A su pareja se le había ocurrido adentrarse de una forma caótica en su vida... y desaparecer.
Amarse fue consumirse por entero con la única persona del universo que lograba amortiguar la furia que contenía.
Sin embargo, ante su repentino adiós no hu...
El amor te libera y la soledad también, aunque ambas te atan...
Y si tan complicado era...
¿Por qué nos aferramos a aquella realidad?
¿Es una forma de "vivir en paz"?
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Eijirou observó de nueva cuenta su cama antes de acostarse para poder dormir. Y de paso a Bakugou que ya se encontraba envuelto en las cobijas que había tomado a parte para no compartir. Entre cerró sus ojos en una mueca indescifrable por aquella escena que de cierta manera lograba hacerlo reír por el drama que creía inexistente en su pareja, pero que, tiempo después de vivir con él entendió: existía.
Las almohadas dividían la cama por la mitad exacta, formando un muro fronterizo que separaba las tierras habitadas por el salvaje explosivo y su territorio de endurecimiento. Aún así, no le dió una sola palabra a su dramático rubio y se recostó para cubrirse dándole la espalda sin poder conciliar el sueño... ya que su costumbre de subirle una pierna al dormir era demasiada. Aún así, sacrificó la única almohada que le habían dejado (sin su consentimiento) y la abrazo como pudo tratando de dormir.
Y entre sueños, escuchó como la fortaleza se abría dejando ver el rostro de Katsuki.
-Ya Eijirou...pídeme perdón.
El pelirrojo no pudo evitar más que soltar la carcajada de su vida ante tal acto, y hacer que el otro frunciera su ceño indignado. Obviamente él no le iba a pedir perdón por algo que no era su culpa, pero en verdad que lo estaba haciendo reír.
-No te rías, te estoy dando la oportunidad de que te disculpes conmigo, porque soy un héroe piadoso.
