Capítulo 13

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Narra Hécate:

-Ha pasado 1 año desde que maté a esa zorra y todavía nadie se ha dado cuenta de nada -escucho a alguien decir. Me suena esa voz, yo la he oído antes. Me giro para encontrarme con chico de unos 11 años, de pelo negro y de ojos verdes.

Esto ya lo he vivido... Fue esa noche, cuando huí de la isla...

-Mi señora, aún hay que tomar precauciones, aunque nadie sepa la verdadera causa de la muerte de Lilómea parece haber disturbios causados por los Geal. La gente empieza a sospechar. -dice un hombre. El chico y yo nos miramos incrédulos y empezamos a andar lo más sigilosamente que podemos, pero la puerta se abre de repente revelando a las dos voces.

Me giro y no encuentro al chaval que estaba a mi lado, pero una fuerza tira de mi evitando que el hombre (que había sacado la espada) me mate. Corro, corro y corro sin parar, todo se vuelve oscuro y no sé hacia dónde voy, pero tengo que seguir corriendo, huyendo. Vienen a por mí.

Me despierto de golpe en mi camarote, llena de sudor y casi hiperventilando. No puedo respirar. Tengo que salir de aquí.

Sin importar si estoy descalza o si sigo en pijama salgo corriendo del camarote y recorro los pasillos hasta que salgo a cubierta. En cuanto siento el frío viento soplar respiro profundamente sin importarme el frío que hiciera y me relajo lentamente. Me dejo caer sobre mis rodillas y miro al cielo, que esta noche no tienen ninguna nube dejando así visibles todas las estrellas.

-¿Hécate? 

Rápidamente pego un salto y miro al sitio de donde viene la voz, relajándome en cuanto veo quién es el que está sentado en el suelo.

-¿Kid? ¿Qué haces aquí? -pregunto sin ocultar mi sorpresa. No sé qué hora será, ¿3? ¿4 de la mañana? Entonces ¿por qué está él en cubierta? Pensaba que el capitán se podía librar de vigilar por la noche.

El pelirrojo estaba con el pelo sin esas gafas para sujetarlo así que estaba completamente caído. Llevaba una camiseta blanca de tirantes, un pantalón gris de chándal y sus botas de siempre mal atadas. Claro está, a eso hay que sumarle que estaba sin maquillaje. Joder, cómo puedes ser tan jodidamente atractivo con esas pintas. Que alguien me lo explique por favor.

-No podía dormir así que le he quitado el puesto a Wire, ¿y tú? ¿estás bien? Se te ve pálida. -dice él a punto de levantarse

-Un día largo y una noche peor -respondo mientras me acerco a su lado para sentarme

Después de eso nos quedamos en silencio, yo mirando al cielo estrellado y él trasteando con un libro, lo que me intriga bastante porque llevo aquí sentada cinco minutos y no lo ha abierto. A lo mejor le molesto...

Narra Kid:

Hécate lleva cinco minutos sentada a mi lado y yo todavía no me puedo quitar de la cabeza esa estúpida conversación con Killer.

~Algunas horas antes~

Habían pasado ya un par de horas desde la batalla y todo el mundo estaba limpiando la cubierta, menos Hécate y Spike, que ya se habían metido en la cocina para preparar la cena.

Pero ahora en lo único en lo que pienso es en encontrar a mi segundo al mando, a quien encuentro dirigiéndose hacia la cocina.

-Killer, a mi camarote, tenemos que hablar. -digo lo más bajito posible para que nadie nos escuche y nos dirigimos a mi camarote. Entro yo primero y en cuanto entra Killer él cierra la puerta y yo me siento en la silla frente a mi escritorio.

-¿Qué te pasa Kid? -dice mientras se sienta al borde de mi cama y se quita la máscara. Nos conocemos desde que somos un par de críos, somos prácticamente hermanos así que no tiene ningún problema en hacerlo.

-No lo sé Killer. Últimamente están pasándome cosas raras.

-Déjame adivinar, Hécate. -responde dejándome sin palabras- No me mires así, nos conocemos, claro que sé que te pasa algo con Hécate.

-Pues tú me dirás qué me pasa porque no tengo ni puta idea de lo que está pasando.

-¿Enserio no lo sabes? -pregunta incrédulo- ¿Qué sientes cuando estás con ella?

-No sé, ¿tranquilidad? Me cabrea cuando pasa más tiempo con los demás que conmigo pero me relaja cuando habla conmigo. Y ahora está constantemente con Heat, lo que hace que yo esté constantemente cabreado sin saber por qué, lo que me cabrea aún mas.-me llevo las manos a la cabeza sin saber qué más decir. No entiendo absolutamente nada. A mi no me gusta complicarme, y si algo me empieza a cabrear me deshago de ello, pero tampoco sé de qué me tengo que deshacer. 

-Kid... -hace una pausa para pensar qué decir- ¿Te gusta Hécate?

~En el presente~

"¿Te gusta Hécate?" había preguntado. ¡Y YO QUE SÉ KILLER! Está buenísima, sí; a veces me gustaría encerrarla conmigo en mi camarote y no salir en días, claramente. PERO YO NO SÉ CÓMO FUNCIONA EL AMOR. NI SIQUIERA SE QUÉ ES EL AMOR. Las palabras de Killer resuenan en mi cabeza y cada vez que intento hablar con ella lo único en lo que pienso es en esa maldita pregunta. Genial, ahora no voy a poder hablar con ella de manera normal. ¡MUCHAS GRACIAS KILLER!

Justo cuando se me empieza a ocurrir sobre qué hablar ella habla antes.

-Si te he interrumpido puedo irme, solo tenía que tomar un poco el aire. -dice agachando la cabeza.

-¡NO! -digo yo más alto de lo que planeaba. Mierda. ¿La he asustado? Creo que la he asustado. Lo haces genial Kid- No hace falta.-Intento decir de forma calmada.

Ella me devuelve la mirada y me sonríe, para luego volver a observar el cielo sin que yo pueda apartar la mirada de ella. ¿Qué demonios está haciendo esta mujer conmigo?

-El cielo está precioso hoy, ¿no crees? -me pregunta haciendo que mire hacia arriba. No se podía ver ni una sola nube y el cielo estaba cubierto de estrellas- Cuando era pequeña mi padre me enseñó todas las constelaciones para que, si alguna vez estuviera lejos de mi hogar, siempre pudiera encontrarlo.

Me giro hacia ella y veo un semblante melancólico en su cara que hace que algo se retuerza en mi casi al instante. ¿Cómo puedo hacer que vuelva a sonreir?

-Enséñame -gira la cabeza y levanta la ceja sin saber a lo que me refiero- Ya sabes, lo de las estrellas y eso. Puede ser bastante útil. -digo buscando inconscientemente una escusa para que siga hablándome, lo que hace que rápidamente me sonría y se tumbe en el suelo. Yo me tumbo a su lado y ella empieza a señalarme las constelaciones, hacia dónde apuntaban y sus diferentes historias.

Esa mirada de emoción que sentía, esa sonrisa en su cara y su voz, hablándome solo a mi, no me he sentido así nunca. Y ese momento se alargó lo que quedaba de noche, hasta que empezó a amanecer, hasta que sus preciosos ojos verdes empezaron a cerrarse por el cansancio. Así que, cuando se durmió la llevé a su camarote, cerré la puerta, y volví a mi habitación sintiéndome mejor que nunca.

Una lucha constante (Eustass Kid)Where stories live. Discover now