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-Pero qué momento más adorable, estimadas damas, me disculpo por interrumpirlas- los ojos de Pacífica se abrieron grandes y su rostro se puso pálido ¿por qué reacciona así en este momento?

☆☆☆☆☆

Al ver que Paz no reaccionaba, decidí hablar yo

-Eminencia- hice una reverencia con la cabeza y me correspondió -qué le trae por aquí- comenté al notar el estupefacto se Paz. Si es el hombre de sus sueños no creo que deba actuar de esa forma.

Sonrió ladinamente y comenzó a avanzar por la habitación con mucha confianza, sosteniendo con su mano derecha la pipa con la que se le ve habitualmente.

Sonrió ladinamente y comenzó a avanzar por la habitación con mucha confianza, sosteniendo con su mano derecha la pipa con la que se le ve habitualmente

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-Solo pasaba por aquí y...- hizo una pausa como si fuera a elegir bien las palabras que utilizaría, sin quitar esa sonrisa un tanto maliciosa, lo que me causó que el corazón se me acelerase por la incertidumbre. Presiento algo mal y el temblor en Pacífica me confirma las sospechas -me siento avergonzado por lo que diré- tomó un gran bocado de aire de su pipa y soltó una gran cantidad de humo -me llamó la atención la conversación y me encontré escuchando tras la puerta. Lo siento Su Alteza-

Pacífica sólo asintió e intentó hablar fallidamente, sólo salieron titubeos de su boca. Había algo que yo no entendía y comenzaba a sentirme un tanto incómoda, quería retirarme pero no podía dejar a Paz en esta forma.

-Eminencia, perdone mi atrevimiento- hablé haciendo una total reverencia,  con la cabeza en el suelo -Quisiera saber por qué llega de esta forma a los aposentos de Su Alteza, la Princesa Pacífica y se toma la molestia de contarnos esto- levanté ligeramente el rostro para intentar ver su expresión, me estoy jugando el cuello hablando de esta forma.

No sentí en qué momento se puso frente a mi, mirándome fijamente con una ceja enarcada, tapandose la boca con su elegante abanico. Miré hacía atrás y Pacífica estaba en mi misma posición, reverenciándose ante él. Me sorprendí que no le prestara atención a lo que hacía ella, más hincó su rodilla en el suelo, guardó su abanico y con su mano ya libre me tomó del mentón, invitándome a ponerme de pie junto a él. Quería voltear a ver a Pacífica, pero no me lo permitió.

-Señorita Hyan, esto es algo complicado de decir, la verdad no puedo encontrar las palabras para decírselo- hablaba con un tono un tanto sarcástico -¿cómo cree que deba decirle a su amiga, princesa?- no entendía nada, intenté mirar de reojo a Paz, más creo que seguía en la reverencia, al parecer temblando -tsk, no es de mucha ayuda- seguía sonriéndome y aun sin soltarme, se acercó a mi oido, provocándome un cosquilleo que iba desde el lóbulo de mi oreja, hasta mi estómago -el problema de que haya escuchado y el que Su Alteza Real se encuentre de esa forma es porque...- se acercó aún más y me susurró en el oído, provocando un escalofrío conocido ya -estamos prometidos en matrimonio

El rostro se me quería partir en dos. Ya entendía todo. Mi cabeza comenzó a hacer conexiones y mi corazón comenzó a palpitar con fuerza.
Ahora todo estaba claro. El porqué Pacífica actuaba así, lo que implica el que haya escuchado todo su Eminencia y que...
Dipper

No sé en qué momento me soltó del agarre. Me giré a ver a Paz que estaba sollozando aun en esa incómoda posición. El corazón se me contrajo, y me volteé para mirar el rostro del hombre parado frente a mi, que de espacio personal no sabía.

-Su Eminencia- dije con voz decidida -ya no hay vuelta atrás ahora que oyó lo que hablamos con la Princesa, más imploro a su infinita bondad el que podamos buscar una solución beneficiosa para ambos- me miró fijamente a los ojos, estando casi a mi altura, más en un momento se enderezó y ahora me miraba desde arriba. Es un hombre bastante alto, aun siendo yo de estatura "normalmente baja". Sus facciones eran como esculpidas por un profesional y sus ojos tan enigmáticos y hermosos como el color ambar de la miel. Podría jurar que tras analizarlo, su rostro tomaba una tonalidad carmín, pero no pude estar muy segura, ya que nuevamente cubrió su rostro  con el abanico. Se aclaró la garganta, mirándome desde arriba con las cejas enarcadas.

-Me temo que no hay nada más beneficioso, para mi, que ser el Rey. Y para la princesa... me aseguraré de hacerla feliz- no pude encontrar ninguna emoción en él, ni en su rostro, ni en su voz.

-Pero el casarse sin amor... sé que es algo común en nuestra sociedad, pero no creo que sea algo que se merezca ni Pacífica ni usted- hablé cada vez más bajo, recordando que al apelar por la única amiga que tengo, debo dejar ir a el fugaz amor que tuve por Dipper. Entonces pude notar una chispa en los ojos de su Eminencia, y comenzó a hacer un ruido desde su garganta, como pensando algo.

-Bueno, si es así como lo pone... yo solo debo casarme para subir mi rango y así seguir escalando, y la Princesa seguirá siendo princesa aun casada con alguien de clase inferior. Pero el problema aquí es que necesito una esposa- me miró por unos segundos con una mirada que no puedo describir. Estaba feliz porque el hombre no era inflexible y entendía la situación. Al fin Pacífica podría ser plenamente feliz al lado de quien ama. Pero al girarme y ver el rostro de Pacífica, mi alegría se desvaneció. -Creo que ya entendió, señorita Hyan

Todo comenzaba a dar vueltas y mi corazón a palpitar. Qué podía hacer más que, claro, desmayarme ante una situación así. Mi cerebro necesitaba un descanso, más antes de caer totalmente inconciente, podría jurar que escuché algo familiar.

¡ESTRELLA!

Mi "demonio" guardián (MaBill) #PremiosGravity2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora