Capítulo 6

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Capítulo 6
Bate de la desesperación
⭐️❤️⭐️❤️⭐️🖤

—Actúas extraño...—señalo Naegi, cuando ya nadie estaba cerca para escucharlo.

Los demás estudiantes, ignorantes de la situación, se fueron a explorar el segundo piso en busca de una salida. Maizono le recomendó irse a la enfermería y con gusto Makoto lo haría, sintiendo el malestar en su cabeza cada vez más insoportable. Pero las cosas nunca son como él las prefiere. Tan pronto como los demás se fueron, volteó a ver a la única persona que solo lo observó todo el tiempo con una sonrisa de oreja a oreja.

Dudando en decirlo o no, finalmente pudo soltarlo como una acusación. Su instinto problemático lo empujó a hablarle y ahora solo era cuestión de suerte.

Su suerte.

—Ow. ¿Qué clases de cosas le dices a una chica? ¡Eres tan malo como Kiri!—le señalo de una manera infantil su supuesta compañera.

—¿Ikusaba-san?—la llamó para verificar si era ella quien lo había ayudado en la enfermería, pero lo que sea que esperaba de ella desapareció con el repentino dolor que vino tras una fuerte cachetada de la modelo.

—No te atrevas a llamarme con ese nombre, simple mortal—le recriminó la extraña con una expresión arrogante—. Yo soy Enoshima Junko-chan, grábatelo en la cabeza—dijo dando un paso más cerca, misma distancia que Makoto retrocedió por instinto.

—¿... Entonces dónde está ella...?—volvió a preguntar, con la voz un poco seca.

—No podría decírtelo si estás muy lejos, Naegi-chan. Vamos acércate, te prometo que yo no muerdo—la voz ahora más chillona de Enoshima lo llamo, hablándole como si fuera un niño pequeño.

La mirada de Junko se suavizó y su gesto se volvió cariñoso, y a pesar de sus palabras Makoto se rehusó a seguirlas, obedeciendo por primera vez su instinto de supervivencia.

—¿Uh? ¿Acaso no confías en todos tus compañeros?—antes de comprender lo que le había preguntado, rápidamente fue atraído hasta ella por su brazo herido firmemente sujetado. La impresión lo congeló en su lugar, observando con mayor cuidado los finos rasgos de la más alta, y con una voz sádica la escucho decir—. Naegi-chan es un mártir, un poco de dolor no es nada para saber en dónde está su querida Ikusaba. ¿Cierto?

—... S-Suéltame—Naegi pidió, sin aplicar alguna fuerza en su extremidad dañada.

—Y si no quiero. ¿Qué?—replicó la infantil personalidad, clavando solo un poco sus largas uñas en las vendas del menor.

Por la cercanía que mantenían sus rostros lograban reflejarse en las pupilas del otro. Aumentando la antipática que sentían por la otra persona. De alguna manera a Naegi le resultó tan molesta su presencia, y no solo era por reírse de él mientras lo lastimaba, era un sentimiento extraño que aceleraba su pulso, lo mareaba y hacia que su cara ardiera por pura cólera.

Ni siquiera sabía quién era y ya le desagradaba.

El sentimiento era notoriamente compartido por la extraña. Naegi intentó contener el impulso de alejarla de un golpe y Enoshima se desquitó con las heridas del otro cada vez más enterrando sus afiladas uñas.

Desesperado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora