El tímido de Patitas de Pollo

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El decir que por eso que ocurrió unos meses después me lo gane a pulso podría ser una afirmación muy acertada. Pero no por ello muy justo.

Al día siguiente la nueva pareja se me acerco y acabe en el techo de la clase por accidente. Si por accidente. No había ninguna mala intención tras los actos de la joven. Como acabe en el techo tiene una explicación muy sencilla, Uragraviti me toco con ambas manos y sus cinco dedos al abrazarme con mucha fuerza y besando como abuela que no ve a sus nietos en muchos años, dejándome la mejilla roja y no a causa del rubor.

Desde mi nueva posición puedo ver a todos mis compañeros en detalle. Por esto mismo no quiero bajar o moriré. Si los últimos días el siempre agradable y cariñoso Bakugo estaba aún más "cariñoso" que de costumbre, hoy sé que en cuanto mi lindo trasero se estrelle contra el suelo moriré en sus manos lenta y agónicamente. Mineta, el pervertido y rencoroso enano de la clase, creo acaba de hacer un muñeco vudú con mi forma clavándole agujas en cierta parte intima de su anatomía, por lo que rezo para que no surta efecto por mi bienestar físico y el de mi pareja si algún día la tengo. Yo que creía que éramos algo así como amigos, no al nivel de Kirishima, Bakugo, Mina Sero y Jirou, pero si amigos.

Nuestro estricto delegado regaña a la castaña mientras el peliverde se disculpa mil y una veces. Aunque cueste creerlo, el impasible cubo de hielo del dos caras se está partiendo de mi desgracia y creo está disfrutando. Aun me guarda rencor por lo de los celos que le dimos cuando ayudaba a su ahora novia. Esta crea una escalera para agarrarme cuando la morena desconecte sus poderes.

Me niego a bajar viendo a la fiera que amenaza con subir si no bajo de una puta vez para que me mate, pero lo haga o no moriré. Busco ayuda en mis otros amigos y cuando el rubio cenizo con afán asesino lleva la mitad de la escalera, salto sobre el pelirrojo enganchándome como un Koala a su cintura para luego salir corriendo de la clase, pero para mi mayor desgracia me estampo con nuestro profesor, el cual tiene complejo de oruga mache. Llega cargando sus papeles y ese inseparable saco amarillo en el que creemos vive y un día saldrá convertido en mariposa. Al chocar ambos los papeles vuelan y el asesino choca contra mi espalda y creo moriré. Somos sepultados por la crisálida de nuestro profesor ambos y caemos de frente. La posición no es la más sana y menos si cierto rumor circula. Gritos del enfadado profesor, amortiguando las risas de algunos de mis compañeros es lo que se oye cuando un enfadadísimo Bakugo se levanta usándome para impulsarse.

Detrás el aura asesina de mi amigo durante toda la clase, me indica que me libre por ahora pero que tarde o temprano moriré. Por esto mismo le llevo evitando y con ello al resto de mis amigos. Les aprecio mucho pero mi vida es más importante. El cada vez con mejor humor se encuentra frente a la puerta de mi alcoba amenazando con tirarla abajo si no abro. Admito que como alma que busca el diablo hui inundado por el espíritu de flash al refugio de mi habitación interponiendo el pedazo de madera entre mi perseguidor y yo. Me reusó escondido bajo la cama esperando que la puerta se rompa. Pero la voz del genial Mirio- sempai se interpone haciéndole desistir. Este desde el primer día me recuerda a un personaje de comic llamado Tintín y más de una vez casi se me escapa en su cara. Se oye los demoledores pasos del rey explosivo alejarse y más de una vez creímos llegaría a hacer un boquete.

-¿Kaminari?- Llama la compañera de clase del Rubio mayor con esa alegre y cantarina voz que posee.

-Voy – salgo de mi escondite bajo la cama sacudiéndome la ropa y arreglándome el cabello o al menos lo intento.-Qué alegre visita- Les muestro mi mejor sonrisa abriendo la puerta cerrada con seguro, ellos me la devuelven -¿Qué puedo hacer por vosotros?

-Pues nos llegó el rumor que ayudaste a Midoriya a salir con su novia- habla Nejire tan jovial como siempre mirándome fijamente. Yo suspirando les dejo entrar a como la llama Bakugo, el trastero de una persona con síndrome de Diógenes.

Yo sere tu cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora