Estaba ya en la puerta del bar esperando a Ana, que me había escrito para avisarme de que llegaba un poco tarde porque se había perdido.
En cuanto llegó me disculpé por no haber ido a recogerla a su casa sabiendo que la chica no llevaba más de una semana aquí en Sevilla, pero la morena le restó importancia y bromeó un poco con su torpeza.
-Vaya Miriam, este sitio es precioso- dijo observando las vistas.
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Lo bueno de que fuese entre semana es que estaba muy tranquilo, solo había dos mesas más ocupadas y habíamos podido ponernos en una de las mesas que dan directas al río.
- ¿Ves esa torre? - dije señalando la otra orilla- es la Torre del Oro- dije señalando el monumento, que estaba iluminado dejando una estampa muy bonita.
-Preciosa- dijo admirándola.
-Sí- contesté yo, aunque mi vista no estaba en la torre.
No me dio tiempo a procesar lo que acababa de pasar porque en seguida la canaria, ajena a todo, me pidió que le hiciese una foto con las vistas de fondo. Le hice un par, para que pudiese elegir y mientras se las hacía, reafirmé lo que había pensado hacía unos segundos, Ana era una chica preciosa y muy fotogénica además.
Después de eso pedimos la comida y otra botella de vino, porque la que habíamos pedido al llegar ya se estaba acabando. Quizás deberíamos frenar un poco el ritmo, el vino podía ser muy traicionero y la noche acababa de empezar. Por si acaso, me encargué de pedir mucha comida, para por lo menos beber con el estómago lleno.
-Bueno gallega, ¿qué me vas a enseñar luego?
-Cosas- dije encogiéndome de hombros con una sonrisa burlona.
-Muy graciosa, va dímelo.
-No quieras saber tanto canaria, cada cosa a su debido tiempo.
- ¿Canaria?
- ¿Gallega? - repuse haciendo referencia a cómo me había llamado ella antes.
-Debemos de currarnos un poco más los motes, sí- dijo decidida, haciendo que riera- bueno, entonces te estoy pagando por adelantado un trabajo que no sé si me va a gustar... eso es un poco injusto, ¿no crees?
-Te va a encantar, créeme- dije convencida.
-Tendré que fiarme de ti- dijo levantando su copa en una especie de brindis- de momento vas genial, la cena estaba riquísima y este sitio mola un montón.
-Punto para mí, voy a tener que empezar a plantearme pedir un aumento de sueldo.