♫ 09: La despedida

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Le tomó dieciocho días a Louis el volver a contactar a Harry. Para ese entonces, el rizado ya estaba más que resignado a que todo esto era el fin, que esa noche en el motel, con su diarrea verbal y su sentimentalismo y toda esa mierda, había sido el detonante que se necesitaba para que ambos se dieran cuenta de que era una verdadera locura lo que tenían, el estar juntos y el arriesgarse.

Porque pasara lo que pasara, Harry siempre terminaría perdiendo. Él era básicamente un do nadie, un mocoso endeudado que no tenía donde caerse muerto, uno más de la clase media baja, que luchaba por salir adelante mediante sus estudios y sus propios méritos. Louis estaba demasiado acostumbrado a su vida de lujos, de viajes exuberantes, de comidas en restaurantes lujosos.

Nunca iba a funcionar de todos modos y era hora de aceptarlo y volver a la realidad.

Así que cuando Louis le envió un mensaje, un viernes por la mañana, él supo que era el final. Estuvo distraído en todo lo que quedaba de clases y decidió que lo mejor era suspender su tutoría de la tarde. Jamie, su "pupilo" estuvo más que feliz de suspender su clase, así podía ir con su novia al cine antes de la fiesta que celebraría su celebridad esa noche, a la cual, Harry también estaba invitado.

Cuando volvió a su habitación, estaba solo, Dylan estaba quedándose con Kayla, debido a que estás últimas semanas se había estado sintiendo mal y tenía que cuidarla, ya que la doctora les había dicho que la pequeña Melody, podría adelantarse. Así que estaba solo y eso era un problema, porque su cabeza comenzaba a pensar demasiado y eso no podía ser. No quería que fuese así, no necesitaba que fuese así.

El mensaje de Louis decía que necesitaban verse a las cinco y treinta, en su sucursal de café de siempre. Eran recién las dos y como Harry tenía el estómago hecho un nudo, no pensaba en ir a almorzar. Así que decidió recostarse y dejar su alarma a las cuatro de la tarde. Lo mejor que podía hacer ahora mismo era dormir e intentar prepararse para lo inevitable.

—Para lo que tenía que suceder—murmura para nadie en particular, en la soledad de su habitación.

Se acomoda de costado, tomando la almohada de su lado y abrazándola fuertemente contra su pecho. Luchando, de un momento a otro contra las lágrimas que se han acumulado en sus ojos. Se niega a llorar, no tomará ese camino.







+








No observa a nadie en absoluto mientras camina en el interior de la cafetería, pasando por el costado de la barra de preparación e ignorando las miradas curiosas y el grito de una nueva empleada diciéndole que no puede pasar. Cruza las puertas que dicen "solo personal autorizado" y suspira, cuando el bullicio de afuera, es amortiguado por las paredes. Se da valor, para comenzar a caminar hacia el final del pasillo, donde sabe que Louis está esperándolo.

Una vez frente a la puerta, toca dos veces, con sus manos temblorosas y escucha, como los pasos se acercan hacia allí. La puerta es abierta unos segundos después y un Louis ojeroso y pálido aparece frente a sí.

—Hola—Le saluda, su voz sonando muy baja—Pasa.

Se mueve hacia un costado, dejando la entrada libre, para que él pueda pasar.

Where Were You In The Morning? » l.sWhere stories live. Discover now