Principio 1: tu propio valor

156 14 9
                                    

No me he atrevido antes a escribir porque pienso que no estoy preparada para esto o que no sirvo a pesar de que nunca lo he hecho, pero ese es otro tema del que me podré hacer un principio más adelante.

El año pasado, mi psicóloga me contó un cuento. Yo tenía problemas de autoestima, y en aquel momento necesitaba la aprobación de todos. El simple hecho de pensar en que alguien iba a decir algo malo de mí me volvía loca. Literalmente.

Una vez, un hombre sabio le encomendó la misión a su joven discípulo (el cual se sentía inútil y creía ser poco valioso para los demás) de ir al pueblo a vender un anillo. Debía venderlo por todas las monedas posibles, pero no aceptar menos de una. Tras estar todo el día intentando vender aquel valioso anillo, el joven volvió decepcionado y sin nada a su maestro porque pocas cosas le ofrecían por él.

-Primero debemos saber el valor del anillo. Ve al joyero, quién mejor que él para decírtelo.

Y el muchacho fue a ver al joyero, el cual le ofrecía 58 monedas de oro por la joya. Corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido:

– Siéntate -dijo el mayor después de escucharlo-. Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Ese es el primer punto de este principio que quiero tocar. Nadie va a saber reconocer nuestro valor tan bien como nosotros, aunque algunos más que otros. Por mucho que nos esforcemos en demostrar nuestras cualidades, lo más seguro es que la mayoría de la gente no valore (ni se de cuenta siquiera) de muchas cosas buenas que tenemos. Lo importante es que nosotros sepamos que las tenemos y sepamos verlas, y eso es un buen comienzo.

Ahora, voy a decir otra cosa sobre tu propio valor. No voy a soltar las típicas frases motivadoras que ponen en las tazas de desayuno como: eres una maravillosa persona, vales mucho. Quizás para hacer cosas grandes hay que empezar por creerse grande, pero para creernos grandes debemos saber si estamos listos para creérnoslo. Hay algunas cosas de nosotros mismos, de nuestro interior que podemos cambiar (aseguro que sí).

¿Por qué no dejo de lado mi pereza y estudio hasta sacar buenas notas? Te sientes mal porque sacas malas calificaciones, y dudas de si eres capaz de obtener buenos resultados académicos. Aunque al principio te de miedo, un día lo conseguirás, y te dejará de dar miedo. Tu autoestima se alimentará y sabrás que eres capaz de hacerlo. Te sentirás mucho más poderoso y valioso.

Aquel muchacho probablemente pudo terminar convirtiéndose en un gran y poderoso mercader, quién sabe, u otro cualquier oficio cuando fuera mayor, sin él conociendo su valor y sin haber intentado pulirlo antes de aquella misión que le encomendó el maestro. Realmente podía servir para algo aunque él dudase de su eficacia.

Esto podemos aplicarlo a todas las situaciones de tu vida cotidiana. En resumen, para brillar, primero deberás aprender a reconocer tu interior, y después, pulir aquello que no brille tanto (esto no significa que debas martirizarte y exigirte demasiado por no ser algo). Estoy convencida de que si lo pules lo suficiente, podrás ver un diamante, que, en mineralogía, es el más valioso y también el más duro y, por tanto, resistente. 

Principios para la felicidadWhere stories live. Discover now