Capítulo 11

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Las mujeres se disponen a marcharse para sus hogares cuando una mujer, en la distancia, llama la atención de Sarita. La joven se acerca con su hija al ver que se trata de Rosario.

- ¿Rosario?- esta se gira y su gesto de sorpresa no pasa nada desapercibido.- ¡Sarita, qué alegría verte! ¿Qué haces por la ciudad?

- Hemos venido a hacer unos recados, por cierto, te presento a nuestra hija.- La famosa cantante se inclina para ver cómo la pequeña Martina duerme profundamente.

- Es una niña muy linda, me alegro mucho por vosotros.- Sara se fija en que Rosario no deja de mirar el reloj y hacia ambos lados de la calle.

- ¿Y tú Rosario? ¿Qué haces aquí? ¿Esperas a Sebastián?

- A decir verdad...decidimos abandonar la relación, creí estar preparada para dar el siguiente paso, ya sabes, intimar con otro hombre; la antigua Rosario no lo hubiese pensado dos veces pero después de mi matrimonio con Armando...siento que lo estoy traicionando.

Sarita se gira al escuchar el grito de sus hermanas, se está haciendo tarde y es momento de regresar a la Hacienda.

- Oye Rosario, nosotras tenemos que ponernos al día, no sé a quién esperas pero quiero saber que estás perfectamente; todos deseamos verte feliz, te lo mereces.

- Gracias Sara, de verdad que me reconforta escuchar eso, sobre todo viniendo de ti. Intentaré buscar un hueco y llamaré para visitaros.

- Te tomo la palabra, ha sido un placer verte Rosario.

- Lo mismo digo, mándale saludos a Franco y a Don Martín.

- Lo haré.

Sarita se une a su familia, aunque no se marcha tranquila, hay algo en el comportamiento de su amiga que le incomoda, como si le estuviese ocultando a alguien; ¿Por qué miraba el reloj de esa forma? Parecía inquieta e impaciente.

Esa misma noche...

Sarita ha escuchado atentamente a su marido mientras este le relataba todo lo ocurrido en las reuniones y aunque se esfuerza en prestarle atención no puede evitar pensar en Rosario. Ha habido algo muy extraño en su comportamiento, como si se sintiese culpable por ocultar un gran secreto.

- Mi amor.- Franco posa su mano sobre la de su mujer.- ¿Estás bien? Te noto ausente, ¿Ha ocurrido algo en la ciudad?

- No, nada, es que estoy cansada, sólo eso.- Sarita le devuelve la sonrisa, la pareja termina de cenar y se suben a la habitación para descansar.

- ¿Puedes cambiar a Martina? Voy a darme una ducha.

Franco asiente con la cabeza, su pequeña le reclama con llantos por el comunicador, la antigua habitación de Juan David ahora es de su prima; solo han cambiado un poco los colores de las paredes y algún que otro juguete que Juan David quiso llevarse a su nuevo hogar, nada negociable.

Sara se encuentra una imagen muy tierna cuando sale de la ducha, Martina duerme acurrucada en el brazo de su padre, el cual también ha caído en un profundo sueño. Con mucho cuidado Sarita coge a su pequeña para llevarla a su cuna, la deja suavemente evitando cualquier ruido posible.

 Con mucho cuidado Sarita coge a su pequeña para llevarla a su cuna, la deja suavemente evitando cualquier ruido posible

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Pasión de GavilanesWhere stories live. Discover now