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Placebo❧

Hay momentos dónde te despiertas de tu cama y no tienes ganas de hacer nada, sientes que pesas más de lo que dicen los números de la báscula, piensas si levantarte es para comenzar tus actividades o ¿por qué es tu obligación? El sol aún no sale y ya quieres volver a la cama, Los días siempre pasan como si no tuviera veinticuatro horas, si no pareciera que son horas eternas, había veces dónde sobre pensaba mucho si el seguir viviendo siquiera era una opción si todos los días era un agobio, a veces creía que el tiempo lo curaría todo, pero no era así. "no tienes valor para acabar con tu vida, pero tampoco tienes valor para vivirla" se repetía una y otra vez.

Los días, son tan silenciosos de este lado de mi casa, me pongo a pensar en mi atormentada vida y llego a la conclusión de poder ser como aquellos lindos pajaritos, que sólo salen volando de los problemas pero en realidad se comparaba con un pez diablo negro, en viven en el fondo del mar, están solos y tratan de brillar pero la oscuridad siempre los absorve, no había mucha comparación, aunque el pelinegro sabía que era una presa fácil. Pensaba aquel chico, su mirada fija en la casa de sus vecinos.
Pasaba la colilla de su cigarro por el borde de la ventana, daba unos pequeños golpecitos en el, así caía el exceso de cenizas, era raro ver cómo había gente feliz haciendo sus actividades a esa hora ¿Cómo podía ser que se divertían corriendo tan temprano? 
Puso el tabaco entre su dedos y lo llevo hasta sus labios para darle una última calada de este.

Su mirada posó sobre los hijos de sus vecinos, los cuales estaban esperando a sus padres, están listos para ir al colegio, esto hizo que el chico reaccionara.

Diablos, son las siete en punto, llegare tarde a la escuela, miro su reloj de muñeca.

ya con su uniforme puesto tomo su mochila y salió de su habitación.

— Otra vez ¿¡Por qué mejor no te largas de aquí!? —

— ¡Vaya! ¿Tú crees que si no fuera por mí, seguiría aquí?

El joven se encontraba bajando el último escalón para llegar al salón, escuchaba como es que de la cocina salían gritos y regaños, algo que era habitual de cada mañana.

— Buenos días mamá, papá — saludo el menor entrando a la cocina

- ¡arruinas está familia! - Grito la pelinegra

- ¡Todo el dinero se lo das a tu amante! - contra atacó el castaño

el menor se quedó mirando a sus padres con seriedad, no quería mostrar la vulnerabilidad que tenía por dentro, era mejor que se fuera de ahí pues sentía que se estresaria más de lo normal y no quería arruinar tanto su mañana.

— ¡Él sabe cómo hacerme sentir mejor cuando estoy estresada! — grito furiosa

— ¡puedes salir a caminar! — bufo el mayor apuntando la puerta

— ¡Sólo lárgate y déjame sola! — la pelinegra se abrazó a sí misma dándole la espalda

— Los veo luego — Salió de su casa, sabía que, si se quedaba más tiempo, sus padres empezarían a culparse el uno al otro, que gracias a ellos su "amado" niñito está así

sus padres no le tomaron importancia, nunca dejaron de pelear.

El chico comenzó a caminar por aquella acera iba un poco cabizbajo, pero en realidad ya estaba muy acostumbrado a que sus padres pelearan y ninguno le prestaba la atención que necesitaba.

Desde que era un bebé, sus padres nunca estuvieron para él, incluso había ocasiones que dejaban olvidado a su hijo en las guarderías, simplemente no se acordaba que tenían un hijo, gracias a todo esto, cuando estaba muy pequeño era muy reservado, pues nunca tuvo la oportunidad de socializar con alguien ni tener la confianza con sus progenirores, ellos nunca están en casa, pero cuando lo están, siempre pelean.

❥Placebøℓ ꕤYoonminꕤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora