24. Gira Aristemo.

7.7K 603 89
                                    

—Buenos días cosa. —saludó Emilio por teléfono.

—Buenos días  —respondió Joaquín en un susurro, su voz apenas sonaba, y el dolor de garganta era fuerte.

Joaquín estaba cansado, necesitaba dormir y descansar un poco, además su el dolor en su garganta empeoraba.

—Espero vengas muy bien abrigado, apenas y puedo escucharte —admitió preocupado.

—Sí... No me siento muy bien, te veo en un rato... —colgó la llamada justo cuando su madre se acercó a él.

—¿Quién era? —preguntó su madre.

—Emilio... Quería saber si ya estábamos en camino —murmuró.

—Pero si yo acababa de hablar con Juan... —respondió su madre—. ¿Hay algo que no me estás contando? -cuestionó su madre.

—Mamá vamos a perder el avión. —respondió mientras tomaba su maleta y entraba al aeropuerto.

Su madre sin querer hostigarlo con mas preguntas fue detrás de él para checar las maletas antes de abordar el avión hacia Monterrey.

>>>>>

—Hey, hey —saludó Emilio mientras apresuraba su paso intentando alcanzar a Joaquín con maletas en mano. Habían llegado a Monterrey—. ¿Cómo sigue tu garganta? —preguntó.

—Ya un poco mejor —respondió.

—¿Me estás evitando? —preguntó Emilio ya a un lado de su chico.

—No —respondió Joaquín—. Me queda claro que la palabra disimular no se encuentra en tu vocabulario —susurró.

—No exageres Joaquín tampoco es como que te vaya a besar aquí... -sonrió pícaramente—. Bueno aunque si quisieras...

—Emilio, por favor —Joaquín sintió sus mejillas enrojecerse.

—Ya, ya sólo bromeaba —rió leve—. Ay no por favor —Emilio pasó una mano por su cabello cuando vio a su padre acercarse hacia ellos.

—Muchachos —habló Osorio cuando logró acercarse a ellos—, tenemos que ir a una entrevista así que necesitamos salir rápido del aeropuerto, Emilio sígueme —ordenó—. Joaquín con tu mamá.

Fue lo último que dijo y tomó a Emilio de los hombros haciendo que lo siguiera. Los planes del rizado de pasar un rato descansando con Joaquín se vieron estropeados por su padre.

—Emilio... -susurró su padre y Emilio lo miró mientras caminaban por el largo pasillo—. He pensado aquello de Joaquín y tú... —murmuró y logró obtener la atención de su hijo—. Digo, digo los proyectos -añadió rápidamente—. Ambos merecen un descanso, lo más probable es que retrasemos la serie —aquello tomó de sorpresa al rizado.

—¿Y lo haces de verdad para que descansemos o planeas algo más? —cuestionó astuto el rizado.

—¿A qué te refieres?

—Pues eso, que me des un descanso no significa que me voy a alejar de Joaquín —afirmó Emilio.

—No empecemos con ese tema Emilio.

—¿Por qué no quieres escucharme nunca? —interrogó y su padre suspiró antes de responder.

—Tu hermano me llamó, me contó lo de tus ataques ¿Por qué no me habías contado? —preguntó.

—¡Ves! —detuvo su paso—. No me escuchas, ¿cómo quieres enterarte de lo que me pasa si no me escuchas?

—A ver, relájate y te he dicho que ese tontito para mí no va —lo tomó del brazo y lo hizo caminar.

Te Encontré  ||  Emiliaco [Wattys 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora