CAPÍTULO 36 HERMANO/DANDOLE UNA OPORTUNIDAD (Ricardo Y Diana)

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Él siempre se había portado como un hombre defendiéndola y cuidándola como si fuera un adulto, pero cuando más lo había necesitado le había fallado. Cuando la tuvo enfrente no fue capaz de permanecer delante de ella, la culpa le corroía el alma, desde que se la llevaron estaba muerto en vida, no había sido capaz de evitarlo, sino que él mismo la había entregado, y no... No podía con eso... ¿Cómo podía mirarla a la cara? ¿Cómo hacer como si no hubiese pasado nada, cuando había pasado todo? ¿Cómo decirle que la había entregado porque no podía llevar sobre su conciencia la muerte de sus padres? ¿Cómo decirle la cantidad de veces que había estado a punto de quitarse la vida por no soportar la culpa, pero no se había atrevido porque de hacerlo sería como jalar el mismo el gatillo que los mataría a ellos también y entonces el haberla entregado a ella hubiera sido en vano y una burla a su sacrificio?

Con los ojos velados por las lágrimas había corrido sin rumbo fijo, tratando de alejarse de ella, no quería ver su desprecio en esos hermosos ojos que tanto amaba. No había avanzado mucho, cuando sintió que alguien detenía su loca carrera.

Uno de los hombres que venía con ella, lo había detenido.

_No puedes hacerle esto. - le había dicho. _ella ha sufrido demaciado y aún así ha venido. Lo único que busca es recuperar a su familia.

Él lo miró con sorpresa, no intentó soltarse, lo escuchó con atención y su corazón descanso al escuchar esas palabras,

_MI nombre es Bruno. - dijo el hombre que lo retenía aún del brazo. - trabajo para Santiago Morán, el hombre que rescató a tu hermana, y que los trajo a ustedes aquí. Ella ahora está bajo su protección y no se va, a, quedar aquí, así que te aconsejo que regreses, y resuelvas lo que tengas que resolver, porque al terminar el día ella regresará con nosotros. - lo soltó de su agarre.

Él había dejado de llorar, ese hombre tenía razón, debería estar pidiéndole perdón y no huyendo de ella, si algo tenía que reprocharle sabía que se lo merecía, por lo tanto recibiría cualquier cosa que ella tuviera para él.

Diana y sus padres se habían separado, ellos no hallaban palabras para expresarle lo que sentían y ella solo pensaba en lo feliz que se sentía al estar ahí con su familia, con quien pensó jamás regresaría.

Se volvió y con la mirada busco a Ricardo, pero a quien encontró fue a su hermano, no le dio tiempo de llegar hasta ella corrió y se abalanzó a sus brazos, a pesar de ser menor que ella, ya la sobresalía en estatura, sin duda había crecido, se estaba convirtiendo en todo un jovencito y eso la lleno de orgullo, él siempre había dicho que la protegería y sabía qué hacía lo que podía, lo amaba. Lo abrazo más fuerte cuando lo escuchó sollozar pidiéndole perdón.

_El pasado ya no importa. - dijo ella. _quisieron hacernos daño y nos hicieron más fuertes.

Él se separó para mirarla a los ojos por primera vez.

_Prero ... - iba a protestar.

Ella puso un dedo en sus labios

_Estoy bien... Estamos bien... Es lo que importa. Se abrazaron nuevamente.

*****
En el interior de la casa y después de varios minutos de hablar con su familia a solas Diana salió y llamó a Ricardo que esperaba pacientemente afuera.

Una vez en el interior se paró junto a él y lo tomó de la mano.

_Quiero que conozcan a Ricardo. - dijo mirándolo a los ojos. _es el hombre que me salvo de esos hombres y salvó no solo mi vida, si no mi alma.

Todos lo miraron con agradecimiento.

_Él estuvo a punto de perder la vida Por mí. - continuó ella. _estuvo mucho tiempo en el hospital al borde de la muerte, pero sobrevivió y está aquí conmigo. Hace tiempo me pidió una oportunidad y ahora, que estoy aquí con mi familia. - lo rodeo con sus brazos. _quiero decirle que quiero darle esa oportunidad, que no se si logre sobreponerme a mis miedos, pero quiero intentarlo.

El la miraba hipnotizado, no cabía en sí de gozo. La rodeo con sus fuertes brazos y delante de su familia la beso, ella correspondió y supo que no se arrepentiría.

Estaba ya oscureciendo cuando emprendieron el regreso al rancho de Santiago en donde se estaban quedando por lo pronto Diana y Ricardo.

Bruno sabía que no podían transitar por esos caminos tan tarde porque no era seguro ya que la carretera los llevaba por lugares que no pertenecían al territorio de Santiago, y eran lugares que podrían ser propicios para ser víctimas de una emboscada, pero no había podido resistirse. Deseaba que ella disfrutará de su familia lo más que pudiera, él sabía lo que era tener a sus seres queridos lejos y sólo poder estar con ellos de vez en cuando,

Sabía que pronto recibiría el llamado de Santiago. Lo conocía como la palma de su mano.

_ ¡BRUNO! - escuchó su voz molesta. _ ¿EN QUÉ ESTAS PENSANDO?... ¿HAS VISTO LA HORA?... ¿EN DONDE SE ENCUENTRAN?

Él se alejó el teléfono para no escuchar los gritos. Si supiera que apenas iban saliendo estaba seguro de que saldría en esos momentos a encontrarlos.

_ ¿SABES LO PELIGROSO QUE ES EN ESTOS MOMENTOS ANDAR POR ESOS CAMINOS? - le recriminó. _LOS QUIERO AQUÍ AHORA. - colgó sin darle tiempo a replicar

Bruno sonrió. Su jefe se preocupaba por ellos, aunque en realidad ahora tenía razón, era muy peligroso circular a esas horas más que nada porque Rigoberto andaba como alma que lleva el diablo, estaba muy enojado por cómo se habían dado las cosas, él había planeado el gran golpe contra Aureliano, pero todo le había salido mal y no solo eso sino que no había contado con que Santiago se inmiscuyera en ese asunto, no sabía que Aureliano estuviera aliado con él, pero por lo visto así era y ahora no solo había fallado su grandioso plan, si no que se había metido con quien no quería, pero ya estando en eso, no quería verse como un cobarde y había perpetrado algunos ataques en contra de Santiago, aunque sabía que no podría vencerlo pero al menos nadie podría decir que le tenía miedo, aunque así fuera.

*****
Santiago estaba impaciente, había enviado a algunos hombres a vigilar los caminos por donde tenía que pasar Bruno y los que con él estaban. El confiaba plenamente en él, pero a veces se extralimitaba y necesitaba enviarle una poca de ayuda, aunque la mayoría de esas veces ni cuenta se había dado, como ahora, sus hombres habían desbaratado dos emboscadas destinadas a ellos, no por que supiera que Diana y Ricardo iban en esos vehículos, sino solo por el hecho de que era gente de Santiago, de saber que ellos seguían con vida no descansaría hasta verlos muertos, estaba seguro. Por eso sabía que el lugar más seguro para ellos por lo pronto era su propio rancho y también sabía que mientras pasara el peligro esa sería su única salida en mucho tiempo.

UNA OPORTUNIDAD. No.3️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Where stories live. Discover now