Capítulo 54: ¿Quién es él?

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Iman

Aún era temprano en la mañana cuando escuché sonar mi teléfono.

—Ya cállate —me quejé todavía adormecida. Era como si aún estuviéramos en la madrugada y realmente no planeaba responder alguna llamada.

Luego escuché el tono familiar de que recibí un mensaje de voz. Eso era extraño.

Nadie dejaba mensajes de voz a menos que fuera importante o algo así.

Me estiré, tomando mi teléfono y entrecerrando los ojos ante la luz brillante. Odio mirar las cosas brillantes después de que me despierto.

Tenía aproximadamente dos llamadas perdidas de Maria y Juliette, y por último un mensaje de voz de Maria.

¿Qué podría estar pasando?

Lo reproducí.

Um... hola Iman. Soy yo, Shawn.

Sentí que una oleada de conmoción me hizo saltar y sentarme en mi cama.

¿Shawn? ¿Cómo...?

Sé que ha pasado un tiempo desde que... ya sabes, nos hemos visto. Y solo quiero decir que te he echado de menos, bebé. Espero que lo estés haciendo bien, o al menos mejor que yo —dijo. Mi corazón se apretó cuando escuché la tristeza en su voz.

Estos últimos 4 o 5 meses han estado vacíos y... s-solo quiero que sepas que aún significas todo para mí y espero que todavía sientas lo mismo por mí. No debería haberte mentido y haberte llevado así, y lamento que mi padre se haya metido en el camino. Si estás escuchando esto, quiero que sepas que no tienes que huir... de mí —luego suspiró.

Te amo —y ese fue el final.

El resto de la mañana la pasé sentada en mi cama con la cabeza descansando sobre mis puños.

Las palabras y la voz de Shawn sonaron repetidamente en mi cabeza. Después de tanto tiempo, ahora estaba escuchando su voz y sonaba muy diferente.

No era tan suave como antes, era más ronca y escuché algunas vacilaciones aquí y allá. Y no ayudó que yo fuera parte de la causa.

Repetí el mensaje otra vez, me aferré a cada palabra y me detuve. Lo extrañaba mucho y solo saber que el mensaje era de él, hizo que mi corazón latiera más fuerte.

Podía decir que Shawn no estaba tomando demasiado bien la distancia, y yo tampoco lo estaba en su mayor parte. Estar lejos de él no me sirvió como pensé. El dolor que estaba sintiendo era peor.

Una cosa vino a mi cabeza. ¿Por qué el mensaje de Shawn llegó a través del teléfono de Maria? Probablemente ella se lo había dado porque él sabía que yo reconocería su número.

Debería estar enojada, pero no lo estoy.

Se sentía bien saber de él de todos modos.

[...]

Daniel y yo nos encontrábamos en el aeropuerto. Estábamos recogiendo a nuestra madre de su viaje a Ghana.

Estábamos esperando en los bancos de metal por cualquier señal de ella.

El mensaje de Shawn seguía repitiéndose en mi mente. Por alguna razón, me sentí molesta. No sabía por qué, solo lo estaba.

Y eso fue hace tres días.

Simplemente no podía dejar de pensar en él.

—¿Qué demonios estás mirando, Iman? —preguntó Daniel devolviéndome al mundo.

Prince Of France | Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora