v e i n t i c i n c o

878 58 3
                                    

v e i n t i c i n c o

Nuestro quinto día en México y yo ya estoy cansada. Sinceramente no aguanto mucho más, demasiado trote para mí. Estos cinco  días han sido de lo más intenso posible. Ángela y yo hemos ido detrás de los chicos como si fuéramos perritos. No es que estemos recriminando nada, no. Vamos detrás de los chicos porque, primero que todo, somos auryners, segundo, no conocemos México, así que ir nosotras solas por México no sería muy lógico.

Al menos eso fue los primeros días, ya que ahora Ángela y yo nos encontramos paseando por una calle de México, cuyo nombre no recuerdo. La calle es bastante transitada, pero aún así no se nos hace difícil avanzar por ella.

Me recuerda un poco a la Gran Vía; hay tiendas, cafeterías y lugares de ocio donde pasar el tiempo.

-Esta noche saldré a cenar con Blas – Suelta de repente Ángela, mientras le da un sorbo al café que compramos hace un rato.

-¡Gracias por avisarme! – exclamo irónica, pues un poco más y no me dice que sale a cenar con su hermano. – No pasa nada. ¿Es una cena casual de hermano o una cena formal de hermanos? – Le pregunto.

-Es una cena casual, supongo, pero aún así me gustaría comprarme un vestido – Ángela se encoge de hombros.

Esto es un poco extraño, Ángela no es muy amiga de ponerse trajes y mucho menos de gastarse su dinero en uno de ellos. Pero bueno, tal vez este viaje la haya cambiado.

No es a la única que el viaje ha cambiado. David por ejemplo dejo de estar molesto y enfadado y ahora vuelve a ser el hermano que era para mí. Carlos, por otro lado, se ha vuelto una persona totalmente diferente conmigo; es tierno, cariñoso, amable y detallista. Todo lo que siempre creí que Carlos era, y que definitivamente me ha demostrado que es.

-Vamos, entremos ahí – Ángela coge el café que sostengo en mis manos y lo tira una papelera que hay por aquí. A continuación tira de mi brazo y me mete en la tienda.

Al principio me siento algo rara, pues es una tienda de ropa bastante formal y yo voy vestida con unos simples vaqueros y una camiseta. Ángela sin embargo no parece estar rara o sentir vergüenza, pues se mueve por la tienda cual pez en el agua.

Yo sigo a Ángela. Ella toquetea todos los vestidos, los mira y los remira. Yo soy incapaz de tocarlos. ¿Qué pasa si se rompen o se estropean?

>

-Este es precioso- Ángela sostiene en sus manos un vestido azul eléctrico en sus manos - ¿No lo crees ______?

La verdad es que si que es precioso, pero sinceramente no creo que ese color favorezca mucho a Ángela, pues esta tiene la piel demasiado blanca.

-Sé lo que estas pensando – Ángela sonríe y me señala – Pero el vestido no es para mí, estaba enseñándote este vestido para ti.

Miro a Ángela extrañada. No sé por qué motivo tengo que ver vestidos. Aunque probablemente no haya ningún motivo, solo dos amigas probándose vestidos por pura diversión.

No todo en esta vida tiene explicación lógica o sentido.

-Vamos a hacer lo siguiente – comienza a hablar Ángela – Tú escogerás tres vestidos para mí, y yo otros tres para ti. Luego nos veremos en el probador y nos los probaremos ¿Te parece? – Asiento con la cabeza.

La verdad es que no me parece mala idea eso de pasar el rato probándonos ropa.

***

Salgo del probador a la misma vez que mi mejor amiga. Realmente el vestido que lleva puesto le queda genial.

Siempre estás ahí → [c.m] aurynWhere stories live. Discover now