7

1K 118 24
                                    



Se estaba sintiendo como una jodida virgen, nervioso y avergonzado al estar desnudo, esperando sentado en esa cama y tratando de esconder su ya algo excitado miembro, que por alguna razón se notaba más emocionado que él por lo que se iba a venir.


La puerta al fin se abrió, dejando pasar a Joshua que solo tenía una toalla rodeando su cadera y aun se notaba húmedo su cabello.


- Lo siento, a pesar de que me bañe más rápido de lo normal, igual te deje esperando – Se acercó para dejarle un dulce beso en la frente, pero, por otro lado, sus manos le agarraban las rodillas para abrir sus piernas. Bajo la mirada con una burlona expresión – Te notas ansioso, bebe, pero te necesito sin erección para esto. Mientras tanto preparare unas cosas – Estaba rojo de la vergüenza, pero tenía que soportar todo para sentirse realmente perdonado.


Pensaba masturbarse, pero el pelinegro detuvo su mano - ¿Qué? Me pediste que la bajara –


- Sin correrte. Yo quiero ser el que te haga correrte todas las veces – Sentencio, para luego salir de la habitación. 


El castaño suspiro con fastidio, cerrando sus ojos y tratando de ignorar el hecho de que estaba ahí esperando a ser jodido por Joshua, por lo que se imaginó muchas cosas tristes o adorables, logrando que su erección bajara tras difíciles minutos.


Ya calmado, vio al americano entrar y dejar ciertas cosas en una silla, secándole la boca al ver cuerdas, velas, un latigo, juguetes sexuales... Se tapó la cara con sus manos. ¡Piensa en gatitos tristes, Jeonghan! ¡Gatitos tristes!


Se tensó cuando alguien tomo sus manos con delicadeza, para alejarlas de su cara – Si te arrepientes, avísame antes de que te amarre, ya que desde ahí no hay vuelta atrás – Sus ojos estaban oscuros, anhelando hacer aquello, así que Jeonghan no se echaría para atrás – Por el momento recuéstate en la cama boca abajo, aprovechando que ya bajo tu erección –


Obedeció nervioso pegando su mejilla a la almohada. Notaba como los ojos de Joshua recorrían todo su cuerpo, cada centímetro de él. Unos fríos dedos rozaron su trasero, bajando por el interior de sus muslos, para luego volver a subir a la altura de su espalda, deslizándose esta vez por su columna.


- Date vuelta – Murmuro demandante, a lo que obedeció de inmediato, cerrando con fuerza sus ojos – Mírame, Jeonghan – Con dificultad lo hizo, quedando sin aire por la expresión cargada de deseo que tenía el americano. Este le regalo una pequeña sonrisa para luego volver a poner su atención en el cuerpo del coreano.


Esos ojos que ya perdían todo su usual toque adorable al punto de lucir lascivos, analizaron con atención su cuerpo, en donde su mano toco las partes que más le llamaban la atención, como la clavícula, hombros, abdomen, muslos y alrededor de donde ya se encontraba su semi duro pene. ¿Cómo mierda no iba a excitarse si le miraba tan suciamente?


- Eres tan hermoso y perfecto – Susurro con fascinación el menor, volviendo su atención a sus ojos – Me alegra que ya no seas solo una cara bonita y ahora, en esta noche, estés bajo mi control – Se inclinó con una pilla sonrisa a su cara, mientras pasaba una mano por su pecho provocándole escalofríos de deseo.

¿Mala suerte? (JIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora