¡Ohh! Él lo hizo.

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    Había algo que no se sentía todo bien ni correcto en el ambiente en donde estaba.

    Stiles no es que estuviera debajo del agua haciendo buceo libre; ni tampoco estaba corriendo desnudo por el bosque. En realidad, iba muy normal caminando en las calles del pueblo con una nueva seguridad que nunca había experimentado. Casi fue como si sus ojos se hubieran abierto hacia la realidad absoluta de la vida, y que por fin comprendiera que el mundo seguía girando.

    Pero eso tampoco era lo incorrecto.

— Estás muy callado para ser tú. ¿Seguro que estás bien?

   Sin embargo; quien acaba de hablar, era lo que desentonaba dentro de todo el panorama de seguridad ficticia.

    Era un chico diferente a Derek.

    Comenzando por el hecho de que era un poco más bajo, más delgado, menos voluminoso y tenía la carita hecha con la referencia de un muñeco Ken. Él era tan distinto a los gruñidos, los ceños fruncidos y la actitud mezquina a la cual se había acostumbrado desde el principio; él era todo lo diferente, lo opuesto e incluso —se arriesgaba a decir— mejor que Derek.

    Y eso estaría bien para cualquier persona con dos dedos de frente.

    Pero no para Stiles.

    Porque simple y llanamente, no era Derek quien tenía su mano agarrada mientras paseaban debajo de la luz del sol a las tres de la tarde.

— Estoy algo pensativo —respondió evadiendo la pregunta. En realidad se sentía tan incómodo que ni siquiera podían salir las palabras de su boca—; eso es todo.

— Cuando estás pensativo es porque cosas malas han pasado —cuestionó de vuelta mientras apretaba la mano que tenía entrelazada con Stiles—, así que no puedes decirme que eso es todo. ¿Qué te sucedió, Stiles?

    Stiles infló las mejillas mientras pensaba.

    ¿Fingía un desmayo repentino o salía corriendo?

— ¿Es Derek? —preguntó una vez más antes de dejarle a Stiles siquiera responder la anterior interrogante.

— ... ¿Si te digo que él tuvo que ver, que me dirías?

    Y no necesitó ninguna respuesta concreta, porque el simple hecho de dejar de sentir su mano junto a la suya fue lo que lo dijo todo. Stiles se reprendió al sentirse aliviado de no tener aquella mano sudorosa junto a la suya; y se obligó a hacerle frente al chico que estaba aguantando sus crisis mentales desde que empezaron la universidad.

— Te diría que es tiempo de que empieces a olvidarlo —refunfuñó—. ¿Cómo siquiera puedes tener aún en la cabeza a alguien que no le importó tus sentimientos en lo absoluto? No puedo creer lo desesperado que estás por él. Me enferma.

    Stiles tenía tiempo que no se ofendía con alguien más que no fuera Derek; y se sintió feliz al descubrir que Derek no era el único que causaba sensaciones dentro de su triste y paralizado corazón.

— Si te enferma tanto, deberías alejarte de mí —escupió con desdén—, no vaya a ser que sea contagioso.

    Casi se sorprendió cuando sus piernas se movieron y dejaron al chico ahí varado en la mitad de una acerca, y fue un casi porque deseaba irse desde hacía rato sin él. Stiles no retrocedió cuando escuchó los gritos del muchacho llamarlo por su apodo; y ni mucho menos se inmutó cuando le dijo aquellas desagradables palabras.

    Porque puede que sí fuera una perra desesperada por amor de alguien que no iba a dárselo.

***

    El reloj marcó las doce y media de la noche y Stiles se despertó por azares del destino.

    Soñó que alguien se deslizaba por la ventana y que se quedaba observándolo por un largo rato.

    Casi se alegró de que fuera un sueño, porque de lo contrario, hubiera gritado hasta despertar el condado vecino.

    Stiles no se llevaba muy bien con los intrusos.

    Pero entonces, cuando ya estaba a punto de irse a dormir otra vez, escuchó algo que le puso los pelos de punta.

    Alguien más estaba respirando en la habitación. Y Dios; era tan aterrador, que se congeló ahí mismo y trató de no respirar para no atraer la atención de lo que sea que estuviera acercando. El miedo lo paralizó a una magnitud de no querer siquiera hacerse notar para no morir; y los gritos pasaron a segundo plano ante el terror de la autopreservación.

— ¿Puedes respirar? Me pone nervioso pensar que mi simple presencia te puede dar un ataque de pánico.

    Y ahora mucho menos se movería. No cuando Derek-acoso-gente-Hale estaba compartiendo la misma habitación de Stiles a las doce de la noche.

    De todos modos, ¿Qué hacía él dentro de la habitación de Stiles?

— Stiles, sé que estás despierto; así que respira con calma.

    Vale, ya se le estaba acabando el aire de todos modos. No le quedó de otra que suspirar y sentarse en su cama. La oscuridad bañaba el cuarto, por lo que la luz de la luna que se filtraba con timidez por la ventana era la única lámpara que alumbraba. Ella causaba un velo de misterio dentro de la pequeña reunión que estaba teniendo lugar en ese instante.

    Estaba tan silencioso, que el sonido de las sábanas fue lo único que se escuchó, junto a las calmadas respiraciones de Derek y Stiles.

— ¿Sería estúpido preguntar que haces en mi habitación a la jodida medianoche? —se atrevió a hablar Stiles. Tenía el miedo creciente en su garganta de que en realidad todo fuera un sueño, y que fueran de esos heavy que causaban alucinaciones—. No es como si tuviera un horario de visita definido; pero sé que esta hora no es un momento ideal.

— No puedo dejar de pensar en lo que me dijiste —cortó Derek, dejando expectante a Stiles—; y sé que no quieres verme, por lo que decidí venir otra vez. Tenemos que hablar.

    ¡Dios Santo!

    Stiles se desplomó en su cama y sofocó un grito con ayuda de su almohada. El día había estado lo suficientemente jodido como para que llegara él a joderlo aún más. Y no quería tener una discusión existencial con una persona que ya de antemano lo había rechazado desde el principio.

    Era como volver a revolcarse en el barro cuando ya se había limpiado. Y gracias no gracias, Stiles no quería volver a ensuciarse después metafóricamente haberse bañado.

— No es el momento ni el lugar adecuado para hacer esto, Derek. Ya hablamos al respecto, y sigo sin necesitar de tu lástima; así que cordialmente te invito a que te vayas por...

— Te amo.

— ... Donde viniste.

    Stiles se dio media vuelta y se echó las mantas encima.

    Pasaron cinco minutos antes de que el chico se diera cuenta de que Derek le había dicho aquello que siempre soñó, pero que nunca pensó obtener.

— Respira, Stiles; recuerda que la gente necesita respirar.

    Sí, respirar. Stiles necesitaba hacer eso.

———

Aquí es en donde digo que solo quedan tres capítulos más para llegar al final.

Fecha de edición: 6/3/2021

Nota de la nota: Compas, nunca deben estar al lado de nadie por despecho.  Ni tampoco deben dejarse maltratar por nadie. Recuerden que esto es una historia ficticia, pero a pesar de todo, eso no significa que en la vida real tienen que dejar que alguien más pase por encima de ustedes.

No lo hagas, Stiles ||Sterek||Where stories live. Discover now