CAPÍTULO 32.

8.2K 443 22
                                    

Ares Middlenton.

Camino por los pasillos del palacio, me quede hasta la madrugada revisando unos informes, con cansancio camino a mi habitación.

Unos gritos me sobresaltan, son mis hermanos y Alison, decido ignorarlos ya que parece que ven una película, entro a mi habitación me coloco mi pijama y me recuesto en mi cama, escucho la voz de Lucí , su nueva habitación está al frente de la mía ya que la antigua está en reconstrucción porque Athan tiro un balón a su ventana y para ocultarlo decidieron hacer que esa fuera su cueva secreta donde había muchas cosas asquerosas y animales exóticos, todo muy extraño, así que mi madre decidió que lo mejor era que Lucí este cerca de mí para evitar más destrozos.

—Ya soy tía, ya soy tía — canturrea en el pasillo, yo arqueo una ceja, me levanto de la cama, abro la puerta y la veo hacer un raro baile en el medio de la nada.

—¿Por qué ya eres tía? —pregunto, ella se sobresalta y suelta un gritito girándose y mirándome, empalidece.

—Hola A..res Ares, mmm... no sé de qué hablas —dice nerviosa mientras juega con sus manos, yo arqueo una ceja y luego sonrío, sé que hacer.

—Vamos por chocolate, está haciendo frio—propongo, ella asiente con un brillo en sus ojos, ama el chocolate como Alex, y así es más fácil sacarle información, un escalofrío me recorrer al pensar en ella.

Luego de tomar una taza de chocolate caliente le pregunto.

—Lucí ¿Por qué dices ser tía?

Ruego por mis adentros que haya funcionado mi plan.

—Alex — responde yo lo miro confundido y ella parece reaccionar, empalidece por completo mientras me mira asustada.

¿Qué sucede?

—Lucí dime todo ahora—exijo antes de que intente escapar, me mira alarmada, sabe que lo arruino.

—Alex tuvo a su bebe, estaba embarazada, ella te lo iba a decir, pero Katherine lo arruino todo, como siempre.

Me quedo pasmado al escuchar sus palabras, mi corazón parece buscar salir de mi pecho, mi cuerpo entero esta tenso y hago memoria sobre aquel día en el hospital, la última vez que la vi, ella se acercó, me iba a decir algo, sus ojos estaban rojos sabía que había estado llorando, seguramente estaba aterrada y yo no está para ella.

Jodida mierda.

—¡Lucí! ¿¡Dónde está Alex!?— preguntó lo más rápido que mi cerebro procesa la información, ella niega, no me lo va a decir y la desesperación comienza a envolverme.

Unos días después de salir del hospital la fui a buscar, no estaba en su casa , su madre no me quiso decirme su ubicación, ella lo sabía, todos lo sabían menos yo.

—Lo siento Ares— es lo último que dice lucí y sale de la cocina dejándome solo.

—¡Maldita sea! — exclamo enojado, no con ella sino conmigo, fui un idiota.

Alexandra Jones.

Ha pasado cinco meses y Damián está cada vez más grande e inquieto.

—¡Alex! ¡atropellé a la ancianita que bailaba la macarena en la calle y no vas a creer lo que descubrí! — Max entra apresurado a la casa, arqueo una ceja

—¿Qué cosa? y ¿qué problema tienes con las ancianitas? —pregunto levantándome del sofá y acomodando a Damián.

—No tengo ningún problema, no es mi culpa que se aparezcan de la nada, pero bueno el caso es que no era una ancianita, era un hombre adulto, ¡maduro Alex! —dice exaltado, yo ruedo los ojos, no sé si debo preocuparme por que no era una ancianita o por el hecho de que atropello a una persona.

El Príncipe.Where stories live. Discover now