III Peón come peón

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"La venganza es un plato que se come en frío...por suerte, hace mucho calor en el infierno"

A. B. Rémeny



Dos meses después, final del YouShi[1].Terrenos de la familia Kuo, en lo profundo del bosque.

--- Atrapamos a otro, --- la voz gruesa y maleducada del hombre hizo sonar la frase como una agresión --- aquí está la mercancía.

Con el rostro áspero y varias cicatrices mal curadas en mejillas y frente, el mercenario Hao QiangTse no solo carecía de cualquier tipo de delicadeza, sino que su aspecto era tan tosco como sus modales y su voz. Era el tipo de persona que renunció a una vida sencilla pero honesta en favor de su propia codicia.

Si quieres algo, tómalo de otros. Vivía y actuaba bajo esa única mentalidad.

Así que no era una sorpresa la forma en que trataba la gente, aun a los nobles.

Con aquel gesto despectivo que parecía permanente en él, el mercenario líder miró la figura encapuchada de monótono color gris, fastidiado por el anonimato que su contratista insistía en conservar. Seguro se trataba de otro niño rico que sería más útil abriendo las piernas que en lo que fuera que los involucró, pensó despectivo.

Interceptar a los mensajeros que llevaban estos pequeños sacos era lo más estúpido que le habían contratado para hacer, pero por la cantidad de dinero que les estaban pagando, igual podía fingir que no era aburrido como el infierno.

Sin embargo, Hao QiangTse no era el hombre más caritativo y mucho menos cuando podía sentir el aire de superioridad de este pequeño bastardo, como si él y sus hombres fueran perros bajo sus órdenes.

Al comienzo lo ignoró porque era dinero fácil por poco esfuerzo, sin embargo, había escuchado rumores: comentarios aquí y allá sobre alguien que prometía cien piezas de oro a cambio de cierto trabajo peligroso.

Poco importaba que involucrara familias nobles, si era verdad lo del pago, Hao QiangTse se encargaría de encontrar a esta persona en lugar de perder su tiempo aquí. Ya había logrado dar con una tal Hua Meili, quien prometió una reunión con su futuro jefe la siguiente semana.

--- Dámelo.

Hao QiangTse vio la delgada mano estirada en su dirección.

Estaba por encontrar alguien que pagaría mejor, ya no necesitaban el favor de este patético noble. Sonriendo con petulancia, arrojó la bolsa a los pies del mocoso.

Jiang Cheng por su parte, miró la "mercancía", negándose a levantarlo y haciendo un gesto brusco a Zhao Wu para que tampoco se moviera de su posición.

--- No eres su sirviente --- regañó a Zhao Wu antes de girarse al mercenario --- Si tanto deseas verme inclinarme ante ti, un corte detrás de las rodillas sería más efectivo --- Se burló.

A diferencia del hombre enfrente suyo, él no necesitaba caer en acciones tan inmaduras. Escorias como estas se humillaban a sí mismas por voluntad propia.

Y Jiang Cheng no tenía problema en recordárselos.

Acto seguido, tomó un saco lleno de piezas de plata y arrojó su contenido sobre el grupo de mercenarios, cada pequeña pieza brillando como la lluvia, al caer en medio de las hojas secas y el lodo.

--- ¡Piezas de plata!

--- Lo ha tirado

Sin perder un segundo, el grupo detrás de Hao QiangTse se abalanzó para tomar hasta el último trozo de recompensa, peleando y empujándose unos a otros, la codicia como un brillo obsceno en sus ojos.

Renacimiento del loto blancoWhere stories live. Discover now