.
-Te quiero-
-Si claro-Dije sin mirarle.
-¿Te enfadaste?-
Negué sin mirarlo.
-Dios por esto me case contigo, es como ser joven tenga la edad que tenga-
-¿Me estas llamando niña?-Dije como si no lo fuera.
El se acerco besando mis labios a los que no me pude negar.
-La niña de mis ojos, solo mía, siempre ha sido a si y siempre lo sera amor-Dijo con dulzura luego se esfumo de la cocina...
Eran las palabras más hermosas que me habían dicho jamas.

Be careful what you wantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora