7. ¡QUE DÍA!

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Abel:

Comienzó a pensar que seguir a Jimmy con su locura no siempre era la mejor opción. Porque aquí estábamos, sentados frente al tipo que es nuestro enemigo, en el lugar donde estamos repletos de enemigos.

— Señor Morgan. Usted decide si negociamos o no, como entenderá no entramos aquí sin tener alguna seguridad. — Comentó Jimmy relajado mientras mís manos sudaban pero el rostro del señor estaba peor.

— ¿Qué quieren? — Dijo el señor y se acomodó del sofá.

— A sus hijos. — Comenté.

— ¿Porqué? — Preguntó.

— No se haga el que no sabe lo que han hecho sus hijos. Sino lo hubiese sabido sus hombres no estarían apuntándonos. — Dijo Jimmy y se inclinó hacia adelante. — Dos de ellos violaron a nuestra hermana y el otro destruyó el carro y la casa de mi hermano... ¿Entiende cuál es la gravedad?

— Sabía que habían hecho algo malo, había escuchado que era con una jóven de su familia pero ellos nunca me dijeron nada... — Dijo. —

— ¿Así que está queriendo decir que no sabe dónde están? — Pregunté.

— Exacto.

— Ningún padre entregaría a sus hijos. No es un hombre estúpido. — Entrelazo los dedos. — Señor Morgan la muerte de sus hijos no son fantasías. Y usted nos ayudará tarde o temprano.

— ¿Como cree que haría eso? — Dijo moviendo los lentes que llevaba puesto. —

— Usted es quien tiene el dinero, sus hijos no son nada sin usted. Y eso lo sabemos sin que nos lo diga, así que usted le ha ayudado. — Dijo. — Así que me gustaría que dijeran donde están.

— He dicho que no sé nada. — Dijo.

Era obvio que nosotros estábamos en desventajas pues antes de que nuestro grupo asesinara a todos sus hombres posiblemente nosotros estaríamos muertos. Pero gracias a la poca cordura de Jimmy podríamos salvarnos.

— Señor Morgan, me gustaba porque había escuchado que era un buen hombre, un hombre de negocios. — Se cruzó de brazos. — Seré muy sincero con usted, lo necesitamos vivo.

— ¿Cree que puede entrar a mí casa a amenazarme? — Dijo con el tono de voz un poco molesto. — Entiendo que usted y su familia haya tenido una gran azaña en muchas cosas y que haya limpio en la justicia pero no me intimida.

Jimmy se levantó del asiento y yo también.

— ¿Entonces porqué no nos ha matado? — Se dió un trago del vaso. Y luego lo apoyó en la mesa y puso su mirada fija en Johnny Morgan que lo miraba con algo de desconcierto. Todo el mundo tenía esa expresión cuando lo conocía. — Ahora, mi hermanito y yo nos daremos vuelta y sus hombres estarán apuntando pero saldremos por su puerta. Pase buenos días.

"Hermanito" ya soy un hombre.

En ese momento me tomó de los hombros para girarme hacia la puerta. Y mí celular sonó dentro de mis bolsillos, lo saqué del bolsillo para ver: "Mi Reina ✡❤" Y yo estaba en ese momento que no sabía si responder para despedirme de ella, o si morir sin hacerlo.

Pero no sé como diablos llegamos fuera de la casa. Justamente en los 30 minutos, así que respondí su llamada al mismo tiempo en que daba un respiro.

— Abel — La escuché decir un poco alterada.

— ¿Qué? — Dije mientras avanzabamos hacía el departamento.

— No encontramos a tú hermana. — Dijo. — Desapareció.

— ¡¿Qué?! — En ese momento Jimmy me miró fijamente. — ¿En que momento se marchó?

¿Seguro Que Eres El Jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora