¢ªpüt T®í ßú§.

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Harry me preguntó en que le bajaba puntos, primero titubeé pero luego saqué en conclusión que no podía decírselo de golpe o tanta información podría caerle mal. Y aunque no estaba interesado en su respuesta, el ver su cara de desconcierto fue toda una recompensa.

Luego de la pregunta inoportuna, salí de la sala, total el mocoso se encontraba en buenas manos, o al menos en manos decentes.

No comprendía porque el imbécil del ministro había mencionado la magia... de hecho, no sabía porque estaba entre nosotros, ¿A él que le importaba el estado de Potter? ¿Cuál era la maldita necesidad de estar donde no le llaman?

Decidí no pensar en ello, solo malgastaba mi valioso tiempo.

Al cruzar por el pasillo, me encontré con una de las estudiantes. Parecía distraída, aunque bueno...¿Habría algún minuto en que su cabeza no se encontrase por las nubes?

Luna me saludo con su singular voz, y yo me limite a mover la cabeza en señal de que había escuchado sus palabras pero que no me interesaban.

En un inútil esfuerzo de sacar conversación, ella preguntó por Harry.

Abrí la boca a punto de responder, con mi habitual ironía, cuando un pequeño grito nos desconcertó a ambos.

Con rapidez, fui hacia la salita, preocupado por aquél extraño ruido.

Entré y a mis espaldas la de cabellos platinados. Miré en dirección a Potter, parecía dormido pero eso era imposible...¿Un desmayo, quizá? 

Le ordené a la rubia que preparase algo para el castaño, y de paso para mi. Yo vigilaría que no pasase nada más e intentaría despertar al muchacho.

Le hable varias veces al chico, sin resultados. Lo zarandeé de un lado a otro, hasta que pasados unos tres minutos, reaccionó a mis movimientos. Abrió los ojos con dolor, mirándome como si no entendiese nada de lo pasaba alrededor suya.

Miré sus ojos verdes y le tomé el pulso, estaba muy agitado. Se veía completamente indefenso en ese estado... rasguños por todos lados, la bata del hospital, el pánico incrustado en sus pupilas.

En un acto de inconsciencia, agarré su mano para darle fuerzas. Iba a hacer algo más cuando la rubia irrumpió en la escena, llegando con dos líquidos en tazas ridículamente diminutas.

Solté la mano de Potter.

Luego de aquella pausa un tanto embarazosa, lo obligué a que bebiese todo, explicándole que era para que despertase un poco. Cuando él terminó, ingerí también el mio. Tenia un sabor dulce, demasiado, a mi parecer Lovegood se habría pasado con el azúcar...

Dejé a la señorita con Potter, mientras iba a buscar a un medimago para explicarle lo sucedido. 

Al no encontrar ninguno, me devolví al lugar inicial.

Grande fue mi sorpresa al ver a los Weasley ahí, junto con algunas enfermeras...

¿En que momento habrían llegado?

Ya no me necesitaban, él ya tenia compañía.


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"Cum osculari volui, superbia vicit me."

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Pêrdīdįt Čarńatîøns.Where stories live. Discover now