CAPITULO 5

859 72 14
                                    

Miriam


-Mireya, de verdad, no me apetece salir.

-Amiga, no voy a dejar que te quedes sola en casa, así.

-Estoy bien, de verdad, no es algo que no supiera ya.

-Ea, pues como estás bien, ponte los zapatos y vámonos- dijo la rubia levantándome del sofá.

Resoplé completamente resignada. Sabía que cuando mi amiga se ponía así no había mucho que hacer, así que me puse las botas, cogí el bolso y salí acompañada de la rubia.


Después de la noticia que había recibido hace un par de horas lo último que me apetecía era salir y, encima, con dos personas a las que no conocía de nada.


-Miri, alegra un poco esa cara anda, vamos a pasárnoslo bien y a olvidarnos un poco de todo, ¿vale?

-No sé Mireya, no puedo prometerte que hoy vaya a ser la mejor compañía la verdad. No paro de darle vueltas.

-Es normal, pero, como has dicho antes, no es algo que te pille de nuevas, ya lo sabías.

-Pero era distinto, no sé... es como que confirmarlo me ha hecho volver a revivir todo y ahora mismo mi cabeza es un caos.

-Anda ven aquí- dijo tirando de mi para darme un abrazo lateral.

-Es que encima van a estar las dos chicas estas que ha invitado Ago y no las conozco de nada, voy a tener que estar toda la noche fingiendo.

-No te preocupes por eso. Mira, vamos a cenar y si ves que no te animas y no te apetece salir luego, yo misma te acompaño a casa y nos ponemos a ver una peli o algo, ¿vale?

- ¿Prometido? - dije ilusionada.

-Prometido. Eso sí- dijo de repente como si hubiese recordado algo- me niego a ver por enésima vez 'Solo en casa'

-Vale jo, que aguafiestas- bromeé.


Llegamos a casa de Ago poco después, el resto del camino había sido en completo silencio. Yo seguía en lo mío y Mireya supongo que me estaba dando un poco de respiro, porque llevaba toda la tarde pegada a mi.


-Chicas, que bien que hayan llegado ya.

-Agoney, me muero de hambre, dime que has hecho los burritos esos que tan ricos te salen.

-Sí Mireya, el día genial, yo también me alegro de verte, pasa, no te cortes.

-Hola Ago- dije riendo- ¿qué tal el día?

-Bien, muy bien, gracias por preguntar- dijo gritando para que le oyese la otra rubia, que ya estaba presentándose a las dos chicas que estaban en el salón- ay Miri ven, que te presento a Ana y a Karol.

El chico me presentó primero a Karol, me llamó mucho la atención su acento, sonaba a sudamericano, pero no estaba segura de donde exactamente, luego le preguntaría a Ago. Después me presentó a la otra chica, Ana, que supuse era la amiga de la infancia del moreno. 


Estuvimos un rato charlando en el salón mientras se terminaba de hacer la cena. La verdad es que las dos chicas eran muy simpáticas, sobre todo la rubia, que quizás era demasiado extrovertida y cercana. Aunque quizás era yo, que estaba poco receptiva o no acostumbro a ser tan abierta de primeras con la gente. No sé, el caso es que tampoco me incomodaba en exceso, así que no me importaba. Ana en cambio era más tranquila, o por lo menos lo parecía. Había intervenido poco en la conversación y la mayoría de las veces había sido para vacilar a la amiga o reprenderle por alguna burrada. Esas dos eran muy graciosas juntas, me parecían una versión más extrema de Julia y María, quienes por cierto se supone que iban a unirse luego al plan. Estaban trabajando, pero como habíamos quedado en tomarnos la primera allí en la cafetería, que de noche se convierte en una especie de pub, esperaríamos a que cerrasen y ya nos iríamos todos juntos a algún sitio.


-Miriam- escuché que me llamó la morena que tenía al lado.

-Dime Ana- respondí sonriendo.

-Tú no eres de aquí, ¿no? - preguntó algo tímida.

- ¿Cómo lo has sabido? Mira que tengo un acento de lo más sevillano- dije haciendo que riera- soy de un pueblecito de Galicia, pero llevo viviendo aquí desde los dieciocho años.

-Buah entonces llevas un montón- de repente se habían creado dos conversaciones paralelas, Karol y Mireya por un lado y Ana y yo por el otro- ¿y eso? ¿qué te trajo aquí? - preguntó ya en un tono más relajado.

-Estudios- no entré en más detalles, una cosa es que estuviese cómoda con la chica y otra era empezar a hablarle de mi vida como si la conociera de toda la vida- periodismo- dije riendo cuando vi a la morena mirándome interrogante- ¿y tú? ¿qué tenéis los de La Laguna con esta ciudad?

-Eso quisiera saber yo- dijo riendo- vaya coincidencia encontrarme aquí con Ago.

-Totalmente y mira que Sevilla no precisamente chica.

-Ya ves, pero me alegro mucho, así ya tengo alguien que me enseñe la ciudad.

-Verás cuando se entere de que solo le quieres como guía.

Seguimos un rato bromeando. Conforme la conversación avanzaba me iba sintiendo más cómoda y empezaba a alegrarme de haber venido. Bueno, tampoco había tenido mucha alternativa, pero aún así me alegraba. Había empezado incluso a pillarle el rollo a Karol, era una chica muy peculiar, pero graciosísima.


-La cena ya está lista- dijo Agoney llegando con una bandeja llena de fajitas y un cuenco con el relleno.

-Ago, esto huele que alimenta, no recordaba que tuvieses tan buena mano con la cocina.

-Eso es porque no la tenía amiga- rió el canario- pero tuve que aprender para sobrevivir, no podía mantenerme a base de sobres de caldo y pizzerías del italiano de aquí al lado.

La canaria le dio un bocado al burrito, manchándose un poco en la mejilla sin darse cuenta.

-Ana- dije llamando su atención- te has manchado un poco en la mejilla.

Intentó limpiarse con la servilleta, pero no daba con la mancha, así que cogí mi servilleta y le miré como pidiendo permiso. La canaria asintió y le limpié con cuidado la mancha, para no quitarle todo el maquillaje.

-Gracias Miriam- dijo sonriendo.

Le correspondí la sonrisa y se creo un momento un poco raro, no sabría como describirlo, hasta que fue interrumpido por un carraspeo que nos hizo cortar la extraña conexión de miradas que estábamos teniendo y girarnos hacía nuestros amigos.


¿Qué había sido eso?


Miradas cruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora