Capítulo 8

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¡Hola internet! Inesperadamente este capítulo me ha quedado más largo que el otro. ¡Disfruten!

Capítulo 8
Súper Escritora Definitiva
⭐️❤️⭐️❤️⭐️💔⭐️❤️

[¡Despertar, gente! ¡Hagamos que hoy sea el mejor día posible! ¡Hay una nueva regla, así que sus ElectroID's han sido actualizados! ¡Más les vale seguirla, niños malcriados!]

Al día siguiente, Naegi se despertó con la chillante voz de Monokuma, sintiendo ya tan temprano un dolor de cabeza por escucharlo.

Posiblemente lo que el oso hablaba, fue lo que le contaron Kuwata y Maizono sobre el segundo piso: la piscina, dos gimnasios para chico y chica donde surgió la nueva norma por Kuwata sobre no prestar los ElectroID's, una biblioteca con una puerta misteriosa que Togami resguardaba, otros dos salones de clase inútiles y dos baños igual de inútiles. No encontraron ninguna forma de escapar, pero parecía que la academia tenía más pisos por explorar, así que solo quedaba por esperar encontrar algo de utilidad en los demás pisos. Si Monokuma los dejaba, claro estaba.

Bostezando en silencio, se empujó hasta quedar sentado, moviendo su mano hacia su pelo desordenado y desordenándolo aún más con movimientos perezosos. Se puso de pie lentamente y camino hacia su armario. Rebuscando un poco antes de sacar ropa limpia para usar aquel día.

Fue al baño a cambiarse, porque de ninguna manera planeaba hacerlo frente a las cámaras custodiadas por la mente maestra. Se lavó lo mejor que pudo la cara y los dientes con su mano izquierda, pensando que debía de comenzar a pensar en cómo podría bañarse con su brazo derecho completamente vendado. Debía de haber una forma, no quería oler como alguno de sus compañeros de higiene dudosa.

Poniéndose desodorante, y tal vez, demasiada colonia. Naegi salió de su cuarto, vistiendo como todos los días y sintiéndose igual que siempre.

—¡Buenos días, Makoto!—fue lo primero que escuchó el afortunado al salir, como en todas las mañanas, Sayaka lo estaba esperando fuera de su habitación lista para compartir otra mañana juntos.

Regresándole el saludo y compartiendo un beso tímido de buenos días, los dos tórtolos se fueron a la cafetería como todas las mañanas. Siendo una rutina normal, en un día totalmente normal.

—Oigan. ¿Y Togami-kun?—preguntó Naegi, terminando de comer su cereal junto con Maizono mientras los demás llegaban y se servían su propio desayuno. Había pasado un tiempo, y aún que el retraso del Togami no fuera algo nuevo, casi todos ya habían terminado de desayunar y el heredero seguía sin aparecer.

—¿A quién le importa ese bastardo?—preguntó Kuwata, frunciendo el ceño mientras mordía con fuerza el lonche que se había preparado.

—¡Es inaceptable! ¡No puede saltarse la comida más importante del día y no asistir a nuestra reunión matutina!—exclamó Ishimaru, saliendo ya de la cafetería con paso firme, pareciendo listo para reclamarle a Togami por su falta injustificada.

—Parece que Ishimaru-kun le enseñará una lección a Togami-kun—se burló Celes, con una suave risa.

—Entonces habrá que esperarle...—comentó Ogami, compartiendo bocadillos azucarados con Asahina.

—Vamos a limpiar estos platos, Naegi-kun—le susurro Maizono, tomando ambos platos de cereal vacíos y caminando hacia la cocina con el suertudo tras de ella.

Desesperado AmorWhere stories live. Discover now