v e i n t e

1.1K 58 5
                                    

 

V e i n t e

Está bien, si el hotel donde conocí a los chicos me pareció una auténtica lujada, no sé cómo definir este hotel.

El personal del hotel está perfectamente conjuntado y vestido de una elegancia que yo nunca podré alcanzar. La recepción cuenta con sillones de terciopelo rojos que contrastan a la perfección con la cantidad de objetos dorados que por aquí hay. Del techo cuelgan lámparas de araña, y todo está en su perfecto orden.

Ángela y yo nos encontramos sentadas en uno de los sillones de la recepción. Verdaderamente me encuentro fuera de lugar. Yo voy vestida con unos simples vaqueros y una blusa, mientras que las señoras o señoritas que por aquí pasan están vestidas totalmente de gala; faldas, vestidos largos o cortos, tacones altos y maquilladas con una perfección que parecen muñequitas de porcelana. Yo no creo ni que tenga brillo de labios todavía.

-Estoy nerviosa ¿por qué demonios tardan tanto en coger una maldita habitación? – Me pregunta Ángela.

Ahora que lo pienso, tiene razón. Llevamos aquí unos veinte minutos, y los chicos aún no han vuelto con las llaves de nuestras habitaciones. Llevan veinte minutos bromeando con el recepcionista.

-No lo sé Angie – Le contesto, usando el apodo que raras veces suelo usar – Solo sé que me encuentro extremadamente fuera de lugar.

-¿Qué dices ______? – Pregunta Ángela –No digas estupideces anda.

Estaba a punto de contestarle algo a Ángela, cuando los seis chicos –Magí incluido- aparecen de nuevo a nuestro lado.

-Señoritas – Nos dice lo que parece ser un botones – Síganme por favor, les mostraré sus habitaciones.

Y eso hago, sin rechistar sigo al botones a lo que será mi habitación durante toda esta semana.


***


Dejo la pequeña maleta en la entrada de  la habitación y echo un vistazo a la panorámica.

Las paredes son totalmente blancas, las cortinas son blancas, la colcha y las sábanas son blancas, incluso la cenefa es blanca. Lo que probablemente destaque más es la cómoda de madera perfectamente tallada que hay ahí.

Me acerco a la cómoda, donde se encuentran unos cuantos folletos que incluyen información del hotel y de otros hoteles de la cadena hostelera. Dejo los folletos sobre la cómoda de nuevo ya que no me apetece leerlos y es información que creo que no necesito saber, y continúo mi tour por la habitación.

El baño es totalmente blanco también, y sobre el lavabo hay lo típico que te sueles encontrar en un hotel; Jabones aromáticos, un albornoz, toallas, un secador de pelo, champú y crema suavizante. También hay un pequeño cepillo de pelo que aún se encuentra envuelto en el plástico.

Salgo del baño, y me dirijo hasta el gran ventanal. Tras el ventanal hay un gran balcón desde donde se puede ver prácticamente toda la ciudad en la que nos encontramos.

Miro hacia abajo.

Coches en marcha, gente caminando, empresarios con sus maletines que se dirigen a sus respectivas oficinas, personas que se dirigen a sus trabajos, niños y adolescentes que acuden a estudiar. Suspiro y echo un último vistazo antes de volver a adentrarme en la habitación.

La verdad es que no comprendo por qué los chicos me han traído aquí. Ellos tendrán la agenda a tope de cosas por hacer; entrevistas, actuaciones, promociones. Apenas voy a poder pasar tiempo con ellos.

Siempre estás ahí → [c.m] aurynWhere stories live. Discover now