3

3K 240 109
                                    

EL COMIENZO DEL FIN

—¡Maldición! ¿En qué demonios estaba pensando mi padre con todo esto? Como si no tuviera suficiente después de aguantar a un demente con un asqueroso sentido de la moda en mi propia casa —escupió con molestia mientras aguantaba las arcadas —. Bueno, no hay de otra. Tengo que tomar el bendito autobús muggle o probablemente mi padre me matara o peor... me desheredara —trago saliva ante la posibilidad.

Contempló el camino que lo llevaba a la parada del bus y resopló con fastidio. —Odio esa maldita lata ¿era mucho pedir una chimenea en la Red Flu?

Con resignación Draco cogió sus cosas y salió del arbusto maldiciendo una y mil veces las decisiones de su padre, al autobús noctámbulo especialmente a Stan, a los muggles y a cualquiera que no lo esté pasando mal como él en estos momentos.

Mientras llegaba a la parada del autobús vio como una pareja muggle sentada en uno de los asientos de la parada. Se estaban haciendo mimos expulsando su maldita felicidad y feromonas por todas partes. Él podría jurar que un poco más vería corazones y arcoiris saliendo de ellos. Con un muy buen auto control pudo resistir la tentación de lanzarles alguna maldición para que dejen de ser tan descarados es sus demostraciones de afecto. No entendía cómo podían osar perturbar la paz de otros con su jodida falta de pudor. —Qué asco, dan nauseas —pensó. Mientras más los veía más incómodo se sentía. Sabía que solo eran besos, pero, juraría que ese par si estuvieran en un cuarto hace mucho que estarían ya en plena cogi...

Sus oídos captaron un sonido que lo alarmó al percatarse de él, pero cuando se dio cuenta que era nada menos que la lata móvil muggle por primera vez se alegró de ver una. Esa cosa era su escape a la posible fornicación pública de esos muggles.

Mientras tomaba sus cosas noto algo que le dio mucha gracia y felicidad momentánea gratuita por karma instantáneo que él no dudo en no evitar. Sus ojos grises notaron en el bolsillo del muggel, que estaba punto de devorar a la chica con besos, unos boletos con el mismo número de abordaje que le suyo.

No lo pensó mucho. Tomo sus cosas y se aproximo a subir al bus, entregar su boleto para que lo marquen y dirigirse a un asiento que tenga una buena vista del retrovisor. Encontró el asiento con mejor vista y contempló con alegría como la pareja intentaba desesperadamente par su movilidad perdida por medio de señales aleatorias.

—Merecido lo tienen por exhibicionistas —pensó con picardía y placer al ver el resultado que imagino —. Comiendo frente a los hambrientos nunca pasa nada bueno. Te roban la "comida" si los provocas mucho.

Mientras observaba cómo una pareja discutiendo se perdía en el horizonte no pudo evitar sentir algo de nostalgia. Una pareja no la había tenido desde hace mucho tiempo y el último, a pesar de que fue muy excitante y novedoso no tuvo un cierre con el que podría estar a gusto. Fue tan repentino. Y así como rápido comenzó fue poco lo que duró. Pero no lo podía culpar. Ese día no estaba en los planes de nadie que eso sucediera.

Borro rápidamente los sentimientos de culpabilidad por eventos pasados con una pequeña sacudida de cabeza. Tenía asuntos más importantes que reflexionar que eso.

—Esto es una mierda— pensó—Una maldita mierda en la que fui sometido por el desequilibrio mental de mi padre. Después de Voldemort creí que sus "magnificas ideas" para el progreso de la familia Malfoy terminarían... Me equivoque. —pensó con arrepentimiento— Bien; vamos a recapitular todo lo que este día de mierda me hizo. Recibí patadas de mi progenitor indiscriminadamente, fui obligado a hacer un juramento inquebrantable, me lanzaron a un autobús de pesadilla lleno de dementes junto a un pervertido, vomite como si no hubiera un mañana, dos tipos casi se ponen a follar a mi costado sin ningún pudor, de nuevo estoy dentro de una máquina infernal muggle y lo peor es lo siguiente.

Campamento MUGGLE [HARCO/DRARRY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora