Capítulo Dos.

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Enero, 2014.

El 10 de diciembre del 2013 había cumplido 19 años, al fin.

Estaba cansado de la insoportable vida que tenía, de mis padres y opté por hacer mi vida en otro lugar. Obviamente ellos se mostraron en desacuerdo y amenazaron con quitármelo todo. Logramos un acuerdo, yo viviría con una de mis tías favoritas y ellos me darían dinero cada mes.

Mi tía no se quejó, yo era su único sobrino y el único en la familia que pensaba igual que ella. Era hermana de mi padre y, a diferencia de todas las mujeres de la familia, ella había mandado a la mierda la carrera de abogacía y se había centrado en lo que más amaba: las cámaras y las fotografías.

Julie siempre fue mi mayor inspiración. Cansada de su familia y todos los que la rodeaban, tomó sus maletas, se subió a un avión y cumplió sus sueños.

Tal como yo iba a hacer.

Mi mayor sueño, desde siempre, fue ser libre.

Viví 19 años controlado por personas que se hacían llamar "familia".

—¿Buscarás empleo en algún lado o...? —despegué la vista del paisaje y miré a Julie. Sus ojos eran grises como los de mi padre, pero los de ella emanaban vida.

—Pensé acudir con mi tía favorita para eso.

—Bueno, primero deberé chequear que tan buenas son tus fotos.

Al igual que ella, la fotografía también era mi pasión. Me gustaba porque me permitía ver el mundo de la forma en que yo quisiera verlo y no de la forma en que todos querían hacerme verlo.

—Fui entrenado por la mejor, tranquila —Julie soltó una risa y negó.

—Es un lindo vecindario —comentó, cambiando de tema—. Muy bien, ¡bienvenido a tu nuevo hogar!

El sol me dio de lleno en la cara, así que volteé para darle un vistazo al vecindario. Julie tenía razón, era un lindo lugar.

—¡Hola, Alice! —me di vuelta, fijándome en la chica de tez blanca que salía de la puerta de la casa de al lado. Empujando su pelo castaño a un lado, movió la mano saludando a mi tía. Ni siquiera se fijo en mi.

—¡Thomas! —sacudí la cabeza y tomé las maletas.

—Lo siento, lo siento. Me distraje por un momento —la ayudé a acomodar todo en el suelo y cerré la puerta.

***

Mi parte favorita de la casa de Julie siempre fue el cuarto que estaba en el segundo piso, a la izquierda de su habitación. Tenía todas las fotos que significaban algo muy grande para ella. En la gran mayoría aparecía Maya.

Siempre que entraba mi corazón latía demasiado rápido y los escalofríos me recorrían.

***

Al otro día desperté y me sentí nuevo. A pesar de las pesadillas que me habían atormentado esa noche.

Me puse la ropa deportiva y salí a correr, lo único que me distraía de ciertos pensamientos. Eran las 06:15 a.m y creí ser el único psicópata que estaría despierto a esa hora, pero no.

Ella también lo estaba.

Tomé una bocanada de aire y troté hacia allí.

Ahora podía verla completamente. Era alta, pero no más que yo. Su pelo le llegaba hasta los hombros y sus ojos eran azules. Estaba sobre una hamaca que colgaba de un gran árbol, un libro yacía sobre sus piernas.

Palabras Mudas: SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora